La mente detrás de la música: Abel Pintos y su camino hacia un mundo nuevo
Abel Pintos, uno de los artistas más queridos y respetados de la música argentina, atraviesa una etapa de profunda exploración personal y profesional. Más allá de sus éxitos en los escenarios, el cantautor bahiense ha revelado intereses que lo conectan con nuevas dimensiones de su vida: el estudio de la psicología y el desarrollo de proyectos agrícolas sustentables.
Esta dualidad entre lo artístico y lo terrenal, entre lo emocional y lo racional, define a un Abel Pintos que se reinventa sin perder su esencia. En recientes entrevistas, Abel confesó su deseo de estudiar psicología, motivado por los beneficios que ha encontrado en la terapia y por su necesidad de comprender mejor los procesos comunicativos.

“Me interesa la psicología por lo bien que me ha hecho la terapia a la hora de ordenar ciertos conceptos. Y para crear música a mí me gusta tener conceptos claros”, explicó con la serenidad que lo caracteriza. Para él, la psicología no es solo una disciplina académica, sino una forma de entender el mundo y de conectar con los demás.
“Hay momentos para la metáfora y momentos para hablar claro. En la música pasa igual: hay profundidad tanto en las imágenes poéticas como en lo cotidiano”, reflexionó. Esta mirada revela cómo Abel concibe la música como un lenguaje emocional, pero también como una herramienta de autoconocimiento y expresión directa.

Otro aspecto que ha ganado protagonismo en la vida de Abel Pintos es su vínculo con el mundo agrícola. Junto a sus socios, ha impulsado el proyecto Plan Divino, que incluye emprendimientos en Mercedes (Buenos Aires) y Lavalle (Mendoza).
En ambos casos, el objetivo va más allá de la producción: se trata de crear espacios de aprendizaje, sustentabilidad y conexión con la naturaleza. En Mercedes, Abel inauguró el Campo Escuela Recreativo en el establecimiento La Matera, donde se desarrollan actividades educativas para niños y adultos, con foco en el cuidado del medio ambiente.
Un nuevo camino
El predio cuenta con un vivero sustentable y un sistema integral que permite llevar adelante todo el ciclo productivo de especies como la nuez pecán. “Somos aprendices. Venimos de la música, de la producción, y encontramos en el campo un espacio de aprendizaje que queremos compartir”, expresó Abel durante la inauguración.
En Mendoza, el proyecto se centra en la producción de pistacho y olivos, con una impronta educativa similar. Aunque el emprendimiento comenzó con una polémica por la titularidad de las tierras, Abel y su equipo lograron avanzar con la planificación de un modelo que replica la experiencia de Mercedes, adaptado a las condiciones de Cuyo.
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