Piden un georradar para buscar más restos en la casa de Coghlan
La familia de Diego Fernández Lima, el adolescente de 16 años que desapareció en 1984 y cuyos restos fueron hallados en mayo pasado enterrados en una casa del barrio porteño de Coghlan, presentó un nuevo pedido: que se utilice un georradar en el jardín de la propiedad para determinar si aún quedan restos óseos ocultos en el terreno.
La solicutd, realizada por Javier Fernández, hermano de la víctima, fue presentada por los abogados querellantes Tomás Brady y Hugo Wortman Jofre ante el fiscal Martín López Perrando. Según explicaron, el objetivo es agotar todas las vías disponibles para reconstruir lo ocurrido con Diego, incluso a pesar de que la causa penal prescribió por el paso del tiempo.
El terreno donde fue hallado el cuerpo pertenece a Cristian Graf, actual dueño del inmueble y excompañero de colegio de Diego. Allí vivió unos años el músico Gustavo Cerati. Fue precisamente durante una obra en su casa —la construcción de una medianera— que trabajadores encontraron por azar el esqueleto, junto con objetos personales: un reloj Casio, una moneda japonesa, una hebilla y una corbata escolar. El hallazgo reavivó el caso, que llevaba 41 años sin respuestas.
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La querella no solo solicitó la intervención de fuerzas de seguridad como Gendarmería Nacional para operar el georradar, sino también otras diez medidas de prueba. Entre ellas, entrevistas a vecinos del barrio para obtener datos sobre la familia Graf y su historial en la propiedad; un informe socioambiental de los residentes actuales y pasados del chalet de la avenida Congreso al 3700; y la obtención de planos y registros catastrales completos de la manzana.
Además, los abogados solicitaron información al Gobierno de la Ciudad sobre si en esa casa funcionó algún comercio, y plantearon verificar la fecha de construcción de la medianera, clave para saber si se edificó después de la desaparición de Diego. También requirieron datos sobre la separación legal de Graf y su primera esposa, ya que hay inconsistencias en el expediente al respecto.
Un punto sensible es el pedido para rastrear el número IMEI del celular desde el que se realizó el llamado al 911 que alertó sobre los restos. La intención es identificar al autor del aviso y convocarlo a declarar como testigo.
En paralelo, la defensa de Graf insiste en su desvinculación del hecho. Aunque fue uno de los últimos en ver con vida a Diego en 1984, niega conocer cómo apareció el cuerpo en su patio. “No sé cómo llegó el cuerpo de Diego ahí”, dijo públicamente. Incluso deslizó que podría haber sido “plantado” y aseguró que tanto él como su familia tienen “la conciencia limpia”.
La justicia, por ahora, rechazó el pedido de indagatoria presentado por la querella.