Turquía encabezó una expedición científica sobre deshielo y cambio climático en el Ártico
Los polos de la Tierra, lejos de ser lugares remotos, tienen un impacto directo en el clima, los océanos y nuestra vida diaria. A fin de comprender mejor esta conexión global, Turquía lideró la Quinta Expedición Nacional de Investigación Científica en el Ártico (TASE-V), una misión que recorrió casi cinco mil kilómetros y que no solo reunió a científicos euroasiáticos, sino que también incluyó la participación de expertos de Argentina, Ecuador y Bulgaria.
A propósito de los desafíos que impone el calentamiento global, “nuestro objetivo fue profundizar en la comprensión del cambio climático y el deshielo glaciar”, contó el embajador turco Süleyman Ömür Budak y señaló que la expedición reunió a 12 investigadores nacionales y colegas internacionales para llevar adelante 19 proyectos y recolectar muestras de agua y sedimentos. De acuerdo con las primeras observaciones, la pérdida de hielo ya está impactando negativamente los hábitats, especialmente en los fiordos (brazos de mar rodeados de montañas).
De los aspectos más destacados de la expedición sobresalió la participación juvenil, ya que tres estudiantes de secundaria otomanos—finalistas de un concurso del Consejo de Investigación Científica y Tecnológica de Turquía (TÜBİTAK)— viajaron hasta el Polo Norte para probar proyectos sobre aire, sostenibilidad y ciencias sociales.
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La cooperación entre Turquía y América Latina es un pilar fundamental de esta estrategia, y en la Antártida el campamento turco en la isla Horseshoe se encuentra muy cerca de la base argentina San Martín, un hecho que, según el embajador Budak, refleja un gran potencial para la colaboración científica y logística entre ambos países. Además, toda la información recopilada será compartida con la comunidad científica global para mejorar los modelos de predicción.
Aunque geográficamente distante, Turquía siente los efectos del cambio climático, lo que refuerza su compromiso con la protección de los polos como “patrimonio común de la humanidad”, a través de una política de Estado coordinada por el Instituto de Investigación Polar de TÜBİTAK MAM. De manera concreta, esta visión se plasma en el 12º Plan de Desarrollo (2024–2028) y en la Estrategia Turca de Ciencia Polar (2023–2035), que priorizan la formación de especialistas, el fortalecimiento institucional y la organización regular de expediciones.
De acuerdo con la Estrategia de Ciencia Polar, se establece una hoja de ruta que garantiza que todas las actividades se planifiquen de manera sistemática, abordando áreas clave como los recursos humanos, la cooperación internacional y la educación. Así, el compromiso de Turquía con la investigación polar no solo impulsa el conocimiento en las regiones más frágiles del planeta, sino que también proyecta una imagen de responsabilidad y cooperación global.
La presencia latinoamericana fortalece la cooperación científica en el Ártico
La participación del investigador argentino Lucas Martínez Álvarez, del Instituto Antártico Argentino, se centró en estudiar cómo los microorganismos se adaptan a los ambientes extremos del Ártico. Además, su experiencia en el continente blanco aportó una perspectiva única que, según Süleyman Ömür Budak, demuestra que ambas regiones polares “aunque puedan parecer aisladas del resto del mundo, en realidad están profundamente interconectadas”.
A partir de la firma de un Memorando de Entendimiento entre Argentina y Turquía sobre cooperación en las regiones polares, la invitación a Martínez Álvarez tuvo un significado especial: “Quisimos coronar este hito invitando a un investigador argentino a nuestra expedición al Ártico”, destacó el embajador. De hecho, con su experiencia en adaptaciones microbianas, aportó una mirada renovada: “No solo fortalecerá la comprensión científica, sino que también profundizará la cooperación entre ambas regiones polares”, afirmó.
De su lado, la investigadora ecuatoriana Sara Cifuentes analizó la microbiota marina y los genomas de resistencia, comparando zonas costeras aisladas con otras más expuestas a la actividad humana, estudios que resultan claves para comprender cómo la acción humana afecta ecosistemas tan frágiles.

La expedición también contó con la participación del científico búlgaro Svetoslav Dimov, quien estudió el papel de los microorganismos en el flujo de energía de los ecosistemas marinos. Desde la Embajada de Turquía, se enfatizó que «el verdadero valor radica en la cooperación y el intercambio de datos entre países, lo que puede contribuir de forma significativa a los estudios de predicción global».
La experiencia busca acercar la investigación polar a la sociedad y, como señaló el embajador, «cuando los jóvenes pueden conectar con la ciencia, aumenta la conciencia y se incentiva a invertir más en estudios científicos«.
MV CP ML