Javier Milei no participó de la cumbre de la CELAC y la UE y envió a un funcionario de tercera línea

La cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la Unión Europea (EU) contó con baja participación de jefes de Estado este año. En el caso del Gobierno argentino, no sólo se ausentó el presidente Javier Milei, sino que tampoco envió al canciller Pablo Quirno, por lo que la representación quedó en manos de un funcionario de tercera línea, Juan Manuel Navarro.
En contraposición a la destacada participación del presidente basileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que denunció la balcanización de la región, la gestión libertaria evitó darle relevancia a la cumbre que se llevó a cabo en Santa Marta, Colombia. Tampoco estuvieron la titular de la UE, Ursula Von der Leyen —en su lugar fue la vice, Kaja Kallas—, ni Gabriel Boric (Chile), Claudia Sheinbaum (México), Nicolás Maduro (Venezuela) o Yamandú Orsi (Uruguay). El presidente anfitrión, Gustavo Petro, había anticipado presiones de Washington para vaciar la cumbre.
En el encuentro participaron 58 de los 60 Estados miembros, de los cuales sólo nueve estuvieron representados por sus jefes de Estado, el resto lo hizo a través de diplomáticos. Además de los ya mencionados, asistieron el primer ministro español, Pedro Sánchez, los líderes de Portugal, Países Bajos, Granada, Guyana, Dominica, y San Cristóbal y Nieves.
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La posición de la delegación argentina de Navarro
En la cumbre, la delegación argentina de Juan Manuel Navarro, subsecretario de Política Exterior, evitó suscribir a algunos puntos del documento, entre ellos el número 10, que planteó “reconocer los esfuerzos en curso para alcanzar la paz en la región y destacamos nuestro apoyo al proceso de paz en Colombia, con el respaldo de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas”.
Ese mismo punto establecía “abordar la importancia de la seguridad marítima y de la estabilidad regional en el Caribe. Coincidimos en la relevancia de la cooperación internacional, el respeto mutuo y el pleno cumplimiento del derecho internacional, incluso en la lucha contra el crimen organizado transnacional y el tráfico ilícito de drogas”.
Tampoco se apoyó el punto 15, que propuso “reconocer el acuerdo alcanzado sobre la primera fase del Plan Integral para poner fin al conflicto en Gaza, así como los resultados de la Cumbre de Sharm el-Sheikh por la Paz, celebrada el 13 de octubre de 2025”.
Igual rechazo generaron los puntos 18, sobre “la necesidad de poner fin al embargo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba”; el 42, sobre la promoción de “una inteligencia artificial segura, protegida y fiable, así como su gobernanza ética, con un enfoque responsable e inclusivo”, ni el 44 sobre “la necesidad de abordar y contrarrestar la desinformación y la información errónea, así como los discursos de odio, incluidos aquellos que perpetúan la violencia y la discriminación por razón de género, particularmente en los entornos digitales”.
La CELAC-UE cuestionó los bombardeos de EE.UU. a embarcaciones en el Caribe, pero sin mencionarlos
En la declaración firmada el domingo por 58 de las 60 naciones presentes de Latinoamérica y la Unión Europea rechazaron el «uso de la fuerza» y señalaron que contradice al derecho internacional, en el marco de los ataques de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico. El documento incluyó críticas veladas a la potencia del norte y a la guerra de Ucrania.
«Reiteramos nuestra oposición al uso o la amenaza del uso de la fuerza y a cualquier acción que no sea conforme con el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas», asegura la declaración firmada el domingo.
«Abordamos la importancia de la seguridad marítima y de la estabilidad regional en el Caribe», añade el texto sin mencionar directamente los bombardeos estadounidenses contra embarcaciones presuntamente cargadas con droga en el Caribe y el Pacífico que ya suman 70 muertos.
Durante un encuentro con periodistas al final de la jornada, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, explicó las razones por las cuales evitaron referirse al Gobierno de Donald Trump: «Porque no habríamos conseguido que los países se sumaran, muy sencillo».
Más temprano, Lula da Silva reiteró su preocupación por la presencia militar estadounidense en la región. «La amenaza del uso de la fuerza militar volvió a ser parte de la cotidianidad de América Latina y del Caribe. Viejas maniobras y retóricas son recicladas para justificar intervenciones ilegales«, denunció Lula.
La presencia militar de Washington en la región también aumentó las tensiones con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien denuncia un interés por derrocarlo y por «el petróleo, el gas, las tierras» de su país.
LM/ML
