Teatro inmersivo: cuando el público es parte de la obra


El fenómeno del teatro inmersivo en la Argentina atraviesa un momento de auge inédito y promete modificar el modo en que los espectadores se relacionan con las artes escénicas. La gran protagonista de esta tendencia es la nueva producción “Next to Normal Immersive”, que agota localidades y reconfigura la experiencia teatral, ya que el público no se sienta frente a la escena, sino que habita el espacio junto a los artistas.

Broadway en Buenos Aires. La versión in situ de la tradicional obra «Next to Normal» cuenta con una estructura rectangular rodeada por pantallas y proyecciones en 360 grados, sonido envolvente, efectos lumínicos y estímulos sensoriales, para que el espectador se convierta en parte del relato. “Todo depende de cómo la obra logra que la experiencia sea inmersiva”, explica su directora, Melania Lenoir, en diálogo con NOTICIAS. “El público entra a un espacio no convencional y se siente parte de lo que sucede. A veces los actores actúan literalmente a treinta centímetros del espectador, lo que convierte en algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados”.

La puesta, concebida en Barcelona por el argentino Pablo del Campo, fue adaptada localmente por Lenoir, quien debió equilibrar tecnología y emoción. “Mi mayor desafío fue asegurar que la obra mantuviera su componente emocional profundo. Tardé un tiempo en encontrar el equilibrio, pero finalmente logré que la narrativa y la emoción convivieran con lo espectacular”, explica.

Daniel Sousa, periodista y editor del diario La Prensa, agrega otro punto de vista: “Lo que se consigue con esta apuesta inmersiva es potenciar las sensaciones del espectador al estar a muy pocos metros de los actores. Me pareció muy verdadero, sobre todo por la cercanía. Acostumbrado a ver teatro tradicional, ser parte de la vivencia escénica, es maravilloso”.

Pero “Next to Normal Inmersive” no es un caso aislado. Buenos Aires vive un florecimiento de experiencias inmersivas que desdibujan las fronteras entre escenario y público. “¿Quién asesinó a Beatriz?” es una propuesta híbrida que combina teatro, gastronomía y juego de pistas. El público asume el rol de detective e interactúa con los actores mientras intenta resolver un crimen. Se presenta en locaciones itinerantes, las cuales se informan en la cuenta de Instagram de la productora Enigmax.

“The Jury Experience” transforma al espectador en jurado de un juicio ficticio. La experiencia, que se desarrolla en el Teatro Margarita Xirgu  propone un montaje realista donde cada participante debe deliberar y dictar un veredicto. Por su parte, “Un hombre peligroso” es un espectáculo teatral-documental que reconstruye la historia de Severino Di Giovanni mediante acertijos, pistas secretas y espacios alternativos en el barrio de Boedo.

Arte y cultura. Pero el auge de lo inmersivo también llega al campo expositivo. En La Rural, la muestra “Art Masters” ofrece un recorrido de realidad virtual por el Museo del Prado. Allí, el público puede caminar dentro de obras como “Las Meninas” y “El Jardín de las Delicias”, en una experiencia interactiva y multisensorial, como si estuviera dentro de un videojuego.

El Palacio Libertad, este año, incorporó dos experiencias inmersivas gratuitas: «El misterio de la carta escondida», una comedia policial interactiva que transportará al espectador al Buenos Aires del 1930, y “Laboratorium: Enjambre. Experiencia inmersiva”, una performance en vivo, que propone sumergirse en una narrativa expandida, con proyecciones, sensores y acciones simultáneas en diferentes sectores de la sala. Ambas actividades son gratuitas, con cupo limitado y requieren retiro previo de entradas.

La clave de esta tendencia es la transformación del espectador en protagonista o testigo privilegiado, rodeado por la acción escénica y estimulado en múltiples sentidos. Si el teatro convencional propone observar una historia, el teatro inmersivo propone vivirla.

Esta irrupción también plantea nuevos desafíos logísticos y creativos. Las producciones requieren una ingeniería técnica compleja y actores preparados para actuar a centímetros del público, con precisión y naturalidad. El teatro inmersivo no viene a sustituir al teatro tradicional. Busca expandirlo con nuevas emociones. Convive con él y propone una nueva gramática escénica, donde el límite entre escenario y platea desaparece.

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