Falleció Daniel Willington, una leyenda del fútbol nacional


«Hacés grandes esfuerzos pero, por más que lo intentás, no conseguís precisar los detalles más obvios de la gesta», inicia Daniel Salzano aquel inolvidable texto sobre Daniel Willington. Y ahora a este cronista le sucede algo similar: hace esfuerzos por intentar escribir un semblante con una noticia que duele: falleció el Daniel, se fue el crack, el ‘Loco’, el ‘Exorcista’, «el mejor jugador del mundo», según Pelé, nada más y nada menos.

La leyenda del fútbol argentino, murió este lunes 3 de noviembre, a los 83 años de edad. Era una bestia jugando al fútbol, de un talento único, irrepetible, que hoy escasean. Clásico 10, fue un emblema de Talleres y de Vélez. Fue la elegancia y la rebeldia.

El creador de aquel inolvidable gol en Alberdi, en un clásico Talleres-Belgrano, ese que describió con admiracion Salzano: «Desde entonces, en el mundo han triunfado revoluciones y golpes de Estado, han entrado en erupción volcanes fabulosos y han caído vastos imperios con todo lo clavado y lo plantado. El gol de Daniel Willington, sin embargo, continúa siendo eterno».

El Daniel debutó en la ‘T’ a los 16 años. Estuvo en Talleres en dos etapas: la primera fue desde 1959 hasta 1961. La segunda, desde 1974 hasta 1976. En total, disputó 168 partidos y anotó 66 goles. Antes de ese debut, era la mascota y alcanzapelotas de los partidos en los que actuaba su padre, Atilio, volante central con clase, jugador de la “T” entre 1947 y 1954.

Ese amor entre Willington y Talleres consolidó en esa final y en se gol antes referenciado. Por eso, Salzano, fanático del Albiazul, escribió: «Lo corrobora una encuesta publicada por el diario, una encuesta empeñada en determinar cuál ha sido en la historia de la ciudad su deportista más iluminado. El resultado no ofrece dudas. Primero, Willington; después, nadie. Y después, nuevamente Daniel Willington».

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Se fue ese gigante, capaz de hacerte sonrojar con una respuesta incómoda y hacerte doler la panza de la risa debido a alguna broma.

Willington fue tan importante para la historia de Talleres y Córdoba, que la popular norte del Estadio Kempes lleva su nombre, y su figura se consolidó como un emblema del deporte argentino.

La última vez que lo vi, le pregunté si extrañaba el fútbol. Me respondió sin dudar: «Claro que extraño jugar al fútbol», y luego lo resumió con una anécdota diciendo que por las noches soñaba que pateaba tiros libres.

Daniel Willington dejó una marca. Su fútbol fue único. Su gloria, eterna. Adios, Daniel.
Willington Talleres





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