Mientras Milei mira a Londres, Cancillería condena la explotación «unilateral» de una cuenca de Malvinas
En 1998, Carlos Menem se convirtió en el primer —y hasta hoy único— presidente argentino en pisar Reino Unido tras la Guerra de Malvinas. El viaje buscó sellar el clima de «relaciones carnales» con el eje de poder occidental en pleno auge neoliberal. Veintisiete años después, Argentina vuelve a mirar hacia Londres. Pero esta vez, la foto diplomática convive con un dato incómodo: mientras el presidente Javier Milei proyecta una visita oficial en 2026 y hasta desliza su interés en cruzarse con Nigel Farage —símbolo de la internacional conservadora—, Cancillería denunció un nuevo avance «unilateral e ilegítimo» en la explotación petrolera en la cuenca León Marino al norte de las islas Malvinas.
El anuncio lo hicieron este jueves Rockhopper Exploration (británica) y Navitas Petroleum (israelí), un consorcio conocido para la diplomacia argentina. Cuando Menem aterrizó en Heathrow en el ’98, otras compañías británicas ya estaban operando ilegalmente en la plataforma continental argentina, amparadas por licencias emitidas por el gobierno de las islas, en abierta contradicción con la Resolución 31/49 de la ONU, leyes nacionales y provinciales. Un déjà vu que se reedita en función del alineamiento del gobierno de La Libertad Avanza con el paraguas de seguridad estadounidense, aunque en un contexto geopolítico distinto.
Contexto: el viaje de Milei a Londres, veto británico y un nuevo alineamiento
Las declaraciones de Milei al medio británico The Telegraph apenas un día antes de que se anunciara el inicio la explotación de la Cuenca Norte ubicada al norte de la isla Soledad abrió un capítulo inesperado: Argentina estaría negociando con el Reino Unido el levantamiento del veto que, desde 1982, le impide importar armamento que tenga componentes británicos.
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«Absolutamente», respondió el Presidente al ser consultado sobre si ya se habían iniciado conversaciones para flexibilizar esas restricciones a través del Ministerio de Defensa. Si bien Downing Street lo negó, admitió que existen «diálogos bilaterales» en materia de cooperación en defensa que continuarán en 2026.
El momento no es menor. El Gobierno acaba de recibir los aviones caza F-16 daneses con respaldo de Washington, en una jugada que desactivó la oferta de los JF Thunder de origen chino —y que, según supo PERFIL, encendió consultas y malestar en Beijing respecto de la estrategia de defensa argentina en plena pulseada global. Una suerte de relanzamiento de la Doctrina Monroe —como definió el experto Juan Gabriel Tokatlian en un seminario auspiciado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero la semana pasada—, pero ahora bajo el liderazgo del trumpismo y con Milei alineado con Estados Unidos e Israel.
En tanto, que el Presidente anticipe un viaje oficial a Reino Unido, busque un encuentro con el artífice del Brexit, y ofrezca incluso reunirse con el laborista Keir Starmer —quien reconoció un vínculo «personal» con la causa Malvinas apenas inició su mandato— contrasta con los discursos soberanistas tradicionales .»Demostrar una relación comercial adulta», dijo Milei, «es la mejor forma de mostrar la voluntad argentina».

La otra cara: Cancillería rechaza la explotación petrolera de León Marino
Mientras Milei escribía ese nuevo libreto geopolítico, Cancillería difundió un comunicado donde expresó su «más enérgico rechazo» a la decisión final de inversión anunciada por Rockhopper y Navitas para avanzar en el desarrollo León Marino (Sea Lion), ubicado en la Cuenca Malvinas Norte a 220 kilómetros de la Argentina continental y con una proyección de 4.000 millones de dólares en impuestos y regalías que irán a las arcas de la administración kelper durante la vida útil del yacimiento.
Una decisión celebrada por la firma británica Borders & Southern Petroleum, también sancionada por el estado argentino, que sostuvo que la exploración offshore «representa el primer paso hacia el establecimiento de las Islas Malvinas como una región productora de petróleo y gas».
