Zapatero, a tus zapatos | Perfil



“Apeles tenía, además, el hábito sistemático de no dejar pasar ni un día, no importa lo ocupado que estuviera, sin practicar su arte trazando al menos una línea, y como resultado, su actitud se convirtió en proverbio”. “Nulla dies sine línea”, así lo escribe en latín Plinio el Viejo en Historia natural, donde, junto a algunos pasajes de Ovidio, está todo lo que sabemos del pintor, que nació en Colofón en el año 352 a.C. y falleció en Cos el 308 a.C.

Fue muy apreciado en su época y el más querido de Alejandro Magno, que llegó a “regalarle” a su concubina preferida. Porque al ver el retrato que le había hecho a ella, sobre todo su rostro pintado con extrema belleza, se dio cuenta de que se había enamorado. Eso que Apeles pensaba que el impetuoso rey no sabía nada de pintura, pero parece que bastante de amor.

De hecho, lo ridiculizaba en público y con estos comentarios hacía reír hasta a sus ayudantes. Esto no lo sabemos por Plinio sino por Salvator Rosa. Este poeta, pintor y grabador napolitano realizó en 1661 una obra que así lo representa Apeles hace callar a Alejandro Magno. En el grabado se ve al pintor con el dedo que cruza los labios en señal de silencio al rey de Macedonia, rey de Persia y el hombre más poderoso de su tiempo. En el costado, los burlones se aprovechan del poder que el artista tenía sobre el monarca.

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A Apeles se le atribuye el refrán “Zapatero, a tus zapatos”, dicho justamente a un remendón que criticó su obra. Entonces, con Alejandro Magno no estaba haciendo otra cosa que poniéndolo en práctica.





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