Lockers y “azar infantil”: las dos ordenanzas que se impulsan para prevenir daños



Perfil Redacción Córdoba

El Concejal Javier Fabre señaló que ambas iniciativas de ordenanza “apuntan a prevenir antes que corregir”, apoyadas en guías pediátricas y en la literatura sobre adicciones comportamentales. “No incentivemos prácticamente desde la primera infancia una puerta de entrada a problemas más graves como las apuestas online”, advirtió entrevistado en After Office (Punto a Punto Radio, 90.7),

Uno de los dos proyectos de ordenanza apunta a la instalación de lockers escolares para que las y los estudiantes no trasladen a diario cargas excesivas. El otro prohíbe los “juegos de azar infantiles con premios aleatorios” cuando no interviene la habilidad y el resultado depende del azar.

Aliviar la mochila y cuidar la postura

“Lo que proponemos es incorporar lockers o casilleros individuales donde el niño o la niña puedan dejar sus útiles y no tener que trasladarlos”, explicó Fabre. En la región —Chile, Uruguay, Brasil— hubo cambios de mobiliario; en varios países europeos y en Canadá los casilleros forman parte del equipamiento básico.

El concejal contrastó que hoy se ven mochilas que llegan al 20% del peso corporal, cuando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Asociación Estadounidense de Fisioterapia (APTA) aconsejan no superar entre el 10% y el 15%. Ese exceso modifica la postura, incrementa la fatiga y proyecta dolor lumbar en la adultez. La higiene postural sugiere usar la mochila con dos correas bien ajustadas, pegada al cuerpo y con la carga más pesada próxima a la espalda.

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Luces, sonidos y recompensa aleatoria

Respecto al «azar infantil», Fabre describió que muchos dispositivos recreativos “tienen características muy similares a los tragamonedas: no interviene la habilidad, es puramente azar”. La preocupación se apoya en la neurociencia del refuerzo: estímulos intermitentes (luces, música, vibraciones) y premios aleatorios activan circuitos dopaminérgicos de anticipación y recompensa —núcleo de las adicciones conductuales— y elevan la vulnerabilidad si la exposición ocurre a edades tempranas.

La OMS incorporó en 2018 el “trastorno por juego” en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), lo que consolidó el enfoque preventivo para menores. “He visto chicos de 4 a 10 años en esas maquinitas… es el inicio”, remarcó.

Qué cambiaría para escuelas, comercios y familias

En las escuelas, la instalación gradual de lockers —empezando por la gestión municipal— ordena rutinas y evita traslados innecesarios. En comercios y espacios recreativos, retirar dispositivos con premios aleatorios reduce la exposición de menores a estímulos que refuerzan la repetición. Para las familias, una regla práctica simple: mochila de entre el 10% y el 15% del peso del estudiante, uso de ambas correas y evitar juegos en los que no cuente la destreza y se prometan premios por azar.

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Experiencias comparadas

Barcelona intentó alejar el juego de zonas sensibles con un plan urbanístico y, aunque la Justicia española anuló artículos por falta de proporcionalidad, el proceso dejó lecciones sobre justificación y alcance regulatorio. En Ontario (Canadá) rige la prohibición de ingreso de menores a sitios de juego y se aplican estándares de diseño responsable. En Brasil, el Estatuto da Criança e do Adolescente (ECA) y el debate sobre cajas de botín (loot boxes) empujan a municipios como São Paulo a revisar las mecánicas de premio dirigidas a menores. La tendencia global es reducir la exposición temprana al azar y fortalecer la prevención.





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