Sudamérica a la vista | Perfil
 

Pocas veces en las últimas dos o tres décadas Estados Unidos había puesto tan atentamente la mirada y había hecho parte importante de su estrategia global a la región sudamericana como bajo este segundo mandato del presidente Donald Trump.
“Estamos apoyando a muchos países de Sudamérica. Nos centramos mucho en Sudamérica y estamos consiguiendo una gran influencia en Sudamérica en muchos sentidos”, dijo Trump, para dejarlo en claro.
Se refería en lo inmediato al rescate financiero que le proveyó al gobierno argentino en el marco de la campaña electoral oficialista. Pero tácitamente, también, a las presiones sobre el régimen de Nicolás Maduro y al despliegue aeronaval estadounidense frente a las costas de Venezuela bajo el paraguas de la lucha contra las drogas.
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Estamos consiguiendo una gran influencia en Sudamérica en muchos sentidos’, dijo Trump»
Este “redescubrimiento” tiene el incentivo de la creciente influencia de China en la región, en lo económico y tecnológico, pero también expresa el revival de una actitud geopolítica muy asertiva de Washington hacia su “esfera de influencia”, o patio trasero, en una época en la que todas las potencias actúan en distintos escenarios a la vez, como si el mundo fuera un complejo de salas multiplex.
Como apreció el embajador de Chile en la Argentina, el experimentado político y diplomático José Antonio Viera Gallo, Trump cometería un grave error si intentara que sus tropas forzaran un cambio de régimen en Venezuela: “Pasó el tiempo en que venía un país extranjero y ponía el gobernante que le parecía por la fuerza”.
Una nueva “Doctrina Monroe económica” había sido explicitada por el secretario del Tesoro de Trump, Scott Bessent, para referirse a la intervención financiera en Argentina. Trump acaba de hacer su propia lectura de la situación. Que el portaaviones más moderno de EEUU esté anclado en el Caribe sólo abona las más inquietantes hipótesis sobre los planes del presidente cuando avista Sudamérica.






