Ricardo López Murphy: «Le pediría al Gobierno que enfatice la gobernabilidad»



“El consejo que le daría al presidente es que enfatice la gobernabilidad. Un consejo roquista”, afirmó Ricardo López Murphy, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), tras las elecciones legislativas. El economista sostuvo que el país “tiene una agenda de reformas muy pesada”, que requiere coordinación con los gobernadores y un funcionamiento institucional sólido: “Gobernabilidad quiere decir asegurar que el proceso de reforma funcione bien. Las leyes tienen que votarse y haber menos traumas institucionales que los que tuvimos todos estos años”.

El diputado nacional y economista Ricardo López Murphy es un académico con vasta obra escrita, licenciado en Economía por la Universidad Nacional de La Plata, y profesor de la Universidad de La Plata, la Universidad Argentina de la Empresa y la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina. Su carrera política incluye haber sido ministro de Defensa, ministro de Economía y ministro de Infraestructura y Vivienda durante la presidencia de Fernando de la Rúa, y en 2023 integró los equipos y listas de la precandidatura presidencial de Patricia Bullrich dentro de Juntos por el Cambio.

Con cada uno de los analistas, los que hemos ido viendo, parece haber una continuidad de un corrimiento de la sociedad argentina hacia posturas más de centro, centro-derecha y derecha. Me gustaría su análisis de lo que pasó ayer y qué significa históricamente.

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Como dicen los chinos, muy temprano para juzgar. Pero me parece que hubo una polarización muy dominada por el inmenso temor que hay en una gran parte de la sociedad a que vuelva el kirchnerismo. El episodio del 11 de agosto del 19, ha marcado a fuego a nuestra sociedad y a los que interactúan con Argentina. El 11 de agosto hubo unas pérdidas brutales en los mercados de capitales, y después hubo mayores pérdidas. Y creo que hay como una visión de que el kirchnerismo es el infierno. Creo también que el país tiene una agenda muy compleja por delante. Y yo no creía que iba a tener estos resultados. Yo creí que iba a ser reelecto. Estaba obsesionado con las sesiones extraordinarias del Congreso, porque la tarea que iba a haber que hacer era monumental, porque hay reforma tal: la reforma previsional, la reforma laboral, la reforma impositiva, la reforma federal… Es muy complejo lo que hay que hacer. Y lo tenemos que hacer porque el país no está bien estructurado, tiene problemas. Yo también tenía una agenda muy grande para el período ordinario en materia electoral.

Una cosa que aprecié de este proceso, es que hubo cosas muy positivas. Por ejemplo, yo veo que la boleta única funcionó muy bien, y me alegró mucho. Abarató enormemente el proceso electoral. Desaparecieron la cantidad de porquerías que había alrededor del proceso electoral. Me hubiera gustado que hubiera debates obligatorios. Una cosa que abarata mucho el gasto en las elecciones, y que tiende un cordón profiláctico sobre los riesgos de penetración del narcotráfico, es que haya mucho debate. Piense que el debate lo sacó a Biden de la elección. Acuérdese el debate entre Kennedy y Nixon. Pero también debate en las rondas previas a la elección presidencial del 23. Yo creo que es muy importante el debate. En términos de sanear nuestro sistema electoral, tenía muchos proyectos sobre los temas de defensa, seguridad e inteligencia. Cuando uno mira los problemas que enfrentamos, son problemas muy complejos.

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También tenía una agenda educativa. Y lo menciono porque la inteligencia artificial va a ser una revolución tan grande como la electricidad fue en su tiempo. Y cómo se preparan las sociedades para lidiar con ese fenómeno tan impactante, es muy importante. Yo estaba pensando mucho sobre cómo reorganizar nuestro sistema educativo. Usted me ha escuchado muchas veces decir: las sociedades se vuelven desiguales por la heterogeneidad del capital humano. El capital humano es cuatro veces más importante que el capital físico. Entonces, en general, el debate es del siglo XVII: quién tiene la propiedad de algún bien físico. Y la clave de las sociedades igualitarias es que son muy igualitarias en materia de capital humano. Y nosotros nos hemos ido agravando la heterogeneidad. Entonces, ese es un tema enormemente importante. Pero digo, yo vivía obsesionado con lo que íbamos a tener que trabajar. Ahora me voy a dedicar más a la vida académica de lo que pensaba.

¿Cómo cree que sigue la economía, despejado el temor del regreso del kirchnerismo?

