Ángel “Fideo” Di María ya está en Tucumán y se convirtió en el campeón del mundo número 31 en visitar la provincia desde la consagración en Qatar. Su arribo generó una verdadera revolución de camisetas de Rosario Central y de la Selección en la esquina de Próspero Mena y General Paz, donde se concentraron hinchas para saludarlo.

Aunque es ídolo eterno para los “Canallas”, su figura trasciende colores: en Brasil y, sobre todo, en Qatar, dejó marcas imborrables en la historia del fútbol argentino.

La historia de Mery y Giovanni

Entre quienes aguardaban su llegada estaban Mery y su hijo Giovanni Cuello. Se instalaron desde las 16 frente al hotel Hilton y fueron los primeros en llegar. Mery vestía la camiseta argentina con el dorsal “11” y el nombre de Di María.

“Tengo admiración pura por su historia, por su madre, por Jorgelina… por todo lo que lo rodea y lo que logró. Sabemos lo que sufrió para conseguir la gloria. Es el ejemplo más claro de perseverancia y lucha, y un modelo para mis hijos. Me sorprende que no haya tanta gente esperándolo”, contó.

Mery se gana la vida vendiendo empanadillas y bollos en su casa. No puede asistir al partido en el Monumental José Fierro por el costo de las entradas, pero mantiene la ilusión de verlo de cerca.
“Solo vinimos con el boleto, no tenemos plata para una entrada. Con que nos regale una foto, sería increíble, aunque sabemos que habrá mucha gente queriendo un recuerdo”, dijo.

Su fanatismo por Di María es absoluto: “Si él jugaba en Benfica, yo era hincha de Benfica; si lo hacía en Juventus, también; y ahora soy seguidora de Central. Quiero que siempre salga campeón donde sea. Esa es la relación que mantengo con él”.

«Fideo» Di María en Tucumán. /Foto Osvaldo Ripoll Fuente: LA GACETA