Qué santo se recuerda hoy, 13 de noviembre


Nacido alrededor del año 1400 en San Nicolás del Puerto, Andalucía, España, Diego provenía de una familia pobre pero muy piadosa. En su juventud, se unió a la Tercera Orden de San Francisco y vivió como un ermitaño penitente bajo la dirección de un sacerdote terciario, cultivando una profunda vida de oración y desprendimiento.

Posteriormente, ingresó a la Orden Franciscana de la Observancia, donde profesó como hermano lego. Esta posición, sin aspiraciones al sacerdocio, le permitió dedicarse por completo a trabajos manuales y al servicio humilde, destacando rápidamente por su rápido progreso en la virtud y su gran amor por la pobreza.

En 1441, fue enviado a las Islas Canarias como misionero, siendo uno de los primeros en llegar. A pesar de su falta de educación formal, su celo y buen juicio lo llevaron a ser nombrado guardián del convento en Fuerteventura, donde defendió los derechos de los pueblos indígenas.

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Qué santo se recuerda hoy, 12 de noviembre | Perfil

Santo

En 1450, viajó a Roma para el Año Santo y la canonización de San Bernardino de Siena. Durante la peregrinación, una epidemia azotó a los frailes reunidos en el convento de Aracoeli. Diego se encargó de la enfermería con una caridad inmensa y gran fe en Dios.

Se le atribuye que, a pesar de la escasez de suministros en la ciudad, siempre tuvo provisiones abundantes para los enfermos. Milagrosamente, restauró la salud de muchos de ellos simplemente haciéndoles la señal de la Cruz o ungiendo sus ojos con aceite.

El milagro más famoso y representado es el de las rosas. Diego solía tomar pan de la mesa del monasterio para dárselo a los pobres. Un día, al ser acusado y desafiado a abrir su hábito, el pan se había transformado en un hermoso ramo de rosas, salvándolo de la reprensión.

Devoción y Legado del santo español Diego de Alcalá

San Diego de Alcalá murió el 12 de noviembre de 1463, pero se le conmemora el 13 de noviembre. Sus últimas palabras, con la mirada fija en un crucifijo, fueron: «¡Oh fiel madera, oh preciosos clavos! Habéis llevado una carga dulcísima, pues habéis sido dignos de llevar al Señor y Rey del cielo». Su cuerpo permaneció incorrupto y desprendió un agradable aroma.

Fue el primer hermano lego de la Orden Franciscana en ser canonizado, lo que hizo el Papa Sixto V en 1588. Su fama de santidad fue tal que, tras su muerte, una gran multitud acudió a venerar sus restos, siendo un santo muy popular, especialmente en España.

Es el patrón especial de los hermanos legos franciscanos. Su nombre, “Diego” (Didacus en latín), dio nombre a la ciudad de San Diego, California, donde se estableció una misión franciscana en su honor.

Una oración que se le dirige a menudo dice: «Oh Dios, que enseñaste al beato Diego a preferir el reino celestial a todo lo que la tierra tiene de preciado, concédenos que, siguiendo su ejemplo, caminemos en la humildad y el amor, y lleguemos a compartir su recompensa en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.»

El 13 de noviembre, el santoral también celebra a otros santos, entre ellos, San Homobono de Cremona y San Nicolás I, Papa. En el transcurso de esta semana, que se extiende del 10 al 16 de noviembre, se recuerda a otros destacados como Santa Agustina Pietrantoni, San Martín de Tours y Santa Isabel de Hungría.





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