Para Rodrigo Paz, llegó la hora de aplicar su “capitalismo para todos”


El ganador del balotaje en Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se verá a partir de su asunción como nuevo presidente del Estado Plurinacional, ante el desafío de poner en práctica su promesa de “capitalismo para todos”.

Ese fue su lema de campaña, que resume la apuesta de un proyecto liberal moderado en procura de reconfigurar el tablero político de Bolivia, tras dos décadas de polarización entre la izquierda del aún gobernante oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) y la derecha opositora, plantea un artículo de la agencia de noticias Xinhua.

“Para entender la nueva realidad, el `Capitalismo para Todos` fue una interpretación de necesidades sobre las organizaciones de la sociedad boliviana, la economía, la vinculación con este Estado que tranca todo y que no permite ser viables en nuestro país”, explicó recientemente Paz en una entrevista a Newsweek Argentina.

El programa económico de Paz Pereira se articula en torno al crecimiento con equidad, descentralización productiva y reforma judicial, además de proponer el modelo “50/50” de distribución fiscal entre el Gobierno central y las regiones, así como la digitalización del Estado y una reforma constitucional que elimine la reelección presidencial.

Para Rodrigo Paz, llegó la hora de aplicar su “capitalismo para todos”

Fotografía: Agencia Noticias Argentinas/Xinhua

En cuanto a lo social, defiende la autonomía de los pueblos indígenas dentro de un marco republicano, además de buscar fortalecer la educación técnica, así como la transición energética.

Cuando Newsweek Argentina le preguntó a Paz “dónde se ubica ideológicamente”, el ganador del balotaje respondió: “Donde me ubicó el pueblo boliviano. `Capitalismo para todos` significa una economía que sea en beneficio de las grandes mayorías, con la centralidad del capital como un eje de desarrollo para lo que quieren las familias. La familia quiere un techo, quiere comer, quiere salud, quiere educación, quiere que le faciliten la vida”.

“El 15% de la economía nacional es formal y el 85% es informal. Hay un problema: En Bolivia, hace unos meses atrás teníamos cerca de 10 mil millones de pesos bolivianos en lo que llaman el `colchón bank` (bajo en colchón”); hoy día estamos hablando de cerca de 9.500 millones. O sea, están empezando a solventar con sus ahorros, sacando sus dólares del colchón para paliar la crisis”, definió.

Economista, exalcalde y actual senador por el departamento de Tarija (sur), Rodrigo Paz , de 58 años, nació en España en 1967 y es hijo del expresidente boliviano, Jaime Paz Zamora (1989-1993), y de la exsenadora Carmen Pereira.

La historia de la familia Paz está marcada por la política, el exilio y la guerrilla, ya que su tío abuelo, Víctor Paz Estenssoro, fue cuatro veces presidente de Bolivia (1952-1956, 1960-1964, agosto a noviembre 1964 y 1985-1989), además de ser artífice del voto universal y la reforma agraria.

A su vez, su tío Néstor Paz Zamora se incorporó a la guerrilla comunista armada del Ejército de Liberación Nacional dirigida, entre otros, por Ernesto “Che” Guevara e “Inti” Peredo, y murió de inanición tras la llamada batalla de Teoponte en 1970.

Jaime Paz Zamora, padre del actual candidato, además de presidente de Bolivia, fue uno de los líderes socialdemócratas más influyentes de la transición democrática.

Rodrigo Paz es consciente de su herencia familiar, aunque también parece querer emanciparse de la sombra de sus antepasados.

“No tengo por qué definirme (políticamente), sino ofrecer al país una alternativa de renovación con la propuesta ‘capitalismo para todos’”, declaró el candidato, ante la disyuntiva de considerar de izquierda o de derecha.

Su ascenso político comenzó en 2015, cuando conquistó la alcaldía de Tarija al derrotar al candidato del MAS, entonces bajo el liderazgo del expresidente Evo Morales (2006-2019).

Desde ese bastión sureño construyó una imagen de gestor técnico y dialogante, crítico del centralismo del MAS y de la retórica de confrontación de la derecha tradicional, además de dar un salto en 2020 al Senado, desde donde fortaleció su discurso de renovación institucional y eficiencia económica.

En sus apariciones públicas, las cejas pobladas y el cabello oscuro evocan el recuerdo de su padre, pero su discurso marca distancia del viejo progresismo, ya que reivindica la economía de mercado, la inversión privada y la formalización del trabajo.

La síntesis de sus propuestas se engloban en el lema “capitalismo para todos”, una fórmula que combina incentivos fiscales para pequeñas y medianas empresas, reducción de aranceles y una descentralización que busca devolver poder a las regiones.

En ese sentido, Paz Pereira rechaza acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y promete “gobernar sin reelección presidencial”, una promesa poco frecuente en la política boliviana.

“Soy contrario a cualquier crédito del Fondo Monetario Internacional. En Bolivia, la plata alcanza para reactivar nuestra economía”, declaró Paz Pereira, previo a la primera vuelta presidencial de agosto pasado.

Paz Pereira supo capitalizar el cansancio de un electorado atrapado entre dos polos: el nacionalismo estatista del MAS y el liberalismo conservador del expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, su actual rival para la segunda vuelta presidencial.

Sin la postulación de Morales, histórico líder indígena del MAS, la candidatura del PDC logró atraer a los votantes moderados, urbanos, desencantados del oficialismo, así como a los indecisos que buscan una alternativa pragmática.

“Represento a quienes quieren un cambio sin odio, con resultados y unidad”, suele repetir Paz Pereira en sus actos públicos.

Rodrigo Paz Pereira se considera “un liberal con sensibilidad social”, un político que no grita ni polariza, pero que habla de reformas profundas, y su irrupción generó una grieta en la estructura política de los últimos 20 años en Bolivia. En cuanto a su diagnóstico de los 20 años de “masismo”, Paz Pereira criticó “la irresponsabilidad” de esos gobiernos.

Apuntó contra “el despilfarro de 60.000 millones de dólares del gas, con mercados tan potentes como la Argentina y Brasil”.

“Nos han dejado una deuda interna y externa de 40.000 millones de dólares. Y en los últimos cinco años el gobierno, el gobierno ha despilfarrado 15.000 millones de dólares de las reservas internacionales, más el oro”, criticó.

Paz Pereira redondeó así: “Entonces, es un momento claro que el país entiende el mal manejo de la economía, pero también a su vez entiende que la estabilidad económica es un bien público. Si no fuera por la madurez del pueblo boliviano, ya estaríamos realmente en un momento muy complejo. Pero tampoco hay mucho margen para generar un cambio de 180 grados”.



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