El legado debía continuar, y así lo hizo. El miércoles falleció Miguel Ángel Russo, y el jueves su hijo Ignacio tomó la difícil decisión de estar presente el viernes con Tigre para enfrentar a Newell’s, cumpliendo con ese compromiso para honrar a su padre de una manera soñada.

A pesar del dolor por la muerte de su padre, Nacho viajó a Rosario y saltó al Estadio Coloso Marcelo Bielsa como titular. Se emocionó durante el minuto de silencio y le rindió el mejor tributo posible a Miguelo: un gol que quedará en el recuerdo del fútbol argentino.

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Apenas comenzó el minuto de silencio en honor a su padre, dispuesto por la AFA en todos los partidos de todas las categorías, el delantero no pudo contener su emoción y se quebró en un llanto inmediato.

Como era de esperarse, recibió la cálida contención de sus compañeros y un aplauso que recorrió todo el estadio de Newell’s. Una escena profundamente emotiva, pero que aún no había culminado.

Ya en el partido, específicamente al minuto 21, José David Romero corrió desesperadamente ante una defensa de Newell’s mal colocada y asistió a Nacho, que entraba solo por el lado derecho, para que empujara el balón y marcara un gol que quedará en su memoria y en la de todos los fanáticos del fútbol argentino.

Automáticamente, Ignacio se arrodilló con alma y vida y se quebró en un llanto que parecía interminable, mientras era contenido por el cálido abrazo de todos sus compañeros. Una escena que parecía guionada.

Para finalizar, exhibió su tatuaje que tiene sobre sus costillas, el cual expresa una de las tantas frases que dijo Miguel Ángel Russo, su papá: «Todo se cura con amor».

FMZ