Qué santo se recuerda hoy, 31 de octubre
 

Hoy, 31 de octubre, el santoral católico celebra a San Alfonso Rodríguez, un hermano jesuita cuya vida de humildad y servicio dejó una profunda huella. Su historia es un testimonio de cómo la devoción y la constancia pueden transformar una existencia ordinaria en un camino de santidad. Alfonso es recordado por su profunda espiritualidad y su influencia en la vida de muchos.
La vida de un portero santo
Nacido en Segovia, España, en 1532, Alfonso Rodríguez llevó una vida secular antes de su vocación religiosa. Tras sufrir la pérdida de su esposa e hijos, y enfrentar dificultades económicas, encontró consuelo y dirección en la fe. A los 39 años, ingresó a la Compañía de Jesús como hermano coadjutor, asumiendo el humilde puesto de portero en el Colegio de Montesión en Palma de Mallorca.
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A pesar de su cargo aparentemente modesto, San Alfonso ejerció una influencia extraordinaria. Su sabiduría y humildad lo convirtieron en un consejero espiritual muy solicitado. Muchos estudiantes, futuros misioneros y sacerdotes, buscaban su guía y sus oraciones antes de emprender sus propios caminos de servicio a la Iglesia. Su discernimiento era muy valorado.
Entre sus allegados más notables se encontraba San Pedro Claver, a quien Alfonso animó en su vocación misionera en las Américas. La correspondencia entre ellos revela la profunda conexión espiritual que compartían. Alfonso fue un faro de inspiración, motivando a Claver a dedicarse incansablemente al servicio de los esclavos en Cartagena de Indias, Colombia.
San Alfonso Rodríguez no realizó milagros de gran escala en vida, pero su existencia misma fue un testimonio de gracia. Se le atribuyen intervenciones y curaciones después de su muerte, a menudo relacionadas con la fe de quienes recurrían a su intercesión. Su mayor milagro fue inspirar una santidad práctica en quienes lo rodeaban.
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La devoción a San Alfonso Rodríguez sigue viva, especialmente entre los jesuitas y aquellos que buscan la santificación en la vida cotidiana. Su ejemplo de humildad, obediencia y servicio desinteresado resuena fuertemente. Es un patrón para los hermanos coadjutores y una inspiración para todos los laicos comprometidos.
Para honrar a San Alfonso Rodríguez, se recita la oración: «Oh Dios, que hiciste de tu siervo Alfonso un modelo de humildad y caridad en el servicio cotidiano, concédenos, por su intercesión, vivir con la misma sencillez y entrega, buscando siempre tu mayor gloria. Por Cristo nuestro Señor. Amén.»
Además de San Alfonso Rodríguez, el 31 de octubre también se conmemora a San Wolfgang de Ratisbona y a San Quintín. Durante esta semana, el santoral católico también celebra a santos como San Carlos Borromeo (4 de noviembre) y San Martín de Porres (3 de noviembre).






