Tendencia: las influencers que reclaman citas millonarias y pagas
En los últimos meses ha emergido en TikTok, Instagram y otras plataformas una tendencia polémica: influencers que reclaman no solo citas con personas adineradas, sino que buscan convertir esas salidas en oportunidades económicas. Lo que en un principio podía verse como un capricho nuevo o una excentricidad de las redes se ha convertido en una corriente más estable, con debates éticos y sociales muy marcados.
Una de las voces más resonantes en este debate es la de la influencer argentina Delfina Ferro, quien publicó un video en TikTok donde aseguró: “Nosotras somos una inversión, el cuerpo que quieres invitar a salir, es todo un trabajo”. Para Ferro, las mujeres que cuidan su imagen, se preparan para una cita y dedican tiempo a lucir bien deberían ser recompensadas económicamente por esos esfuerzos. Incluso recomendó que en las primeras salidas las mujeres lleven “máximo un billete para la propina”: nada de cartera, nada de pagar su parte.
Este planteo provocó reacciones muy divididas en redes. Algunos seguidores aplaudieron su postura, especialmente quienes critican las normas tradicionales de la seducción donde se espera que el hombre invite siempre. Pero otros calificaron sus palabras de “sexistas y obsoletas”, cuestionando que el romanticismo se reduzca a una transacción económica. Hace un par de años, Sofia Gonet, conocida como «La Reini», compartió un video de su cena de un millón de pesos en Buenos Aires, lo mismo Karina García, quien reveló que un empresario le ofreció 100 millones de pesos para cenar, aunque ella rechazó la oferta.
La polémica se vuelve aún más compleja si se observa un fenómeno global relacionado: el emergente “SugarTok” en TikTok, donde jóvenes —en muchos casos estudiantes— participan en relaciones tipo sugar dating con hombres mayores y adinerados. Según reportes de magazines ingleses, algunas de estas creadoras de contenido llegarían a obtener entre 30 000 y 40 000 libras al año, solo por ofrecer compañía, salir juntos, y en algunos casos recibir regalos de lujo o estipendios mensuales.
El riesgo, alertan expertos, no es solo económico sino también emocional. En muchos de estos acuerdos hay una gran desigualdad de poder: chicos muy jóvenes, endeudados o con necesidades, recibiendo dinero a cambio de compañía, mientras que los “sugar daddies” manejan las cartas.En una nota de The Sun, algunas ex “sugar babies” dijeron arrepentirse, por lo lo que comenzó como un ingreso extra terminó implicando una exigencia emocional y una pérdida de autonomía.
Otra anécdota que circuló en América Latina fue la de la influencer Victoria Puig (@_victoriapuig), quien relató a través de TikTok una cita fallida en la que terminó pagando 70.000 pesos en tragos. Su publicación generó un debate: ¿quién debe pagar la cuenta en la primera cita? ¿Hasta dónde entra lo simbólico y desde dónde lo monetario en las relaciones modernas?

Para algunos analistas, esta tendencia responde a una mezcla de factores: el auge del marketing de influencers (que ya profesionaliza el “yo cuento mi vida”) y la precariedad económica de muchas personas jóvenes. En un sistema donde el estatus se mide en “me gusta”, “seguidores” y “palancas para generar ingresos”, muchas personas están dispuestas a “monetizar” sus vínculos afectivos.
Sin embargo, expertos en relaciones advierten que esta lógica puede ser muy peligrosa. Al convertir las citas en transacciones, se corre el riesgo de distorsionar la confianza, el afecto genuino y la intimidad. Además, el desequilibrio de poder —económico o simbólico— puede llevar a explotaciones emocionales o a relaciones donde no hay un sentimiento real, sino solo un intercambio.
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