Mary Shelley, creadora de Frankenstein, fue una pionera del poliamor


Mary Shelley, nacida como Mary Wollstonecraft Godwin el 30 de agosto de 1797 en Londres, es recordada principalmente como la creadora de “Frankenstein; or, The Modern Prometheus”, una novela que revolucionó la literatura gótica y la ciencia ficción y que pronto llegará a los cines y a Netflix.

Sin embargo, su vida privada fue un torbellino de pasiones, pérdidas y relaciones no convencionales que la posicionan como una figura pionera en lo que hoy conocemos como poliamor. Hija de dos radicales notorios —la feminista Mary Wollstonecraft y el filósofo anarquista William Godwin—, creció en un entorno que cuestionaba las instituciones tradicionales como el matrimonio, promoviendo ideas de amor libre que influirían profundamente en su trayectoria personal.

Mary Shelley y las reliquias de la muerte | Perfil

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Mary Shelley

Desde su infancia, la vida de Mary estuvo marcada por la ausencia y el escándalo. Su madre falleció solo 11 días después de su nacimiento debido a una infección posparto, dejando a Mary con un legado de ideas protofeministas pero sin la presencia materna. Su padre, Godwin, se volvió a casar en 1801 con Mary Jane Clairmont, incorporando a la familia a Charles y Claire Clairmont, así como a Fanny Imlay, la media hermana de Mary.

El hogar era un hervidero intelectual: figuras como Samuel Taylor Coleridge visitaban para recitar poemas, y Mary recibía una educación informal, limitada por su género, con acceso a la biblioteca de su padre, pero sin las oportunidades de instituciones elitistas como Eton y Oxford. Esta dinámica familiar tensa, con conflictos constantes con su madrastra, forjó en Mary una independencia temprana y una atracción por ideas radicales.

A los 16 años, Mary conoció a Percy Bysshe Shelley, un poeta casado de 22 años con Harriet Westbrook. Percy, defensor del ateísmo y del amor libre, se convirtió en benefactor de Godwin, lo que facilitó su encuentro con Mary. Su romance fue intenso y transgresor: perdieron la virginidad sobre la tumba de Wollstonecraft, un gesto simbólico de rebeldía contra las normas victorianas.

Mary Shelley

En 1814, Mary se fugó con Percy a Suiza, acompañados por Claire Clairmont, quien actuaba como confidente y posiblemente como participante en las dinámicas poliamorosas que Percy promovía. Este trío inicial marcó el comienzo de una red de relaciones no monógamas que caracterizarían su vida. Godwin, a pesar de sus ideas progresistas, rechazó a su hija por el escándalo.

La vida en pareja de Mary y Percy fue nómada y plagada de dificultades financieras, ya que Percy había sido desheredado por su familia aristocrática. Vivieron en Suiza e Italia para escapar del ostracismo social en Inglaterra, donde eran vistos como inmorales. Durante estos años, Mary dio a luz a cinco hijos, pero solo uno, Percy Florence, sobrevivió.

Las pérdidas —una hija prematura, William y Clara, y un aborto espontáneo— sumieron a Mary en una profunda depresión y culpa, temas que impregnan su obra literaria. Percy editó partes de “Frankenstein” y apoyó su escritura, pero su relación estaba teñida de infidelidades.

Percy mantenía lazos con Claire Clairmont, quien vivió con ellos durante gran parte del matrimonio y dio a luz a Allegra, hija de Lord Byron. Mary sospechaba de estas conexiones, lo que generaba tensiones, pero toleraba las dinámicas poliamorosas en nombre de las ideas de libertad que compartían.

Retrato de Mary Shelley

El círculo de los Shelley era un verdadero “polículo poético” dedicado al amor libre y la experimentación relacional. En 1816, durante una estancia en la villa de Byron en el lago de Ginebra, el grupo —incluyendo a Byron, John Polidori y Claire— participó en sesiones de relatos de terror que inspiraron “Frankenstein”. Byron encarnaba el libertinaje romántico.

Percy Shelley abogaba por el “amor libre” como forma de liberación política, criticando el matrimonio como institución opresiva. Obras como su ensayo «On Love» y el poema «Epipsychidion» exploran configuraciones poliamorosas y relaciones múltiples y consensuadas.

Mary, influida por esto, vivió en un triángulo amoroso con Percy y Claire durante nueve años, hasta la muerte de Percy en 1822, ahogado en un accidente de navegación en el golfo de La Spezia. Tras la viudez, la vida privada de Mary tomó un giro hacia la introspección y nuevas exploraciones afectivas.

Mary llevó consigo el corazón calcificado de Percy hasta su muerte en 1851, simbolizando un apego eterno. Pero también enfrentó pobreza, la hostilidad de su suegro Sir Timothy Shelley, y el aislamiento social.

En esta etapa, Mary expresó deseos eróticos hacia mujeres, admitiendo en una carta de 1835 a Edward Trelawny: «Estaba tan dispuesta a entregarme, y como tenía miedo de los hombres, tendía a ponerme tímida con las mujeres».

Una relación clave fue con Jane Williams, viuda de un amigo de Percy. Mary y Jane compartieron un vínculo intenso, con cartas apasionadas que sugieren un romance sexual y emocional. Mary describía a Jane como “necesaria para mi existencia” y “mejorada en todos los aspectos”.

Mary también apoyó a mujeres oprimidas en relaciones no convencionales, como al procurar pasaportes falsos para Isabel Robinson y Mary Diana Dods, quienes vivían como pareja disfrazadas de hombre y mujer.

En sus novelas posteriores, como “The Last Man” (1826) y “Lodore” (1835), Mary incorporó temas autobiográficos de aislamiento, culpa y relaciones complejas, incluyendo personajes que exploran afectos entre mujeres. A pesar de su radicalismo juvenil, en la viudez se volvió más conservadora, editando los poemas de Percy para suprimir pasajes controvertidos y adaptándose a la era victoriana para proteger a su hijo.

Mary Shelley no sólo inventó un monstruo literario, sino que vivió como precursora del poliamor en una época restrictiva. Su círculo promovía “configuraciones geométricas del deseo” múltiples y consensuadas, anticipando debates modernos sobre la no monogamia ética. Su bisexualidad y tolerancia a las infidelidades de Percy ilustran una vida dedicada a la abundancia relacional sobre la exclusividad.





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