Trump pone los dólares y avanza el experimento con la Argentina de Milei


Desde su asunción en enero, Trump II ha sacudido el mundo en un esfuerzo, de resultado aún incierto, por recuperar el liderazgo de los Estados Unidos y detener el hasta ahora incontrolable surgimiento de China como nueva hegemonía. La Argentina, una nación periférica, de importancia relativa a menor, y con una economía, digámoslo de una vez, fallida, aparece de manera insospechada como una pieza funcional a aquella estrategia. Una vez comprendido esto, nada debería sorprender, aunque resulte extraordinario.

El Tesoro de los Estados Unidos anunció ayer en X que ha dado inicio al rescate de la Argentina con una intervención directa en el mercado local de divisas que no registra antecedentes en los más de 200 años de relaciones entre los dos países. Los bonos y las acciones volaron. El dólar cedió 50 pesos, pero sobre todo retrocedieron los financieros (hasta un 4,5%) y se redujo sensiblemente la brecha con el oficial.

El de Scott Bessent es un nombre ya familiar para nosotros, como lo fue por razones diametralmente opuestas el de su antecesor Paul O’Neill en la crisis del 2001 (googlear). En las redes lo llaman “Uncle Bessent”. Bessent, decíamos, publicó este jueves en X palabras que parecen sacadas de una ficción: “Hoy directamente compramos pesos argentinos”, dijo el secretario del Tesoro. Obsérvese que Bessent no dijo “vendimos dólares” (alguna vez el ministro Luis “Toto” Caputo empleó igual eufemismo cuando el que vendía divisas era el Banco Central). Bessent además confirmó su propio anticipo del mes pasado y aseguró que, al cabo de la misión del equipo económico a Washington, se había “finalizado un acuerdo de swap de divisas por 20.000 millones de dólares con el Banco Central de Argentina”.

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Milei, colgado del trapecio y sin red

¿Cómo se llegó hasta aquí? Hay que retrotraerse a la semana del 15 de septiembre, la que siguió a la derrota electoral de Javier Milei en la provincia de Buenos Aires. La presión sobre el dólar se convirtió en corrida y el Banco Central debió vender US$ 1.110 millones en tres días para defender el techo de la banda cambiaria. El mercado interpretó que el Central estaba recurriendo a los dólares prestados por el FMI como garantía para el pago de deuda a privados de enero. Y la crisis de confianza se espiralizó.

El ministro Caputo negociaba en esas horas la ayuda norteamericana. En su primer boletín en X sobre el salvataje, el lunes 22 de septiembre, Bessent había anticipado que el Tesoro haría lo que fuera necesario para rescatar a la Argentina. Lo que fuera necesario se precipitó.

Esa misma mañana el Gobierno anunció la eliminación transitoria de las retenciones a las exportaciones del campo con el propósito de hacerse de dólares (y con un costo para el fisco de unos US$1200 millones). La medida tuvo vigencia por tres días, en los que las exportadoras liquidaron algo más de US$ 7 mil millones. Esa cifra le aseguraba al Tesoro el poder de fuego necesario para intervenir en el mercado y llegar a las elecciones con el dólar controlado.

Luis Caputo
Fue en julio que el ministro Caputo lanzó el desafío del “comprá campeón”, y por enésima vez se quedó sin dólares

Pero el Tesoro no advirtió que las cerealeras irían a por los mismos dólares por otra ventanilla, la financiera, y solo logró comprar US$ 2100 millones de aquellos siete mil después de que restableció una restricción cruzada a la compra de dólares oficiales y financieros, que había sido levantada junto al cepo a personas, en abril, cuando las expectativas del Gobierno eran otras. Y algo desproporcionadas.

Total que el Tesoro vendió US$ 1.715 millones entre el miércoles 1º y martes 7, según la consultora 1816 en base a datos del BCRA, y se estima que otros US$ 300 millones el miércoles. Según esos datos, conservaba apenas 313 millones de dólares para pagar compromisos con organismos internacionales. Y debía hacer frente a la presión cambiaria ayer jueves y el lunes próximo hasta llegar a la ansiada visita de Milei al Salón Oval el martes.

Bastante antes de todo esto, el equipo económico había recibido múltiples sugerencias —del FMI constantemente, incluido el texto del acuerdo de abril, y de los principales economistas del país— de que comprara dólares para fortalecer las reservas del Banco Central. Se rehusó a hacerlo cuando el dólar cotizaba $ 1.300 y había un pico de US$4.100 liquidados por los exportadores, casi un 60% más de lo ingresado en 2024. Fue en julio que el ministro Caputo lanzó el desafío del “comprá campeón”. Y por enésima vez se quedó sin dólares (ya lo habían salvado el blanqueo, el desembolso del Fondo, el campo).

Detrás de toda esta saga se esconde la obstinación del Gobierno por conservar el precio del dólar artificialmente bajo (la ayuda del Tesoro norteamericano contribuirá a mantener ese artificio) con el objetivo de asegurar un índice de inflación menor a los 2 puntos mensuales, objetivo que, todo indica, no será cumplido en septiembre.

Argentina, ¿un ejemplo para dolarizar?

Detener la influencia de China en América Latina sin duda está a la cabeza de las razones que mueven a Trump a rescatar a la Argentina. Lo admitió ayer Bessent, cuando en una entrevista televisiva le preguntaron qué obtenía EE.UU. a cambio. Milei, dijo, “tiene el compromiso de sacar a China de la Argentina”. El comienzo: ¿swap por swap?

Veremos qué sucede después del domingo 26. Será decisivo saber cómo lee Washington el resultado de lo que se anticipa como una elección reñida. Y si se debe dar crédito a algunas versiones también circulan allí.

Días atrás, un artículo de Fortune contó que Steve Hanke, considerado principal autoridad mundial sobre dolarización, cuya teoría es largamente conocida en la Argentina, hizo hace poco dos discretas exposiciones ante un grupo de economistas y especialistas de alto rango en asuntos internacionales del Consejo de Asesores Económicos, el Consejo Económico Nacional y el Consejo de Seguridad Nacional. Fue una iniciativa de la Casa Blanca.

Paul Krugman arremete contra el rescate de EEUU: «Un salvavidas para las apuestas fallidas de los aliados de Bessent»

Según relata el mismo Hanke, el interés de Trump en un programa dolarizador en la Argentina creció “a medida que la suerte política de Milei se ha debilitado”. Sostiene “Money doctor”, como se conoce allá a Hanke: «Los profesionales de la administración Trump están profundizando en la dolarización como solución a los problemas monetarios de los mercados emergentes y como medio para promover el uso internacional del dólar estadounidense. Quizás utilizando a Argentina como primer ejemplo».

Es un negocio que obviamente interesa a Hanke. Pero el experimento de Trump con la Argentina avanza.

ML





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