Guido Kaczka y el reencuentro más inesperado: una amistad que volvió en vivo
El martes por la noche, en plena emisión de Buenas noches Familia por El Trece, Guido Kaczka vivió uno de los momentos más emotivos y espontáneos de su carrera televisiva. Lo que parecía una jornada más de juegos y entretenimiento se transformó en una escena cargada de nostalgia, risas y afecto cuando el conductor se reencontró en vivo con Gustavo Sarlenga, un amigo de la infancia al que no veía desde hacía décadas.
Todo comenzó cuando Guido Kaczka, como de costumbre, presentó a un nuevo concursante para el juego de “la piña”. “Bienvenido, Gustavo”, dijo con naturalidad. Pero al escuchar el apellido, se detuvo en seco. Su rostro cambió, la memoria hizo lo suyo y la sorpresa fue total: “¿Sos vos? ¡Estás igual!”, exclamó, visiblemente conmovido.

El participante, lejos de ocultar su emoción, respondió con una sonrisa: “Sí. Te vengo a ver a vos. ¿Hace cuántos años que no nos vemos?”. El estudio se llenó de murmullos, risas y una energía especial.
Guido, aún incrédulo, preguntó si se trataba de una broma de producción: “¿Esto era una emboscada afectiva para la televisión? Decime si producción me quiso armar una sorpresa de esas que me incomodan”. Pero no, no había guión ni estrategia detrás. Era el azar, la insistencia y el deseo de reencontrarse.
Gustavo Sarlenga, apodado “Jerry” por sus gestos y ocurrencias al estilo de Jerry Lewis, fue parte del universo adolescente de Guido. “Este señor es Jerry”, explicó el conductor, mientras recordaba que ya estaba trabajando en Grande Pa cuando lo conoció.
“Atendía en una librería en la esquina de Yerbal y Lope de Vega. Estaba en todos lados: en el Club Amigos de Villa Luro, en el barrio, en la esquina. Qué alegría verte”. La emoción fue tan genuina que el estudio se convirtió, por unos minutos, en un patio de colegio, en una vereda de barrio, en un recuerdo compartido.
Momentos
“Si querías verme, nos hubiéramos tomado un café”, bromeó Guido, intentando procesar la escena que lo desbordaba. Como parte del programa, Jerry debía golpear una bolsa para obtener el mejor puntaje. El resultado fue el más bajo de la noche, pero eso no importó.
Lo que siguió fue una carcajada incontenible de Guido Kaczka, que se agachó sin poder articular palabra. “Seguís igual. Antes también eras re gracioso, no cambiaste. ¿Sabés lo que me hacía reír este hombre? Qué placer”, dijo entre risas.
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