Quién es Adrián Arribas, el nuevo fiscal del triple femicidio
El brutal asesinato de Brenda Del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15) sumó un nuevo capítulo con el desembarco del fiscal Adrián Arribas, especialista en homicidios y género de la UFI de La Matanza. Su llegada marca un giro en la investigación, tras el desplazamiento de Gastón Duplaá, cuestionado por la demora en los primeros pasos y por la falta de confianza de los familiares de las víctimas. “Arrancaron con el pie izquierdo”, denunció el abuelo de Brenda y Morena, reflejando el clima de bronca y desamparo.
Arribas aceptó el expediente y ordenó conformar una mesa de trabajo con la DDI de La Matanza, con la mira puesta en pericias forenses clave y en la coordinación de tareas de inteligencia. El nuevo fiscal busca darle a la causa un rumbo firme y profesional, con el aval de su trayectoria en crímenes complejos y bajo la presión de que la sociedad exige resultados rápidos. La carátula, que incluye homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, concurso premeditado y violencia de género, lo coloca frente a un expediente de máxima gravedad: si los acusados son hallados culpables, la condena será prisión perpetua.
El desafío para Arribas no es solo judicial. La causa expone la violencia narco en el conurbano: cuatro detenidos que se negaron a declarar, un prófugo clave conocido como “Pequeño J”, la hipótesis de una venganza ligada al narcomenudeo y la brutalidad de un crimen transmitido en vivo por Instagram a 45 personas. Todo configura un escenario donde el poder de las bandas desafía al Estado.
Los imputados –Miguel Ángel Villanueva Silva, Magalí Celeste González Guerrero, Daniela Iara Ibarra y Maximiliano Andrés Parra– seguirán con prisión preventiva mientras Arribas concentra esfuerzos en ubicar al cabecilla prófugo y en blindar las pruebas que sostendrán la acusación.
Con un historial de investigaciones que combinan técnica y perspectiva de género, Arribas asume una causa que puede marcar su carrera. Deberá mostrar rapidez, firmeza y sensibilidad para evitar grietas procesales y, al mismo tiempo, enviar un mensaje claro: que la Justicia puede imponer límites incluso en territorios dominados por el narco.

