Los hinchas se burlan, pero la AFA defiende el título a Central y habla de “campaña mediática”



Para quienes conducen la AFA solo se trata de una campaña mediática o de un enojo generalizado que nació en el inframundo relativo de las redes sociales y que no tiene asidero en la realidad cotidiana. Ni árbitros sospechados, ni clubes beneficiados, ni torneos improvisados. Nada para tomar nota o para preocuparse. No ven –no sienten– que algo esta semana empezó a formarse o empezó a romperse. Las escenas dantescas de los jugadores de Morón reprimidos por la Policía en Madryn el domingo, los penales cobrados a Barracas contra Huracán el lunes y la coronación en los escritorios de Rosario Central como campeón el jueves terminaron de configurar un escenario cargado de dudas, absurdos y una falta de credibilidad que crece semana a semana.

El título otorgado al club rosarino –sin dudas el mejor equipo del año– fue el motivo por el que en estos días se profundizaron las burlas y la bronca, atizadas durante años por el nivel de los arbitrajes, tanto en la Liga Profesional como en el Ascenso.

¿Cuál es la lógica o el criterio para darle una estrella o declarar a Central campeón una vez terminado el campeonato? La pregunta, lanzada por WhatsApp, tiene como destinatario a Pablo Toviggino, tesorero de la AFA y uno de los dos dirigentes que conducen el fútbol argentino (el otro, obviamente, es Claudio Tapia).

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“Por ser primero del torneo anual, clasificaba a la Libertadores y a la final de la Supercopa Internacional, explicame qué cambia con que lo declares campeón –responde Toviggino–. Además eso es para la prosperidad, el 2026 habrá otra y así sucesivamente. ¿Vos te sacás pasaje al torneo más importante de Sudamérica y jugás una final de campeones y no sos campeón? Dale, es joda”.

—Pero fueron ustedes quienes diseñaron así el torneo.

—¿Y pero qué cambia? ¿O acaso le quita un derecho a alguien? ¿Le dimos algún premio más?

El tesorero de la AFA insiste en que todo es parte de una campaña y que en los clubes no se respira igual que en Instagram o X. Clima de época. Y recuerda que hace pocas semanas la marcha en la puerta de la AFA juntó apenas a cuatro personas.

Pero aunque el título dibujado a Central se convirtió en una suerte de paroxismo organizativo, la desconfianza que despiertan algunos árbitros condensa una sensación que ya algunos protagonistas ni siquiera intentan disimular. La furia de Gustavo Costas y Frank Kudelka ante Barracas Central, en la primera y la última fecha del Clausura, y la desmesura de Alfredo Berti en la final de la Copa Argentina, solo dejan en evidencia un sistema marcado por el descrédito.

En el Olé Summit 2025, un evento que reúne anualmente a dirigentes y empresarios de la industria del fútbol, Tapia defendió su gestión y la de los árbitros, se lo endilgó a “teorías conspirativas” y aseguró que no todo error arbitral implica mala intención. Y pidió que “todos” asuman responsabilidades: no solo los árbitros, sino también jugadores, técnicos, hinchas y periodistas. Chiqui, en modo 6,7,8: dando una batalla semántica y cultural por arriba, mientras que por abajo algunas bases que históricamente lo apoyaron empiezan a preguntarse por el sentido de esa batalla.

Es cierto que las bases acá no importan tanto: los que sostienen –y votan– a Tapia son los dirigentes de cada club, y en ese loteo la gestión de AFA casi no tiene fisuras. Como tampoco en todo lo vinculado a las distintas selecciones nacionales. Qué pasará el día que no esté Messi y que la Selección deje de ser campeona del mundo es una pregunta que podría surgir, al menos para preparar la retaguardia ante una avanzada que levanta banderas y argumentos cada vez más explícitos.





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