Entre Chile, Brasil y Estados Unidos: dónde se ubica hoy Argentina en el mapa de precios
En Argentina, hablar de precios nunca es solo hablar de economía: es hablar de política, confianza y expectativas. Un reciente informe repasa cómo los vaivenes del tipo de cambio, la inflación y la política económica alteraron en pocos meses la percepción del país como un lugar caro o barato para vivir, invertir o hacer turismo.
«Los precios en Argentina no son solo números: son termómetros de la macroeconomía. En cuestión de semanas, el país puede pasar de ser ‘caro’ en la región a convertirse en un destino barato para extranjeros», explicó Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market.
El análisis recorre tres momentos clave: diciembre de 2023, con el cambio de gobierno y el shock devaluatorio; marzo de 2025, tras la estabilización fiscal y el fin del cepo; y septiembre de 2025, cuando la tensión política derivó en un respaldo financiero de Estados Unidos que apreció el peso y volvió a modificar los precios en dólares.
De la distorsión al sinceramiento: el salto de 2023
En diciembre de 2023, la asunción del presidente Javier Milei encontró una economía con inflación desbordada, atraso cambiario y un dólar oficial en torno a los $400. En ese contexto, los precios en dólares parecían bajos, pero reflejaban una distorsión estructural.
Medio kilo de pan costaba unos US$ 2,5, una docena de huevos US$ 3 y la carne vacuna era una de las más competitivas de la región. Sin embargo, la inflación del 200% anual y el déficit fiscal mostraban que esa «baratura» era insostenible.
El «sinceramiento» cambiario, que llevó el dólar oficial a $800, buscó corregir esas inconsistencias, aunque el reacomodamiento fue brusco.
Marzo de 2025: estabilidad y precios más altos
Un año y medio después, en marzo de 2025, el panorama era otro. La inflación se había moderado, las cuentas públicas mostraban equilibrio y el fin del cepo cambiario consolidó un esquema más transparente, con un dólar moviéndose entre $1.000 y $1.400.
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Los precios en dólares subieron: el pan superaba los US$ 3, los huevos rondaban los US$ 4, y la carne se ubicaba cerca de US$ 11. Los servicios también se encarecieron —una comida para dos costaba US$ 67 y un plan de internet unos US$ 31—, mientras los bienes durables seguían siendo los más caros: televisores a US$ 620 y zapatillas por encima de US$ 150.
«Marzo de 2025 fue el momento en que Argentina apareció más cara en dólares, pero ya no por distorsiones cambiarias, sino por fundamentos macroeconómicos sólidos», remarcó Di Pace.
Septiembre de 2025: política, dólar y el regreso de la «baratura»
Las tensiones políticas de septiembre de 2025, tras la derrota del oficialismo en Buenos Aires, dispararon el riesgo país y presionaron al dólar. Pero el anuncio de un respaldo financiero de Estados Unidos —que incluyó la compra de bonos, un swap de US$ 20.000 millones y un crédito stand-by— revirtió la tendencia: el dólar bajó de $1.550 a $1.360 y los precios locales, medidos en dólares, volvieron a bajar.
El pan se ubicó en torno a US$ 2,8, la carne en US$ 9,8 y la leche en US$ 1,5, mostrando una nueva mejora en la competitividad de los alimentos frente a la región. Los servicios, en cambio, mantuvieron precios más altos, y los bienes durables siguieron siendo el rubro más costoso.
Comparaciones regionales: un país de contrastes
En la comparación con Chile y Brasil, los alimentos argentinos se muestran competitivos: la leche y las papas son apenas más caras, mientras que pan y arroz superan los precios regionales. La carne vacuna mantiene buena posición frente a Estados Unidos, aunque cuesta algo más que en Brasil.
Pero en bienes durables, Argentina continúa rezagada. Un Toyota Corolla cuesta US$ 29.600, frente a US$ 19.900 en Chile y US$ 29.300 en Brasil. Una heladera Samsung de 320 litros vale US$ 891 en Argentina, más del doble que en Chile (US$ 398).
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En servicios, los precios locales son comparables a los de Brasil y más altos que en Chile, aunque telefonía e internet mantienen ventaja frente a Estados Unidos. Las expensas y la educación privada continúan muy por debajo de los valores del país del norte.
Entre la competitividad y el costo de vida
El estudio concluye que Argentina muestra un patrón mixto: los alimentos y servicios cotidianos son competitivos en dólares, mientras que los bienes durables y algunos servicios sofisticados continúan siendo caros.
«La pregunta sobre si Argentina es cara o barata no tiene una respuesta única. Depende de qué se mida, cómo se conviertan los precios y en qué momento se observe. Lo que está claro es que la percepción cambia rápidamente con la política, el tipo de cambio y la confianza de los mercados», cerró Di Pace.