“Hay escuelas que usan la IA para desarrollar habilidades emocionales en los alumnos»



Melania Ottaviano, asesora nacional e internacional sobre innovación educativa, asegura que hoy (y desde hace tiempo) la educación emocional es clave en las escuelas.

Hace referencia a las competencias fundamentales para llevar adelante el proyecto de vida individual, con foco en el bienestar personal y social.

La experta apunta que a las numerosas acciones que las escuelas pueden realizar en conjunto con las familias, se suma la inteligencia artificial (IA) que posibilita la realización de diagnósticos de habilidades humanas, entre ellas las emocionales, que permiten conocer las potencialidades y desarrollar el talento.

Ottaviano participó la semana pasada en el XIII Encuentro Federal de Escuelas Privadas “Escuela en movimiento”, organizado por la Junta Coordinadora de Asociaciones Nacionales y Provinciales de la Enseñanza Privada de la República Argentina (Coordiep), y dialogó con Perfil Córdoba.

Melania es psicopedagoga, coordinadora de las modalidades educativas de la Secretaría de Educación de la Nación, advisor del Consejo Internacional Aplicaciones Humanas con IA y profesora universitaria.

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—¿De qué hablamos cuando hablamos de educación emocional?

—Nos referimos a la formación integral, al desarrollo de competencias emocionales que son clave para el proyecto de vida personal, para tener una vida plena con foco en el bienestar personal y social.


—¿Por qué el aprendizaje socioemocional es crucial?

—Es crucial para poder evolucionar como persona e impactar positivamente en la sociedad. Actualmente la complejidad y emergencia en tantos sectores, da cuenta de lo necesario de este aprendizaje integral. El desarrollo de las competencias emocionales posibilita el autoconocimiento emocional, la autorregulación, la empatía, conocer las propias fortalezas y debilidades emocionales, comprender la relación entre emoción, pensamiento y acción. Cultivar la autoestima y autoconfianza en un mundo cada vez más cambiante y desafiante es clave para ser capaz de tomar decisiones responsables.


—El ciberbullying es un tema que preocupa. ¿Cómo trabajar este tema en la escuela?

—Así es. La posibilidad del anonimato, la distancia y no tener acceso al lenguaje corporal y gestual hace que se olvide el impacto real de las palabras y emociones dando lugar, en muchos casos, al ciberbullying. Es un tema preocupante por el crecimiento que está teniendo, igual que el alto nivel de suicidios de adolescentes en nuestro país y en el mundo. Esto es una señal de alarma para las familias y la escuela. La corresponsabilidad es un eje para fomentar acciones preventivas.


—¿Cómo promover la empatía digital?

—Hay campañas que invitan a pensar antes de postear algo, reflexionar si lo dirías cara a cara y, si así fuera, qué efecto emocional tendría. Ponerse en los zapatos del otro enseñando a reconocer el dolor ajeno. Hay que promover la ética y ciudadanía digital no sólo en términos de reglas de seguridad sino también enseñar el respeto, los valores humanos y la inclusión.


—¿Es posible utilizar la IA como una herramienta para desarrollar habilidades socioemocionales?

—Sí, es posible; de hecho ya sucede. Las inteligencias generativas pueden analizar el lenguaje, el tono de voz e, incluso, expresiones faciales que pueden determinar el estado de ánimo, entre otras cosas. Existe también una app , HumanAI, que realiza una especie de diagnóstico de 35 habilidades humanas, emocionales, como una forma de conocer las potencialidades de la persona y las áreas de mejora y fortalecimiento. Se utiliza bastante para el desarrollo del talento. En colegios donde tienen el foco en el desarrollo integral del estudiante y el de sus docentes, se usa una mirada ecosistémica para que el desarrollo socioemocional pueda ser sostenido en el tiempo, aprendiendo a lo largo de toda la vida. También hay chatbots de apoyo emocional. Se puede ir monitoreando el clima emocional con diferentes aplicaciones de IA para planificar con sentido y conciencia de lo que el estudiante o curso desea y necesita. Es importante que los equipos directivos y docentes conozcan las habilidades de sus estudiantes.


—Frente a los casos de tristeza y ansiedad en niños y adolescentes, ¿de qué manera la escuela puede ayudar a desarrollar competencias emocionales y autoconocimiento?

—La escuela no siempre se ocupó de crear espacios para el autoconocimiento y desarrollo de competencias emocionales. Hoy frente al mundo complejo y la observación de casos de tristeza y ansiedad, la educación tiene que generar espacios integrando la educación emocional en las materias; que no sea una actividad aislada y esporádica sino sostenible, medible y holística. Hay que promover el lenguaje emocional; es decir, enseñar vocabulario emocional rico —más allá de plantear “bien o mal”— para poder identificar sus emociones, nombrarlas. Esto es parte fundamental del autoconocimiento. Contar con un tutor o un coordinador de bienestar para fomentar y articular estos procesos es relevante al momento de promover un clima emocional seguro y empático en el aula ya sea virtual o presencial. El ambiente es tan importante como el contenido, hay teorías como la “teoría Regio”, que hablan sobre el espacio como el tercer educador.


—¿Qué tipo de acciones se pueden implementar desde la escuela?

—Es importante diseñar acciones junto a la familia para promover el desarrollo dentro y fuera de la escuela. Por ejemplo, la resolución de conflictos interpersonales como una instancia de aprendizaje emocional, tanto para fomentar el diálogo como la escucha activa y para generar acuerdos para la vida diaria, personal y social (…) Algunas actividades que promueven la reflexión diaria son, por ejemplo, “el termómetro emocional». Esto consiste en realizar una ronda para compartir a nivel personal y grupal; es una forma de poner en palabras el bienestar emocional y potenciarlo. Las prácticas de respiración consciente y mindfulness están teniendo excelentes resultados también para la autorregulación y autoconocimiento. Es muy recomendable hacerlo al inicio de la clase y al final. La corresponsabilidad, la participación de todos los actores del ecosistema educativo es muy importante para generar propuestas sostenibles en el tiempo y con un compromiso compartido.





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