Newsom, la estrella de la COP-30, aniquiló a Trump: «Es el corazón contaminado de la crisis climática»
En la COP-30 de Belem, las conferencias de prensa, que se dan durante el mediodía y el anochecer, son parte de una rutina. Pero la de ayer resultó excepcional: estuvo, entre los entrevistados, el gobernador de California, Gavin Newsom, un demócrata que se autodefine como tenaz partidario del combate contra los gases estufa, aquellos que surgen de la explotación y empleo del petróleo y gas. “Hemos hablado del papel relevante de las grandes petroleras. Pero cada vez más, el corazón contaminado de la crisis climática parece ser Donald Trump”.
Newsom adquirió en esta COP una relevancia especial por la ausencia de la delegación oficial norteamericana. No por casualidad en esta cumbre climática es invitado a todas las mesa de debates de la Conferencia de Partes, organizada por las Naciones Unidas. De hecho, son muchos los que le piden sacarse una foto. En su estilo confrontador, no perdona al actual jefe de la Casa Blanca que, por su visión negacionista, desde que asumió la presidencia americana no hizo más que “atacar las políticas del expresidente Joe Biden, en lo que respecta a sus iniciativas de crecimiento verde y con bajo carbono”.

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Estimó que bajo el último gobierno demócrata, “se duplicó la producción de electricidad con paneles solares y se redujo el uso de carbón para bajar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero”. Lo que lo alienta, según señaló, es que “pese a las políticas de Trump, el mercado se mueve en la misma dirección que nosotros. Y también los estados”.
Todo indicaría que la reacción contra el negacionismo empieza a generalizarse: “Se acaba de instituir en Estados Unidos una asociación con un grupo de líderes nacionales bipartidistas, con autoridades de los estados y de las ciudades. “Soy el copresidente de la Alianza Climática, donde forman parte los 24 gobernadores. Se busca imponer automóviles con cero emisión, a pesar de los vientos en contra que vienen de Washington”.
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Newsom juzgó, en ese sentido, que “no puede mirarse el prisma de Estados Unidos sólo a través de una lente federal”. Describió que en el caso de su ciudad, Sacramento, “comenzaron a transformarla debido a la crisis industrial». En esta línea, dijo: «Hoy tenemos un fuerte apoyo de nuestros ciudadanos, ya que vieron este cambio con un fuerte enfoque en la transición verde, con la creación de muchos nuevos empleos en el sector”.

Para el gobernador californiano, “hoy somos una de las ciudades de más rápido crecimiento y colaboramos muy estrechamente con el sector empresarial. Hemos reducido los gases de efecto invernadero desde el año 2000 en un 21% y nuestro Producto Bruto Interno ha crecido un 81%. Tenemos 7 veces más empleos de energía verde” refrendó, para concluir. “De allí que la confianza en los líderes locales, gobernadores y alcaldes, sea mayor que la confianza a nivel nacional”.
Casi al final, un periodista americano le preguntó sobre otro tema: la geopolítica dominante con el “trumpismo”, y en especial, los posibles ataques a Venezuela. Newsom fue muy duro: “El problema es que él no cree en aquello que sí creían nuestros padres fundadores: la soberanía popular. Tenemos un Congreso que está controlado. Y tenemos un Estado de Derecho que cada vez más parece ser el gobierno de Dios”. Fue entonces que afirmó: “Nuestra política externa debe cambiar. A mí me da escalofríos ver esas escenas de los Estados Unidos de América volando barcos en el Caribe, sin transparencia, sin asesoramiento y sin el consentimiento del Congreso”.
Se refería, específicamente, a los botes y lanchas bombardeados en el mar Caribe. “Nuestro país debería ser un modelo para el resto del mundo y por eso lo estamos denunciando. Perdónenme, sé que estoy metido en un escenario global y en política, pero este es un momento especial”. Sin duda, para Donald Trump la cuestión pasa por el control de territorios ricos en petróleo y gas.
TC/DCQ
