San Juan Pablo II, 22 de octubre

El 22 de octubre, el santoral católico conmemora a San Juan Pablo II, uno de los Papas más influyentes del siglo XX. Nacido en Polonia como Karol Wojtyla, su pontificado se extendió desde 1978 hasta 2005. Fue el primer Papa no italiano en 455 años y el primero de origen eslavo. Su vida, marcada por los totalitarismos y una profunda fe, se convirtió en un testimonio global.
El Pontífice Peregrino y los Signos del Cielo
Desde muy joven, en la Polonia ocupada por los nazis, el futuro Papa tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química, mientras estudiaba clandestinamente para el sacerdocio. Su ordenación, en 1946, fue el comienzo de un ministerio que lo llevaría a ser el Papa peregrino, viajando más que todos sus predecesores juntos.
Una argentina dice presente en la Rome Art Week 2025: «Seres que se escapan del plano bidimensional»
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Su incansable labor promovió la dignidad humana y contribuyó significativamente al colapso pacífico del régimen soviético en Europa oriental. Su famosa admonición, «¡No tengan miedo! ¡Abran, más aún, abran de par en par las puertas a Cristo!», resonó en todo el mundo y se convirtió en el lema de su pontificado.
La Iglesia reconoció dos milagros cruciales para su canonización. El primero fue la curación de una monja francesa, la Hermana Marie Simon-Pierre, quien padecía la enfermedad de Parkinson, de la que también él sufrió. Su curación fue repentina e inexplicable científicamente.
El segundo milagro fue la sanación de la abogada costarricense Floribeth Mora Díaz de un aneurisma cerebral que los médicos consideraban incurable. Ambos casos, tras rigurosas investigaciones del Vaticano, fueron declarados científicamente inexplicables, atribuyéndose a su intercesión.
Elina Garanča ofreció en el Colón un recital en seis idiomas que abarcó de Brahms a Gardel
La devoción a San Juan Pablo II es inmensa y global, especialmente entre los jóvenes que participaron en las Jornadas Mundiales de la Juventud que él instituyó. Se le invoca a menudo como protector de las familias, de los jóvenes y por su firme postura en defensa de la vida.
Una oración común reza: «Oh, Santa Trinidad, te damos gracias por haber donado a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y por haber hecho resplandecer en él la ternura de tu Paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. Concédenos por su intercesión, y según tu voluntad, la gracia que imploramos. Amén.»
Junto a San Juan Pablo II, en esta fecha, la Iglesia también recuerda a otros santos como San Abercio de Hierápolis y las Santas Nunilo y Alodia, mártires. La semana está marcada por la memoria de Santa Teresa de Jesús (15 de octubre) y San Ignacio de Antioquía (17 de octubre), figuras esenciales de la historia de la Iglesia.
