Polo & Pan presentó un show retrofuturista que transformó Buenos Aires en una pista psicodélica


Este 8 de noviembre Buenos Aires se convirtió en una escena de película retrofuturista. Polo & Pan, el dúo francés que renovó la electrónica global con su estética soñadora y elegante, se presentó en el C Art Media con entradas completamente agotadas. Durante casi dos horas ofrecieron un espectáculo que combinó música, diseño y narrativa visual en una experiencia inmersiva que rompió con la lógica del DJ set tradicional.

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Desde temprano se respiraba una atmósfera distinta. Afuera del acceso principal, la fila mezclaba camisas estampadas, brillos, lentes circulares y colores pasteles. La estética del público funcionaba como antesala de lo que sucedería en el escenario, un show donde la música y el diseño convivían como un mismo lenguaje. La audiencia incluía melómanos, fanáticos de la cultura visual y jóvenes que descubrieron al dúo en redes sociales, especialmente en TikTok, donde “Canopée” y “Ani Kuni” se volvieron virales.

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Polo & Pan

A las 21.10, con la sala completamente a oscuras, comenzó a sonar “The piano & the violin” y un haz de luz blanca recortó la silueta del dúo. Paul Armand-Delille (Polo) y Alexandre Grynszpan (Pan) aparecieron detrás de una consola completamente blanca, sin cables visibles. Nada de explosiones ni drops. La entrada fue silenciosa, cinematográfica, calculada. El público respondió con un grito sostenido que marcó el inicio del viaje sensorial.

La puesta visual estuvo lejos del exceso de estímulos al que suele recurrir la electrónica. En lugar de pantallas saturadas, se utilizaron figuras geométricas, tonos pastel y clips inspirados en el modernismo francés de mediados del siglo XX. La estética remitía a un futuro imaginado desde el pasado, como si alguien hubiera decidido inventar un club nocturno dentro de una película de 1955.

La mayor sorpresa fue la participación de Zoé Madimmi, cantante francoargelina que el dúo incorporó recientemente a su gira tras verla en un festival europeo. Zoé estuvo presente en escenarios como We Love Green y Montreux Jazz Festival. Irradia una presencia magnética, se mueve con minimalismo, canta con delicadeza y suma un componente performático que amplifica la sensualidad estética del show. “Estamos encantados de darle la bienvenida a Zoé a la familia P&P. Nos impactaron su energía y su voz desde el primer minuto”, dijeron en redes, antes de la gira. En Buenos Aires, cada vez que Zoé aparecía, la pista se transformaba en un trance elegante.

En lo musical, el show recorrió los discos Caravelle (2018) y 22:22 (2023), explorando una identidad sonora que fusiona downtempo, tropical house, synth-pop y chanson française. Beats suaves, armonías hipnóticas y melodías luminosas construyeron un clima emocional que invitaba a bailar sin perder la sensibilidad. La primera ovación llegó con “Magic”, que convirtió el espacio en una pista de baile sutil y contenida: el público no saltaba, flotaba.

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El punto de inflexión ocurrió con “Dorothy”, cuando las luces se volvieron cálidas y la sala comenzó a moverse como un solo cuerpo. Una organicidad colectiva poco habitual en los shows electrónicos. Polo & Pan no busca la explosión: construyen atmósferas. La electrónica deja de ser agresiva para volverse cinematográfica.

Promediando el concierto, Polo tomó el micrófono y habló en español: “Argentina es uno de los públicos más cálidos del mundo. Siempre es un placer volver”. La frase desató una ovación que tardó en apagarse. No fue la primera visita del dúo al país, pero sí la primera vez que Buenos Aires los recibía en un concierto propio, sin el formato acotado de los festivales.

Polo & Pan

Uno de los momentos más íntimos fue “Summer is almost over”, interpretado con una delicadeza extrema. El beat desapareció y quedaron solo sintetizadores etéreos. Por unos segundos nadie filmó. Nadie habló. Solo un silencio compartido entre cientos de personas, respirando al mismo ritmo. No es habitual que un artista de este género logre un silencio así, y ahí radica parte del magnetismo de Polo & Pan.

Sobre el final, el clima se volvió festivo. “Nanã”, “Canopée” y “Ani Kuni” —su himno global— encendieron el tramo más emocional del espectáculo. La sala entera cantó el mantra de “Ani Kuni” con ojos cerrados y brazos en alto, transformando el C Art Media en un santuario psicodélico.

La comunión entre artista y público llegó a su punto más alto cuando Polo frenó la música para hablar nuevamente. Se llevó la mano al pecho, miró a la audiencia y, visiblemente emocionado, dijo: “You’re the best crowd of the tour, I swear to my son» [«Son el mejor público de la gira, lo juro por mi hijo»]. Luego pidió una foto con el público para recordarlo. “Are you ready, Buenos Aires? 10… 2… 1… Argentina. Muchas gracias». El público explotó con una ovación sostenida.

Sin prisa por abandonar el escenario, Polo & Pan se quedó saludando y observando al público como quien busca retener lo irrepetible. No regalaron un show: construyeron un universo. Una cápsula estética donde la electrónica no agrede, acaricia.

Polo & Pan demostraron que se puede hacer bailar desde la sutileza, que la electrónica también puede ser delicada, sensorial y emocional. Y dejaron una certeza: Buenos Aires será una parada obligada en sus próximas giras.

ML





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