Las paltas están carísimas: mirá este truco para conservarlas perfectas por mucho más tiempo
Las paltas se convirtieron en uno de esos pequeños lujos cotidianos que ya son parte del desayuno, de las ensaladas y hasta de los platos más simples. Pero su precio, cada vez más alto, obliga a cuidarlas como si fueran oro verde. Y ahí aparece el gran desafío: lograr que duren más tiempo sin que se pongan oscuras, blandas o directamente incomibles.
Conservarlas puede parecer una carrera contra el reloj, pero existen varios trucos caseros que funcionan de verdad y que ayudan a estirar su vida útil sin perder sabor ni textura.
Uno de los métodos más tradicionales es el uso de jugo de limón. La acidez actúa como una barrera natural contra la oxidación y mantiene la pulpa verde por mucho más tiempo. Basta con rociar apenas la superficie expuesta para evitar que el aire haga de las suyas. Y si las paltas ya están abiertas, dejar el carozo es otro aliado: ocupa espacio, reduce el contacto con el oxígeno y retrasa ese tono marrón que anuncia el final.
Otra técnica muy efectiva es envolver las paltas —ya sea entera o cortada— con film adherente, procurando que el plástico quede en contacto directo con la pulpa. Ese sellado limita el ingreso de aire y conserva la frescura durante horas o incluso días. Algunas personas prefieren guardarla en un recipiente hermético, y muchas veces el resultado es igual de bueno.
También existe un truco más curioso que se volvió popular en los hogares: almacenar la palta junto a una cebolla cortada. Los compuestos de azufre que libera la cebolla ayudan a frenar la oxidación y mantienen el color verde intenso por más tiempo. Aunque parezca extraño, quienes lo prueban suelen volver a repetirlo.
El frío, por supuesto, es otro gran aliado. Guardar las paltas maduras en la heladera retrasa su proceso natural de ablandamiento. Y si la fruta está a mitad del camino —ni muy firme ni demasiado blanda—, refrigerarla puede darle varios días extra de vida. Algunas personas incluso optan por sumergir la mitad cortada en agua fría dentro de un tupper, una técnica que crea un aislamiento temporal, aunque conviene no dejarla demasiado tiempo para evitar cambios en la textura.
Hay quienes prefieren usar aceite: apenas una capa fina de aceite de oliva sobre la superficie abierta crea una protección que evita el contacto directo con el aire. Es un truco simple, rápido y que no altera demasiado el sabor.
Por último, si lo que buscás es conservar preparaciones como el guacamole, el secreto está en combinar algunos de estos métodos: una buena dosis de limón, un envase bien sellado y, si es posible, una película de aceite en la superficie para evitar que se oxide.
Cuidar las paltas es, en definitiva, una forma de cuidar también el bolsillo. Y con estos métodos caseros, fáciles y económicos, es posible disfrutar de cada una de ellas hasta el final, sin desperdicio y con el mismo sabor fresco del primer día.
