Sabrina Rojas reapareció y apuntó contra Luciano Castro: «Me apagué para que él brillase»
Sabrina Rojas habló de su vida: «Desde mis quince viví de novia. Soltando y agarrando parejas que, inevitablemente, modifican la vibra, el rumbo, quienes somos«.
Sabrina Rojas añadió que estos dos últimos años solo quiere “pensar en mí, sin que nadie altere mi energía, fue producto del modo en el que ahora me veo, me considero y hasta me proyecto para la posibilidad de otras compañías».

La joven agregó: «Y esa es una línea clara que bajo a mis hijos: La vida no siempre es como uno quiere, pero eso no significa que debamos ser conformistas con ella. Porque una cosa es adaptarse, tolerar o negociar, y otra muy distinta es aguantar sin ganas ni miras de cambio o evolución».
Sabrina Rojas afirmó, sin nombrar a su ex Luciano Castro, pero haciendo obvia referencia a él: «Había dejado de quererme. De quererme y, principalmente, de creer en mí. En parte, por haberme ocupado primero de que el otro estuviese bien. Sin antes preguntarme a mí misma qué sentía y qué necesitaba. No le daba crédito a mi potencial y me medía para ser demasiado correcta».

La joven remarcó: «Yo siempre fui esta que ves y escuchas, pero pensaba dos veces sobre qué decir en las entrevistas para no molestar a quien tenía al lado. Porque quería complacer y que nada de lo que hiciera o dijese generara complicaciones».
Y agregó: «Me dediqué a mis hijos. En primer lugar porque admiraba la trayectoria de mi marido. Era el ídolo. Protagonista de las novelas más exitosas de eltrece… Y, ¿qué se yo? A mí me tocaba quedarme en casa para que todo estuviese listo y funcionando cuando él llegara. Después de todo yo venía de ser la chica sexy de Paparazzi y estaba al lado de un cool. Había que cuidarlo. No quería que nada de eso afectase o perjudicase su carrera. Me apagué para que él brillase«.
Sobre su padre
«Él me llamaba Babinita: ¡Ay, en la mujer que te convertiste!, me decía. Nunca pude darle la noticia de mi primer embarazo, porque murió tres meses antes de que lo supiera. ¡Ay, cuánto me hubiese gustado que, al menos, se enterase de que sería abuelo!», confiesa la exvedette.
Y agrega: «Siempre que estoy en duda, angustiada o confundida, no invoco a Dios; Le pido a papá. Y en diciembre, el día que nos mudamos de la que fuera nuestra casa familiar, dejé a los chicos en lo de Luciano para limpiar y acomodar, antes de instalarnos. En esos momentos es lógico pensar: ‘¿Qué pasará entre estas paredes? ¿Qué nos esperará en este sitio nuevo?’ Así me dormí. Cuando desperté por la mañana me visitó una mariposa. Sentí que era mi viejo».
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