La defensa de César Sena cuestionó toda la prueba y afirmó que no hay certezas del femicidio de Cecilia

En su alegato de cierre ante el jurado popular, la abogada Gabriela Tomljenovic sostuvo que la acusación contra César Sena se construyó sobre “suposiciones”, reconstrucciones incompletas y evidencia que, según afirmó, no alcanza para acreditar científicamente el femicidio de Cecilia Strzyzowski. Su mensaje central fue: “No hay certeza de que quien causó la muerte a Cecilia es César”. Desde ese punto de partida, buscó desarmar los pilares que sostienen la imputación.
El núcleo de su planteo giró alrededor de los restos óseos hallados en distintos puntos de la investigación. Recordó que la antropóloga forense describió huesos “totalmente calcinados” y pertenecientes a un adulto, pero insistió en que no pudieron determinarse sexo, edad ni causa de muerte, tampoco extraerse ADN útil ni realizar estudios odontológicos.
“La ciencia no pudo poner el nombre. La acusación quiere que lo pongan ustedes”, dijo, en un tramo destinado a sembrar duda sobre lo que la fiscalía considera uno de los elementos más contundentes del caso.
Al repasar la relación entre Cecilia y César, Tomljenovic retomó la declaración de la psicóloga de Cecilia, quien habló de un único episodio de violencia y no identificó patrones de género. Según la defensa, esto contradice la idea de un vínculo marcado por sometimiento y refuerza que Cecilia “podía autodeterminarse” e incluso había decidido iniciar terapia de pareja. Remarcó además que, al inicio de la relación, César era menor de edad y la diferencia etaria no encaja, según planteó, en la dinámica típica de un femicidio precedido por años de violencia.
La abogada también apuntó a la etapa inicial de la investigación y sostuvo que estuvo “direccionada desde el primer día”. Retomó el testimonio del oficial Silva, quien mencionó una reunión temprana en la comisaría Tercera donde, según su relato, ya se hablaba de la familia Sena y de la muerte de Cecilia. Para Tomljenovic, esa línea única de pesquisa condicionó el resto del trabajo y dejó sin explorar otras hipótesis. En ese marco también cuestionó a la perito informática Pasarelo, de quien dijo que analizó material con nombres “dados” y con una orden orientada exclusivamente a buscar indicios contra los Sena.
Otro tramo técnico de su exposición estuvo dedicado a los movimientos por Campo Rossi. Basada en la declaración del perito Bagatoli, insistió en que las antenas no identifican personas, solo dispositivos, y que aun aceptando que los teléfonos atribuidos a César y Gustavo Obregón se desplazaron por la zona, el tiempo disponible en el lugar habría sido de 33 a 45 minutos. “La matemática no cierra para explicar una incineración como la que describió la antropóloga”, afirmó, sosteniendo que la acusación nunca dio una explicación convincente sobre ese punto.
Las búsquedas de Google atribuidas a César fueron otro foco de disputa. Tomljenovic recordó que la cuenta estaba abierta en varios dispositivos y que no se peritaron direcciones IP, por lo que, según planteó, no puede saberse quién realizó cada consulta. Lo mismo ocurrió con las cámaras de seguridad: cuestionó la cadena de custodia del material, la ausencia de peritos especializados y el hecho de que el policía que elaboró el video resumen admitió no poder ver a César ni a Obregón dentro de los vehículos que describió.
En cuanto a los allanamientos, la defensora volvió sobre la diferencia entre el operativo del 9 de junio, cuando un perro entrenado recorrió el lugar sin detectar restos ni objetos, y el del 24 de junio, cuando sí aparecieron huesos y la billetera quemada atribuida a Cecilia. Subrayó que entre un procedimiento y otro no hubo una custodia registrada, y que esa brecha debilita, a su criterio, la confiabilidad de los hallazgos.
Tomljenovic incluso tomó distancia de la postura de la defensa de Marcela Acuña, que habló de un “cuerpo” donde su clienta había dicho ver un “bulto”. “Lo peor que puede hacer una defensa es poner palabras en boca de su defendida”, afirmó.
Hacia el final, volvió a dirigirse al jurado con un mensaje que buscó separar el caso judicial del impacto emocional: “Decir ‘no culpable’ no es negar el dolor de nadie. Es reconocer que el Estado no logró probar, más allá de toda duda razonable, que César Sena sea culpable”. Para la defensora, el principio de inocencia sigue intacto y la acusación no logró derribarlo: “Por eso, lo único compatible con la Constitución y la ley es un veredicto de no culpabilidad”.
