Por qué acusan a la Selección Sub 20 de apropiación cultural


La Selección Argentina Sub 20, dirigida por Diego Placente, se sigue destacando en el Mundial de Chile tanto por su nivel futbolístico como por las controversias fuera de la cancha. Sus triunfos ante México y Colombia estuvieron acompañados por celebraciones que generaron críticas y acusaciones de apropiación cultural.

Tras vencer 2-0 a México en cuartos de final, los jugadores argentinos festejaron mientras sonaba en el estadio la cortina musical de El Chavo del 8, la popular serie mexicana creada por Chespirito. El gesto fue interpretado como una burla hacia el equipo rival por utilizar un símbolo cultural mexicano con tono provocador. Durante el partido ya se habían producido cruces entre los cuerpos técnicos, y Placente llegó a pedirle que se calle a un asistente mexicano, lo que incrementó la tensión.

En semifinales, tras ganarle 1-0 a Colombia, el plantel repitió la actitud: celebró en el vestuario con El ritmo que nos une, la canción de Ryan Castro usada por la selección colombiana en la Copa América 2024. Nuevamente, el gesto fue leído como una provocación hacia el país rival, al usar una canción asociada al orgullo nacional.

Las acciones del equipo reavivaron el debate sobre los límites entre el folklore futbolero y la apropiación cultural. Algunos las consideran parte del juego y de la tradición de cargadas típica del fútbol sudamericano; otros creen que recurrir a símbolos culturales para burlarse de los rivales es una falta de respeto que banaliza su valor.

Mientras la Selección se prepara para enfrentar a Marruecos en su primer final después de 18 años, a atención sigue puesta no solo en su rendimiento deportivo, sino también en sus actitudes fuera de la cancha. En un contexto global de mayor sensibilidad hacia la apropiación cultural, las celebraciones de la Sub 20 generaron opiniones divididas: para algunos, expresión de picardía; para otros, un exceso que cruza la línea del respeto.

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