La verdad ilícita | Perfil



Novelista, poeta, ensayista, dramaturgo y periodista experimentado y versátil (trabajó en periodismo deportivo, político y cultural), Vicente Muleiro (1951) aborda en su nueva novela los dédalos sombríos y turbulentos de un mundo (o submundo, mejor quizá) que conoce de primera mano por su oficio periodístico. Esto es, el de un gran diario argentino –llamado, no sin cierta socarronería, El Diario– proclive, con toda alevosía, a defender sus intereses pecuniarios, algunos ilegales y otros semiilegales, por cualquier medio, aun el embuste, la calumnia, el cohecho y el crimen. El narrador, Lucio Maldonado, periodista autoexiliado en un triste y monótono pueblo de la Patagonia, entre guitarreadas y amantes de una noche, devaneos y fantasmas existenciales, desgrana reflexiones sobre su trabajo en El Diario y se embarca en la tarea, a través de la redacción de varias crónicas –y aquí empieza lo interesante–, de revelar la verdad oculta tras una serie de noticias y opiniones publicadas entre 1998 y 2017.

Lo que supone, en una prolífica cabriola, que la ficción puede expresar lo verídico o lo real y, a la inversa, que un producto mediático –según el ficticio periodista Maldonado– puede ser una fábula que disimula o tergiversa la verdad. Este juego de inversiones, donde los polos de lo verdadero y la mentira se desdibujan, dota a la novela de Muleiro, que se despliega a gusto en esa ambigüedad –más aún: disfruta con ella–, de un gran poder de fascinación, en parte sostenido por el ritmo enardecido del relato y la idiosincrasia de Maldonado (un híbrido de mordacidad y melancolía, de amargura y jocosidad), pero sobre todo por la promesa ficcional de decir la verdad, de develar la dimensión siniestra y espuria de El Diario. O, dicho con mayor exactitud, de denunciar, al fin, en un acto de justicia y responsabilidad periodística y cívica (quijotesco, de algún modo), a un grupo de periodistas y a su jefe como farsantes, tramposos, oportunistas y malhechores. Ello, además, parodiando las reglas del periodismo de investigación (documentos, testimonios, publicaciones) para mostrar, lo que una ficción no podría, la verdad.

A pesar de todo, el tratamiento novelístico de Muleiro no siempre es paródico, ya que en especial por medio de los personajes que recrea –o pretende recrear como reale –, los escenarios de las crónicas y peripecias, las referencias histórico-políticas, algunos episodios fácilmente reconocibles, insinúa que aspira a comunicar la veracidad de los hechos manipulados, distorsionados o inventados por el Chucky Brown, Daniela Santini, Nino Rotta o Mac, el inefable jefe de ellos, colaborador y cómplice de militares represores. Por supuesto, y de ahí su fuerza metafórica, ese develamiento nunca se lleva a cabo (se trata de una novela, claro), sino que permanece indefinidamente latente en los pliegues ficcionales, en los intersticios de la fábula, como una verdad ilícita, silenciada por la fuerza de las circunstancias y que –tal la paradoja– murmura bajo nombres falsos, criminales apócrifos y conversaciones imaginarias.

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Fuentes reservadas

Autor: Vicente Muleiro

Género: novela

Otras obras del autor: La niña de sus ojos; Los olímpicos; El bar flotante; El maratonista; Sangre en el viento; Cuando vayas a decir que soy un tonto; La balada del asador; Cacao del Mar; Los goliardos

Editorial: Colihue, $ 20.900





Source link

Compartir