Jorge Alemán: “Si Marx despertara diría que la planificación China le da la razón”

El psicoanalista, escritor y poeta Jorge Alemán reside en Madrid desde su exilio en 1976. En Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), reflexionó sobre el clima político argentino y el escenario internacional. “Hay un gusto en la Argentina por el extremo, el exceso, por la hipérbole, como decía Borges”, señaló. Desde su mirada, “Occidente experimenta su fin: el fin del arte, el fin de la filosofía, el fin de la política”. Y frente al avance de China, expresó: “Si Marx se despertara, pediría que se le dé la razón en el concepto de planificación’”.
Jorge Alemán es psicoanalista, escritor, poeta, reside en Madrid, en España, desde su exilio en el año 1976. Es una figura destacada por su trabajo en la intersección del psicoanálisis lacaniano, la filosofía y la política. Es profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de General San Martín.
¿Cómo se siente el clima en la Argentina desde Madrid?
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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hay un gusto en la Argentina por el extremo, el exceso, por la hipérbole, como decía Borges. Y este mes la hipérbole le ha hecho un trabajo infinito. Además hay una adicción a la política y los programas se prodigan en multiplicar análisis. Esas son las particularidades locales, con todo lo que además le añade el personaje en cuestión que gobierna, que es insólito en el mundo. O sea, el mundo mira, pero no mira tanto su gestión, está mucho más que otros presidentes argentinos en imágenes en las cadenas internacionales, pero no precisamente por su gestión. Es una escena gestual, corporal, o de alocuciones insólitas, y bueno, ahí sí veo constantes que están situadas de manera universal. Hago ahí un occidentalismo deliberado y un central por Occidente.
Veo estas constantes de un cierto declive de la hegemonía liberal, un intento de ir separando el capitalismo de la democracia y la aparición de formas políticas que no apelen a las mediaciones simbólicas, que se valgan de los agujeros simbólicos que en estos años se han producido para intervenir. El ejemplo más logrado de esto es Trump y todo lo que aparece como sucedáneos de él en distintos lugares del mundo.
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Me comentabas también recién, que se vive la palabra “guerra” y la palabra “militarización” de una manera muy distinta en el hemisferio norte que lo que vivimos acá.
Un beneficio secundario, a pesar de todas las contingencias desagradables de la Argentina, es que el mundo desaparece un poco. Y el mundo habla de la guerra, en el mundo se habla de que es inexorable, que será la inevitable. Que sería una verdadera contingencia que algo desvíe un destino occidental ya presidido definitivamente por el nihilismo, como lo vaticinó Heidegger. En donde la verdad no tiene ningún valor, donde es imposible ya determinar qué verdad es operativa y que entonces, como suele ocurrir cuando pasa esto con la verdad, la apelación solo se recupera a través de la guerra.
Así que, como te decía antes, en nuestra conversación, todo el mundo se pregunta quién es quién en la guerra: qué somos, qué es la OTAN, qué es España, qué armamento hay, si el ejército militar tiene que volver a ser obligatorio. Eso, fíjate, yo pensé que no lo iba a escuchar nunca. Y, como voy a tener el cuarto nieto, me sobrecoge. Me parece increíble que estemos discutiendo eso.
¿Y esa guerra inevitable sería entre quiénes?
Entre Europa y Rusia no, porque ya sucedió esto de Ucrania y los europeos como moderadamente critican, pero no. Yo creo que el espectro es China. Es decir, hay una idea de que hay algo muy planificado, que tiene mucha consistencia. Es un artefacto muy poderoso que crece. Y Occidente no encuentra, con respecto a esto, dónde hacer pie. Y yo creo que muchos halcones norteamericanos, es decir, cuando ven la ausencia de fundamento que tiene la economía americana, cuando ven el poco respaldo que ya tienen, porque ahora estas megaempresas y estos megamillonarios tampoco son exactamente la nación americana. El fordismo era el mejor representante de esto. Ahora lo sabemos, esos sueñan con vivir en otros planetas, se han leído la ciencia ficción. Y bueno, ahí hay todo un tema, porque, yo creo que si Marx se despertara, él pediría que se le dé la razón en el concepto de planificación. Diría: “¿Ven? China, mercado, pero planificado”. Y eso parece haber tenido una eficacia.
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O sea, ¿crees que la paradoja o la maldición de Tucídides se va a dar? O sea, que una potencia emergente finalmente termina en colisión con la potencia dominante anterior.
