Sarna con gusto no pica

Escribir desde el pozo propio es el clásico de potrero del otro lado del Río de la Plata, que ya aparece en la boca del onettiano Eladio Linacero para escritores en ciernes: “Es cierto que no sé escribir, pero escribo de mí mismo”. Diego Recoba, escritor, poeta, editor y periodista cultural, figura clave de la difusión de literatura contemporánea desde el ya desaparecido colectivo La Propia Cartonera, en su tercera novela, El Oso, hurga con las uñas sucias en la vida adolescente liceal, las murgas jóvenes vigorizadas por el frenteamplismo, el cancionero mp3 y las huidas a Rocha y nuestra Córdoba. En ese ubicuo Oso, el “misógino, machista y soberbio Osobuco pero todos éramos así aunque lo negáramos”, reconoce la muchachada montevideana de Nuevo París, sensei salido del molde que aparece y desaparece, quedan esquirlas de una generación, de ambos lados, que quiso cambiar el mundo. Lo difícil es encontrar el punto de partida.
El canal abierto a los argentinos Washington Cucurto y Juan Incardona veinte años después, esa fórmula de escribir cómo se vive, con sus escenas de casas con sarna, padres en cama, drogas, vino de caja, rock bizarro, cumbia y alcohol, ese deambular la ciudad como un soldado que perdió la misión, aparece en estos capítulos que esconden una novela familiar con glosas de la calle. Leída en correspondencias con las anteriores Locas pasiones (2019) –editada localmente también por Caballo Negro– y Sobredosis / Karibe con K (2020), un folletín musical sobre la mítica banda tropical uruguaya, y pese a que en la misma novela se advierte que “uno es un creador y no anda repitiendo lo que ya hizo solo para que les vuelva a gustar a las personas”, inexorable la nostalgia noventera y neoliberal emerge su inmunda cabeza, ahogando cualquier interés que posibilite algo más que lamentarse el “no impedir que siguiera creciendo. Nosotros ocultándolo, fingiendo, mintiendo, no hacíamos más que alimentarlo”.
“Mantenía un trabajo que odiaba sólo para poder pagar el alquiler de una casa que detestaba. Iba como podía clases una carrera a la que le había perdido el gusto hacía tiempo en un lugar que también odiaba. El país, capaz que estaba mejorando o empezando a recuperarse, con los primeros años del progresismo, pero yo eso no lo notaba y seguía siendo el mismo lugar decadente y gris”, se dice en uno de los tantos episodios autoindulgentes del narrador, que logra en pocas oraciones embocar todos los lugares esperables del ser uruguayo. Más bien de Montevideo, de la calle Gaborto, y en el último día de la Semana de Turismo.
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En el camino de aquel Oso, que alguien una oscura noche se olvidó el candado, cerca del Chuy en la novela de Diego Recoba, mucho se juega para mapear el panorama actual de la literatura uruguaya, y que se amucha en editoriales independientes como Pez en el Hielo, Fardo y Hum/Estuario. Realismo alucinado y transculturalización, literaturas del yo tajeadas y derrotas generacionales, por fuera de la economía de lo literario, al ritmo matador de niños adultos que ya no volverán.
El Oso
Autor: Diego Recoba
Género: novela
Otras obras del autor: El cielo visible; Antártida y sus galaxias; Locas pasiones; Sobredosis / Karibe con K
Editorial: Caballo Negro, $ 21.000