Tiene que normalizarse la tasa de interés. Para mí, el país tiene que tener una menor deuda que la que tiene respecto al PBI. Cosa que se puede lograr no aumentando la deuda, sino haciendo que el PBI crezca, por dos razones: por la inflación internacional y por crecimiento del volumen. Eso, yo creo, estaba en el acuerdo con los organismos multilaterales. Y me parece un concepto muy importante. Me parece muy importante reconstruir las reservas internacionales y abandonar esa actitud mendicante. A mí me producía mucho rechazo.

Una de las cosas que me han criticado mucho era que era muy nacionalista y con mucha apelación al patriotismo en la campaña. Nosotros sentimos eso; no lo hacíamos como una cuestión oportunista. Hubo muy poco oportunismo en nuestra campaña. Tratamos de reflejar lo que nosotros creemos. Pero creo que la economía tiene que transitar ese camino de bajar el peso de la deuda. Hubo muy poco de oportunismo en nuestra campaña, tratamos de reflejar lo que nosotros creemos eh era el el bloque más razonable, afín a nuestra idea, pero Creo que la economía tiene que transitar ese camino de bajar el peso de la deuda. Argentina tiene por malas costumbres históricas, 10 default, cinco conficaciones de positivo, intolerancia de deuda.

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Entonces, tiene que tener deudas muy bajas. Segundo, tiene que tener reservas internacionales muy altas porque los mecanismos de auxilio que hay, como el fondo y todo, ya hemos agotado ese cajón. Entonces, no tenemos el cajón alternativo a las reservas. Tenemos que bajar la deuda con el Fondo para volver a abrir el espacio de auxilio, y tenemos que subir las reservas, que es fenomenal lo que hay que hacer ahí.

Todo eso está alrededor de la idea de que el crecimiento tiene que ser exportador, con inversión privada y con mucho empleo privado. ¿Por qué? Porque tenemos muy poca inversión. O sea, la inversión de Argentina es más o menos 15 o 16% del PBI. Junta dos puntos netos de inversión, en el mejor de los casos. Un país debería invertir 10 puntos netos para resolver los problemas de empleo, que son muy complejos: el problema de informalidad, el problema del sobreempleo público y el problema de baja participación laboral. Si usted suma las tres, tiene una agenda para 30 años muy pesada. Entonces: subir el ritmo de inversión, subir la calidad del capital humano, subir la participación laboral, adaptarse a una legislación y la lectura es, yo diría, de cien años atrás.

Yo estoy pensando cómo hacemos con las pymes nuestras, con las empresas nuestras, para adaptarnos a la inteligencia artificial, que va a recomponer todo el sistema productivo. Y acá, una cosa que me impresiona respecto a los premios Nobel es: el eje de los premios Nobel es la “destrucción creadora”. Es decir, la cuestión es: ¿dónde creamos la nueva fuente de trabajo?

Y el grueso del discurso argentino es preservar la fuente de trabajo. Preservar lo viejo. Usted sabe que yo hice un gran esfuerzo por María Eugenia Talerico, que me parecía una figura descollante en la provincia bonaerense, que tiene unos problemas atroces. Pero quiero decirle que, en toda esa recorrida por la provincia de Buenos Aires, vi mucha gente moderna, pero también mucha gente muy atrasada. Y el empleo todavía está en actividades muy atrasadas, con tecnologías muy atrasadas.

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O sea, por ejemplo: yo he recorrido fábricas en China y no ve basura, no ve suciedad, no ve personas en la fábrica: ve robotización a un grado extraordinario. En las fábricas nuestras vi mucho que era muy de las décadas del 50, 60 o 70. Vi máquinas, olores, suciedad, que usted no ve en las empresas modernas. Entonces, yo pensaba: todo esto lo tenemos que robotizar, automatizar, y tenemos que invertir para hacerlo y generar empleo, además.

Jorge Asís decía que viene la época de los que tienen 50 años. El presidente tiene 50 años; la mayoría de los gobernadores tiene 50. ¿Qué le pasa a usted hoy, después del resultado de ayer, respecto de la cuestión generacional?

En marzo o abril, estuve cavilando sobre si debía hacer un esfuerzo o no. Y llegué a la conclusión de que sí, porque veía al Gobierno con dificultades, y me parecía que era bueno que ayudara a toda esta grupo de jóvenes, gente muy calificada que me rodea, a exponerse. Usted sabe que fue una cosa muy paradójica nuestra campaña. Cuando no recorrían las calles, estudiaban. Porque yo tenía la idea no solo de generar el debate de las cabezas de lista, sino de producir en los medios. Y los nuestros eran buenísimos. Pero parte de que eran buenísimos era porque estudiaban.

