Invocaciones animales para humanos sensibles en Roma y Milán de la mano de Bienalsur


En el marco de Bienalsur, el proyecto gestado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, se inauguró el pasado 13 de noviembre en el Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone de Roma, Italia la última exposición agrupada bajo el lema “Invocaciones”. En este caso el eje fue “Un sonido en el fondo del sonido”.

Bienalsur, que en 2025 alcanza 140 sedes en más de 70 ciudades de los cinco continentes, invitó a participar de esta propuesta a Marc Vilanova (ESP), Lihuel Gonzalez (ARG), Jacopo Mazzonelli (ITA), Friedrich Andreoni (ITA/DEU) y Giorgia Errera (ITA).

“Un sonido en el fondo del sonido” forma parte del multifacético proyecto curatorial Invocaciones desarrollado por Benedetta Casini, cuyo primer evento se inauguró en Milán el 22 de octubre, en la Fabbrica del Vapore. El término «Invocaciones», que da título al proyecto, proviene del texto de la conferencia La Cultura y el Alma Animal, presentada por James Hillman en 1994 en Caracas, Venezuela.

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En esta conferencia, el psicoanalista se refiere a la invocación como una llamada a espíritus invisibles y es una búsqueda por descentralizar la mirada del sujeto humano. Según la concepción occidental, «conocer es desanimar [retirar el alma], sustraer la subjetividad del mundo», dice el antropólogo brasileño Eduardo Viveiros de Castro, sin embargo, para los chamanes de América, conocer implica atribuir la máxima intencionalidad a aquello que se busca comprender, “determinando el objeto de conocimiento como sujeto”.

“Las exposiciones que forman parte del proyecto Invocaciones reúnen a artistas latinoamericanos y europeos, con la intención de resaltar una actitud compartida, una búsqueda común de contacto epidérmico e intercambio con los sujetos no humanos con quienes cohabitamos el mundo. El desarrollo temático en cada espacio expositivo —la relación con las piedras, la vegetación, el paisaje entendido como una serie de elementos naturales— no excluye referencias cruzadas que unen y establecen un diálogo entre las diferentes exposiciones”, detalló Casini.

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La obra de Marc Vilanova en el Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone

La exposición colectiva en el Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone, abierta hasta el 6 de enero, sugieren la presencia de un sonido inaccesible para el observador, evocado únicamente a través de imágenes, cuerpos en movimiento, la palabra escrita y espectrogramas rítmicos.

El primero de esta serie de “Invocaciones” fue el proyecto expuesto en la Fabbrica del Vapore, en Milán y se llama “Devenir animal”. En esa exhibición aparece una reflexión sobre el vínculo entre humanos y animales. Los artistas que protagonizan la exposición milanesa son Marta Roberti (ITA), Lia Chaia (BRA), Elena Mazzi (ITA), Bruna Esposito (ITA), Gaia De Megni (ITA), Helena Hladilová (CZE/ITA), Valentina Furian (ITA), Bekhbaatar Enkhtur (MNG/ITA), Jonathas de Andrade (BRA), Calixto Ramirez (MEX), Michela de Mattei (ITA), Allora & Calzadilla (USA/CUB) y Carla Grunauer (ARG).

Canción animal

En “Un sonido en el fondo del sonido”, al atravesar las cortinas negras de la sede expositiva en el auditorio, aparecen dos escenas enfrentadas de diferentes artistas. Por un lado, unas pantallas proyectan a un director de orquesta y al lado suyo una bailarina. Ambos trabajan con un sonido imaginario, el espectador deberá crear una música no percibida por el oído, ya que lo que recibe es silencio.

Se trata de la obra de Lihuel González: un director de orquesta dirige una sinfonía clásica cuyas notas no podemos oír. En respuesta, una bailarina ejecuta una danza silenciosa, guiada únicamente por el movimiento de su batuta.

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La obra de Lihuel González en el Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone

Frente a ellos, Marc Vilanova presenta una instalación que trabaja con las cataratas y sus frecuencias infrasónicas. Utilizadas por algunas especies de aves para orientarse durante la migración, estas frecuencias son imperceptibles para el oído humano. El artista las traduce en señales luminosas a través de una fibra óptica, permitiendo a los visitantes acceder a una señal generalmente excluida de su campo de percepción.

La instalación reproduce los infrasonidos de las cascadas con pequeños parlantes puestos en línea de los que se desprenden cintas lumínicas, esa vibración provoca luz y movimiento por lo que se hacen perceptibles. Esta acción a la vez denuncia una polución invisible, ya que esos sonidos que sirven de guía a ciertas aves están siendo tapados por el humano y provocan que los animales pierdan parte de su sentido de orientación.

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La obra de Marc Vilanova en el Auditorio Parco della Musica Ennio Morricone

“Me interesa indagar sobre cómo escuchamos”, contó Marc Vilanova a PERFIL. “Con recursos tecnológicos me interesaba saber cómo escuchamos a esas frecuencias que no podemos percibir con nuestro cuerpo”.

Los infrasonidos en la naturaleza son producidos, por ejemplo, en las explosiones volcánicas, los terremotos, avalanchas, en tormentas grandes, en este caso son todas situaciones de una temporalidad específica, en cambio, las cataratas, son una fuente de infrasonidos que es continua.
“Eso me hizo preguntar qué relaciones hace este sonido con su entorno, porque siempre han estado ahí, durante millones de años, entonces descubrimos que hay familias de pájaros que sí pueden escuchar estos infrasonidos y además los utilizan para navegar, se orientan a través de esa escucha de esas cataratas, ya que vuelan por arriba de las nubes y no ven nada”, explicó Vilanova.

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“Ahora se está descubriendo cómo fuentes artificiales producidas por humanos, tales como molinos de viento, que producen un montón de infrasonidos o aviones que también los producen, hacen desorientar a esas aves y rompen esa escucha milenaria que han utilizado tanto tiempo”, compartió el artista.

Para esa grabación de infrasonidos, Vilanova fue Misiones, a grabar, también a Brasil, a Montmorency, en Quebec City, siguiendo ese trazo de estas aves que iban de Norteamérica a Sudamérica.

El proyecto trasnacional de Bienalsur

Bienalsur nació hace 10 años en Argentina en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), universidad pública, como una herramienta de integración, y es organizada en conjunto con la Fundación Foro del Sur. A partir del trabajo en red, se apropia del espacio público, une artistas conocidos con desconocidos de todo el mundo y toca temas que se mantienen en el centro de la atención. Las obras incluidas en las muestras son el resultado de convocatorias internacionales abiertas y libres.

En esta edición continua con diversas muestras en Argentina y países como España, Francia, Italia, Japón, Uruguay, Chile, Timor Oriental, Arabia Saudita, entre otros, que integran esta nueva edición del “encuentro imprescindible de la creación contemporánea”, según la UNESCO.





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