Rusia y China cambian las reglas de la energía; Argentina busca posicionarse con Vaca Muerta
La alianza energética entre Rusia y China funciona como un nuevo centro que mueve las piezas del tablero global. En este contexto de cambios acelerados, Argentina intenta aprovechar la ventana de oportunidad que abre el escenario internacional, con Vaca Muerta como motor para posicionarse entre los exportadores de petróleo y gas.
A tres años del conflicto en Ucrania, Moscú redirigió buena parte de su energía hacia Asia, mientras Pekín se consolidó como cliente preferencial. En paralelo, Argentina observa este reordenamiento como una chance para fortalecer su estrategia externa, especialmente ahora, cuando Vaca Muerta se convirtió en el principal polo productivo del país.
El vínculo entre Rusia y China avanzó desde 2022. La puesta en marcha total del gasoducto Power of Siberia 1, el récord comercial bilateral del año pasado y el acuerdo para construir el Power of Siberia 2 muestran cómo se afianzó este eje estratégico.
En este marco, Argentina está bien posicionada si se consolida su infraestructura y logra aumentar la escala productiva. El desarrollo de proyectos como Argentina LNG, junto con la expansión de oleoductos y puertos, apunta a acompañar este salto.
Uno de los cambios más relevantes es que un mayor flujo de gas ruso hacia China podría liberar parte del mercado asiático de GNL. Ese espacio podría ser aprovechado por nuevos jugadores, entre ellos la Argentina, siempre que logre avanzar en el montaje de plantas flotantes, terminales de embarque y contratos a largo plazo. De concretarse, el gas neuquino, con Vaca Muerta como base, tendría más margen para competir en la costa del Pacífico.
En Europa, la búsqueda de proveedores no dependientes de Rusia abre una puerta para el gas y el crudo argentinos, mientras que varios países latinoamericanos podrían requerir nuevos suministros tras el repliegue parcial de Moscú en la región.
Sin embargo, los contratos a largo plazo que China está cerrando con Rusia, Qatar y Estados Unidos pueden reducir el margen de ingreso para productores emergentes. Algo similar ocurre con el crudo, ya que si las refinerías asiáticas siguen absorbiendo petróleo ruso y del Golfo, la competencia se endurecerá para los envíos argentinos.