A lo mejor yo era el más grande de los de mi generación. Hace 50 años que participo en la vida pública. He estado muy poco en el Gobierno. Si usted recuerda, mucha gente, por ejemplo, en los estudios me insultaba diciendo que yo vivía del Gobierno. Estuve en el Gobierno un año y medio, y ahora cuatro años diputado. En los 50 años, estuve muy poco tiempo en el Gobierno. Siempre viví en la actividad privada. Pero lo hice con la idea de generar esta corriente, que me parece valiosa. Bueno, seguiré ahora más en un rol de aconsejar gente.

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¿Y qué consejo le daría al presidente?

Yo diría: enfatice la gobernabilidad. Un consejo roquista. Roca sostenía siempre que el problema más grande que había tenido Argentina por tantas décadas de guerra civil era la gobernabilidad. Por ejemplo, desde el 83 para acá, que la gobernabilidad ha sido un problema. Salvo el período de Menem, que tuvo las mayorías, fue un problema serio la gobernabilidad.

Los Kirchner también la tuvieron. Pero digo: tenían menos agenda. Ellos no tenían agenda; entonces, la agenda era el poder. Menem tenía una agenda formidable de transformación. No importa quién fue el que llevó las ideas. Pero había una agenda, o Camillón. Era un grupo muy sofisticado el que lo rodeaba. En el caso de los Kirchner no hubo esa agenda. En realidad, hubo un extravío, una descapitalización muy grande, de la cual no me parece que el propio presidente Milei tenga la conciencia de lo que ha pasado. Usted vio que él no recorre como recorría yo la geografía del país. Yo, recorriendo, me he quedado muy impresionado con muchas cosas que he visto: atraso en la infraestructura, atraso en los procedimientos, los problemas que tenemos.

Gobernabilidad quiere decir asegurar que el proceso de reforma y de funcionamiento institucional funcione bien. Que se voten las leyes, que haya menos traumas institucionales que los que tuvimos todos estos años. Lo segundo que enfatizaría es que esta agenda de reforma que estoy comentando no es propia, no es un producto de mi candidatura. Es una agenda muy estudiada, muy elaborada, que el país tiene que afrontar. Está teniendo problemas. Mire el triple homicidio: se escaparon, los pescó la policía peruana; nosotros no los pescamos. Entonces, ahí hay un tema de cómo estamos funcionando. Probablemente porque nuestras fuerzas de frontera están distribuidas en las ciudades en vez de su meta normal. ¿Por qué? Bueno, porque en las ciudades hay problemas de gobernabilidad.

A usted le tocó también, en un breve período pasando por el Ejecutivo, compartir el Gobierno con Patricia Bullrich. Y además, usted es porteño ¿Cómo imagina el futuro de la Ciudad? ¿La imagina a Patricia Bullrich presentándose a jefa de Gobierno de la Ciudad? ¿Cómo evalúa su paso por el Ministerio?

Yo, por ejemplo, usted vio que ella celebra mucho descubrir los paquetes. Yo hubiera impedido que se hicieran los paquetes. Los hubiera ido a buscar a la frontera. O sea, usted tiene la frontera, después todo el tránsito por el territorio, la llegada a las cocinas, y en los paquetes aparecen los paquetes. En general, la administración de seguridad aparece sobre los paquetes, sobre el producto final. Yo hubiera ido al comienzo. Pero es una presunción de cómo se hace más eficaz la tarea. A mí me da la sensación de que hay una agenda muy pesada en la Argentina, de modernización, para acercarnos a nuestros vecinos. No a los países más desarrollados: a nuestros vecinos.

Por ejemplo, yo he visto en Uruguay: están prensando la madera y hacen edificio de 12 pisos de madera. Hay innovaciones que nunca yo me imaginé mi vida que iban a ocurrir. Y digo, Argentina tiene un potencial mucho mayor que las cuchillas uruguayas. Nuestros vientos son mejores, nuestras tierras para la silvicultura son mejores que la uruguaya, para la ganadería. ¿Por qué no lo hicimos? Bueno, por riesgo de derecho de propiedad porque hay hay una desconfianza en la Argentina sobre los ahorros a largo plazo.





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