Una pequeña llama dispuesta a ser reavivada



Soñé esta música evocando el folklore de una tierra que va a ser repoblada. Una música para repoblar.

Ucaln es una palabra mapuche que significa “alejado del camino principal”. De allí proviene Hucal, el pueblo de La Pampa donde nació mi abuela.

Hucal está deshabitado desde hace muchos años. Sin embargo, hace un tiempo supe que lo están poniendo en valor, restaurando las construcciones que aún están en pie y gestionando diversas actividades culturales con participación de la comunidad y de los pueblos cercanos. Hucal tiene hoy un solo habitante que oficia de cuidador. Y también una guía, Daniela, que trae a los vecinos de los pueblos cercanos y que también construyó una casa propia allí.

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En el sitio de la asociación civil Hucal Despierta encontré una foto de junio de 1937, el mes y el año del nacimiento de mi abuela. En la foto se veían varias personas muy bien vestidas para la ocasión. Entre muchas mujeres con bebés en brazos y hombres de traje, había dos acordeonistas arrodillados, con los fuelles extendidos. Mi bisabuelo italiano, acordeonista, podría llegar a ser uno de ellos. Por lo borroso de la imagen no logramos confirmarlo, pero de ilusiones e imaginación también se construye la realidad.

Todo esto me inspiró a soñar con una música que fuera no sólo un homenaje a mi abuela y a Hucal, sino también un dispositivo para repoblarlo. No sólo un homenaje a nuestras raíces sino una música para despertar esas regiones dentro de nosotros, dentro de nuestras raíces adormecidas, con una pequeña llama dispuesta a ser reavivada.

“Allí donde está el peligro, crece también lo que salva” es la frase de Hölderlin que sirve de guía para la escucha del álbum, y es la que siento como estandarte, como despertador de sensaciones.

El invierno del año pasado yo trabajaba en una música nueva. Fue un invierno introspectivo, donde me alejé de mi faceta de cantautor para descubrir qué había más allá. Decidí bajarme de todas las fechas que tenía programadas. Simplemente no podía más con ese juego, el flamante paradigma político ultraviolento se había llevado puesto en mí el sentido de salir a tocar.

Me gusta pensar que mientras escribo estas líneas y los invito a escuchar Ucaln, esta etapa se está terminando. Me gusta pensar que es el comienzo de una nueva época. Y que el álbum sirve como un incentivo más.

El estado introspectivo que me llevó hasta esta música no fue casual, estuvo atravesado por la meditación, la contemplación, el sueño y la vigilia. Un proceso de búsqueda y descubrimiento caminando de noche por una zona arbolada, alejada de la ciudad. Buscaba perderme, buscaba encontrarme. Pensaba en el sentido original de la creación de la música. ¿Cómo revalidar el sentido de hacer música en esta época que pareciera querer vaciar de sentido todo lo que vale la pena?

Tal vez una de las respuestas esté en las palabras de Edgar Bayley, que en uno de sus ensayos habla de “un estado de alerta y un estado de inocencia” para ubicarse ante una obra. También sentí que las palabras estaban de más. No necesitaba mi voz. Todo empezaba y terminaba en la música. Buceé en aguas profundas buscando revelaciones. Buscando algo que me sorprenda y que nos sorprenda. Algo que me despierte y que nos una, aún en la oscuridad. Antes de que vuelva la luz

Los y las invito a habitar esta música y a ser partícipes activos con lo que les pueda generar. A pensar y a sentir nuestras partes despobladas, a conectar con esta música para despertarlas y construir algo nuevo. Algo que nos ayude a encontrarnos con eso que a veces olvidamos en el día a día, en eso que llamamos realidad.

*Músico





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