Racing chocó con la jerarquía de Flamengo y con sus propias limitaciones

El sueño de Racing se terminó en el Cilindro. El empate sin goles frente a Flamengo marcó el final de una ilusión que había crecido partido a partido, pero que terminó chocando contra la realidad. El equipo de Gustavo Costas se despidió con buenos momentos, con orgullo y entrega, pero también con la sensación de que hay cosas que, por más corazón que se ponga, resultan difíciles de transformar.
La eliminación de Racing, bajo la lupa de Cueste lo que cueste
Dos factores explican la eliminación. El primero es evidente: Flamengo no es cualquier rival. No es Peñarol, ni Vélez, ni los equipos que Racing enfrentó en la Copa Sudamericana del año pasado. Es una selección de figuras: futbolistas de jerarquía repartidos por el mundo que hoy visten la camiseta carioca. Competir contra un conjunto así es, de por sí, un desafío enorme.
El segundo factor es más profundo: Racing tampoco es el mismo Racing. Ya no es aquel equipo que levantó la Sudamericana ni el que comenzó el año con energías renovadas. Las bajas se acumularon y dejaron huellas: sin Juanfer Quintero, Roger Martínez ni Salas, y con Rojas y Pardo lesionados, además de la ausencia de Santiago Sosa, la Academia perdió solidez y variantes. Enfrentar a un gigante como Flamengo en esas condiciones fue demasiado.
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Qué necesita Racing para clasificar a la Copa Libertadores 2026
A lo largo de los casi 200 minutos de la serie, Racing siempre estuvo más cerca en el marcador que en el juego. Resistió con dignidad en el Maracaná y empujó con el alma en Avellaneda. Compitió, incluso se animó a soñar. Pero en los duelos de este nivel, las diferencias se marcan en detalles: los arqueros, por ejemplo. Gracias a Cambeses, Racing se mantuvo con vida, pero del otro lado estuvo Rossi, figura de un equipo que apunta a ser campeón de América.
El conjunto de Costas mostró coraje, orgullo y amor propio, pero también dejó expuesta su principal deuda: el juego. La ilusión fue grande, y la decepción, inevitablemente, proporcional.
Ahora, el desafío será otro. Con la herida aún abierta, Racing deberá enfocarse en sostener su lugar en el escenario internacional. Seguir compitiendo en las copas, acostumbrarse a ser protagonista y, desde ahí, volver a creer. Porque como dice el poeta, “nunca es triste la verdad… lo que no tiene es remedio.”