«Los nuevos anuncios sobre la intención de dar inicio a las actividades de explotación de hidrocarburos en áreas bajo disputa constituyen un nuevo acto unilateral de efectos futuros potencialmente irreversibles, teniendo en cuenta que se trata de recursos naturales no renovables», reza el comunicado la cartera conducida por Pablo Quirno.
Además, resalta el derecho internacional que ampara la postura argentina, como la resolución 31/49 de la ONU, que prohíbe modificaciones unilaterales mientras continúa la negociación por la soberanía del archipiélago del Atlántico sur; sumado a las violaciones a la legislación argentina, en especial las Leyes 26.659 y 26.915.
Ambas empresas ya fueron sancionadas en el pasado: Rockhopper fue declarada clandestina en 2012 e inhabilitada por 20 años; Navitas recibió la misma sanción en 2022, luego de operar sin autorización en territorio argentino. En el comunicado, Cancillería advirtió que todos los actores —empresas, proveedores, aseguradoras e inversores— quedan expuestos a sanciones administrativas, judiciales y operativas.
El reclamo de Tierra del Fuego: la convocatoria del Consejo Federal de Malvinas
El avance de la explotación ilegal de Malvinas encendió alarmas también en el gobierno fueguino, donde hace meses se arrastra un malestar por la «falta de estrategia» del Gobierno hacia el archipiélago usurpado que equivale al 25% del territorio nacional.
En esa línea, este jueves Andrés Dachary, funcionario del gobierno de Gustavo Melella, reclamó la «convocatoria urgente» del Consejo Nacional de Malvinas -pospuesto de manera indefinida según supo este medio- y exigió una respuesta unificada del estado nacional. Su mensaje fue directo: la extracción comercial inminente en Sea Lion es «saqueo material» de recursos de fueguinos y de los argentinos en general, y amerita activar sanciones penales y administrativas para frenar el «expolio».

Según los datos divulgados por el gobierno isleño, el acuerdo entre Rockhopper y Navitas ya cuenta con aprobación plena del Consejo Ejecutivo de las Malvinas. La Fase 1, que prevé extraer 170 millones de barriles hacia 2028, implica una inversión de 1.800 millones de dólars y podría alcanzar una producción máxima de 50.000 barriles diarios. La Fase 2 apunta a otros 149 millones de barriles. En total, el recurso 2C estimado asciende a 917 millones de barriles: una cifra que explica tanto el interés de las petroleras como la preocupación estratégica de la Argentina, en un contexto geopolítico delicado en función de la proyección a la Antártida.
Para la administración británica de las islas, el proyecto es presentado como un hito de desarrollo offshore mientras que el Gobierno denunció el unilateralismo contrario al derecho internacional. Para Ushuaia, un punto de inflexión que exige pasar del reclamo diplomático a litigios concretos.
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Entre Menem y Milei: contextos diferentes, mismo alineamiento
Cuando Menem sonreía frente al Parlamento británico en 1998, ya había petroleras operando sin autorización en la plataforma argentina. La diferencia es que entonces el clima bilateral era abiertamente cooperativo y Argentina buscaba consolidar su inserción occidental en función del momento unipolar post caída del muro de Berlín. Casi tres décadas después, Milei trazó un giro similar en política exterior en nombre de la «libertad» y la «alianza con el mundo libre» pese a que, en paralelo, avanza la escalada ilegal en la explotación de recursos y la militarización del Atlántico Sur, incluidos los cinco ejercicios militares desplegados por el Reino Unido en Malvinas en 2025 en contravención de la normativa internacional.
Malvinas, en tanto, sigue siendo una piedra en el zapato para el Presidente, en función de algunos fallidos y otras medidas: desde la mención a «los deseos» de los isleños en su discurso del 2 de abril; pasando por las numerosas votaciones en la ONU o el traslado de la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, medidas que sorprendieron a diplomáticos tanto locales como extranjeros en función de la posición argentina en el Comité de Descolonización y otras instancias multilaterales.
DCQ