Sí. Yo creo que Occidente ha sido verdaderamente muy importante desde el punto de vista político y cultural. Que ha generado ya toda la historia del arte, toda la historia de la filosofía, que está un poco seco. Que no puede verdaderamente recrear todo eso, pero ya no lo puede continuar. Ojo, pienso que esas recreaciones también son muy importantes, porque si no, mi trabajo no tendría sentido. Y admiro el trabajo de muchos recreadores de lo ya sucedido. Pero convengamos que Occidente experimenta su fin: el fin del arte, el fin de la filosofía, el fin de la política.
Debatíamos el otro día acá sobre la paradoja de Tucídides respecto de China. Vos mencionabas que te impresionaba cuando recibiste el doctorado honoris causa, decía Nietzsche también que la escultura era la única forma de ver el pasado. Entonces, al ver la universidad de Córdoba, de alguna manera estabas viendo la concepción del saber que tenían los jesuitas. Paradójicamente, los chinos, en su espiritualidad no tienen la figura del diablo. Estaba claro, por ejemplo, que tenían una flota que hubieran podido llegar en el 1600 a Europa y, sin embargo, no les interesaba salir de su inmensidad.
Me interesa mucho hablar con los chinos, y en Madrid hay grandes barrios chinos ahora. Muchísimos, además, con grandes polígonos industriales, grandes restaurantes. Es increíble la indiferencia que sienten con respecto a lo que no es chino. No tienen la menor idea. Yo creo que a varios de ellos que yo conozco, si uno les pregunta quién gobierna España, no saben.
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Esa guerra todo parece indicar que no la iniciarían nunca los chinos.
Hasta ahora tienen un modo de expansión comercial. La idea de ellos es tomar posesión. Fíjate una cosa: el racismo que crece, la xenofobia y todo eso, está dirigida a los árabes, a los latinos. Pero, en realidad, los que han hecho un verdadero daño, si lo pensáramos en los términos de las lógicas racistas Aa mí me gustan los cuadernos de tapa dura, yo iba al librero, se los compraba a él, los libros desaparecieron. Son los chinos, que te venden ese mismo cuaderno que valía 5 € a 1 €. Y eso, en un montón de campos. Los chinos han logrado hacer daño de verdad al tejido social. Sin embargo, nunca son objeto del odio racial. Salvo que alguien diga “estos chinos”, un librero que diga “me hicieron cerrar”, pero, en cambio, ellos están con su televisor viendo un programa chino mientras atienden al público occidental y sigue viviendo en China. No están interesados en cambiar tu modo de ver en nada.
¿Sabes qué me recuerda? Haber leído sobre Polonia y cuando estuve en Auschwitz. El origen del antisemitismo en Polonia, donde era el país donde había más sinagogas, que hoy están convertidas en garajes o discotecas.
El planteo era que mostraban el catastro de Varsovia en 1600, donde primero había tres propiedades que eran de judíos, después 30, después 300, después 3.000, después 30.000. Entonces, mostraban cómo a lo largo de un siglo y medio la mayor cantidad de propiedades del centro de Varsovia había pasado de manos de polacos a inmigrantes judíos. Y que eso, de alguna manera, iba fomentando la idea de que la culpa era del comerciante judío que sustituía. Quizás simplemente falte una cantidad de tiempo para que ese papel lo cumplan los chinos en Europa.
Sí, pero los judíos y los polacos eran lo mismo en muchos aspectos y, dejando de lado este proceso, participaban de una cultura equivalente. Un mismo Dios. Las tres culturas en España convivieron en una relativa armonía: los árabes, los judíos y los católicos. Y, después de todo, el judaísmo es una querella con respecto a la cuestión mesiánica. En China, es una sabiduría más que una religión, el confucianismo. Es una sabiduría espiritual. Ellos no consultan a ningún médico occidental. Jamás, pase lo que les pase. Pero tampoco te exigen que vayas a uno.
Hoy, en balance, con todos tus años en España, viendo lo que está pasando en Europa, viendo lo que está pasando en España mismo y lo que pasa en la Argentina, ¿en algún momento te tentó volver?
Yo me parezco más a las personas que dicen que no podían vivir fuera de este país. En realidad, lo mío es una anomalía muy curiosa, porque no creo ser como un argentino que lleva 49 años en España. A pesar de que conozco a todos los españoles del universo en que yo me muevo. Esa tentación es permanente, pero tuve familia con mi mujer que es española, es mi familia quien frena esa tentación.
