Expresiones de odio: qué esconden las consignas racistas de los adolescentes
La viralización de las imágenes del video en el que se ve a un grupo de alumnos secundarios cantar aberrantes consignas antisemitas durante su viaje de egresados en Bariloche puso sobre la mesa de debate una situación en la que no solo encendió las alarmas de la comunidad judía en el país, sino también expuso de manera brutal un sentimiento que pareciera subyacer, pero que está a flor de piel, más de lo que habitualmente se cree.
Como se recordará, en las imágenes se ve a un grupo de estudiantes de la Escuela Humanos, de la localidad bonaerense de Canning, proferir cánticos racistas contra alumnos de la escuela ORT. Pero más allá de esta actitud por demás repudiable, se ve también cómo dos adultos mayores, el coordinador del grupo y uno de los padres acompañantes, no frenan esa acción, sino que la festejan, y hasta la alientan.
Pero ¿qué lleva a un chico de casi 18 años a cantar consignas racistas?, ¿cuáles pueden ser los motivos por los que estos chicos se diviertan cantando este tipo de expresiones fanáticas hacia pares por el solo hecho de pertenecer a otra religión? ¿Influye el contexto internacional que se está viviendo por estos días a partir de la guerra en la Franja de Gaza? Estas preguntas y algunas otras consultas más respondieron dos profesionales de la salud mental para tratar de esclarecer este tipo de conductas.
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“La ignorancia hace que muchos confundan antisemitismo, antijudaísmo y antisionismo. Aunque se superponen no son lo mismo y vale enseñarlo, sobre todo a adolescentes. El antisemitismo es habitualmente referido solo a los judíos pero estos no son los únicos semitas. El sionismo solo supone el derecho a tener un país, una nación, que se hizo imperioso después del Holocausto y fue decidido por la comunidad internacional. Le estaba negado hasta que se creó Israel pero sigue siendo cuestionado o amenazado por muchos. Por último, el legítimo cuestionamiento a las políticas del Estado de Israel y su ejército, válido a condición de no manejarse con un doble estándar respecto de conductas similares en otras partes del mundo, muchas de ellas vecinas y con muchas más víctimas. No hacerlo supone su discriminación negativa”, comenzó su explicación Abel Fainstein, médico especialista en Psiquiatría y Magister en Psicoanálisis.
“Como todo grupo (los alumnos, en este caso) están sujetos a lo que el psicoanálisis se ha ocupado de definir como ‘psicología de las masas’, donde se pierde la individualidad siguiendo a un líder o ideales, favoreciendo la violencia sin tener que asumir la responsabilidad por ello. Las redes sociales han potenciado mucho ese funcionamiento que apunta a no querer quedarse afuera del grupo, temor importante sobre todo entre adolescentes. Podemos suponer entonces que prejuicios, ignorancia, psicología de las masas y la falta de un liderazgo que evitara esa conducta pueden haber favorecido el lamentable hecho que nos ocupa. No podemos dejar de lado el considerar los valores, ideales y normas de las familias y la comunidad educativa o religiosa a que pertenecen, que en general subyacen a los prejuicios dominantes en los grupos adolescentes. Tampoco los discursos de odio cuando vienen desde el poder político. Son referentes simbólicos que orientan sobre todo a los adolescentes en sus búsquedas identificatorias”, completó el extitular de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Por su parte, José Sahovaler, médico psiquiatra y psicoanalista también integrante de APA, dijo a PERFIL que “la guerra en Gaza ha hecho que resurja el antisemitismo de una manera indiscriminada. Israel, judío, todo es lo mismo y vamos a estar en contra. Esto existe acá, en Europa, en todo el mundo. Teniendo en cuenta lo que pasó con los alumnos, creo que los chicos no piensan y esto pasa con el antisemitismo. Hay miles de libros escritos sobre el antisemitismo tratando de explicarlo y no lo consiguen. Ya sea desde lo religioso, desde la necesidad de encontrar un enemigo, desde el lugar donde se posicionan los judíos que comienzan como inmigrantes y terminan en una posición acomodada. Durante la peste negra, en el 1530, por ejemplo, se mataba a los judíos porque se decía que habían envenenado los pozos de agua”.
En relación con la actitud de los alumnos, Sahovaler sostiene que “los chicos necesitan agruparse y tener una referencia grupal. Si uno empieza a cantar necesitan encontrar, se aúnan y necesitan encontrar un enemigo que los unifique, en este caso, los otros alumnos de la escuela ORT. La lógica de encontrar un enemigo es la lógica de unificación de los grupos, es la primera lógica con la cual los grupos se unifican y si uno queda afuera, pasa a integrar el grupo de los otros, de los enemigos. Si uno empieza a cantar este tipo de consignas y si además hay un líder negativo o un coordinador que alienta, cantan todos, con lo cual la situación se sale de control. Pareciera ser que los chicos están buscando un enemigo en común, diferente a ellos, en el que uno, el líder, plantea quién es el enemigo, y todos se unifican en torno a ese enemigo. En este caso, los alumnos de la ORT fueron registrados como diferentes y por lo tanto, como enemigos”.
De todas maneras, Sahovaler también afirmó que “el antisemitismo está presente en la cultura, aun cuando no se conozca a un judío. O sea, por la idea de que los judíos son ‘lo otro’, es registrado como ‘diferente’, y hay que discriminarlos porque sí. Y esa diferencia, aunque no se conozca a un judío, hace que ‘matemos a un judío’”, concluyó el médico psicoanalista.