En 2030, las cirugías de rodilla y cadera serán robóticas

Por estos días, la ortopedia atraviesa un punto de inflexión comparable a los grandes saltos tecnológicos de la medicina moderna. Durante décadas, el reemplazo total de cadera se consideró la cirugía más exitosa, con tasas de recuperación y satisfacción inéditas. Hoy ese logro se redefine a partir de una nueva frontera que es la cirugía robótica.
En los foros internacionales se repite una proyección que indica que en cinco años, cerca del 90% de las cirugías de cadera y rodilla en Estados Unidos se realizarán con asistencia robótica. No se trata de un entusiasmo aislado, sino de la dirección hacia la que avanza todo el desarrollo tecnológico del área. La pregunta que surge es cuánto tardará en masificarse la tendencia en nuestro país.
La especialidad llegó a un punto donde las mejoras marginales dependen de la integración entre inversión tecnológica, planificación sofisticada y abordajes multidisciplinarios que abarcan desde la preparación prequirúrgica hasta una rehabilitación completamente personalizada. En ese escenario, la robótica aparece como un nuevo marco de referencia.
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En Argentina, el sistema robótico con el que se trabaja es actualmente el único disponible. Su aporte principal radica en la capacidad de realizar una planificación tomográfica en 3D que define la posición ideal del implante según la anatomía real de cada paciente. No es solo colocar una prótesis sino reconstruir una articulación con precisión milimétrica, con el objetivo de que vuelva a funcionar como si fuera propia.
Desde la preparación prequirúrgica hasta una rehabilitación completamente personalizada, la robótica aparece como un nuevo marco de referencia»
Ese estándar se traduce en movilidad, deporte, juego, trabajo y vida cotidiana sin dolor. Mientras tanto, en Estados Unidos se despliega una competencia abierta entre plataformas robóticas que buscan consolidarse como el próximo estándar.
Se trata de robots que aprenden, corrigen desviaciones en tiempo real y permiten intervenciones más controladas que la técnica manual más experimentada. La cirugía tradicional no desaparece, pero deja de ocupar el centro del sistema y el nuevo patrón de oro será la precisión asistida por algoritmos.
Las consecuencias de esta transición ya se observan. Una colocación más exacta del implante disminuye el desgaste, reduce complicaciones y extiende la vida útil de las prótesis.
Hoy, la duración promedio ronda los 30 años, un horizonte que hace dos décadas parecía inalcanzable.
El cambio también transforma la consulta médica. La evaluación inicial ya no se limita a una radiografía, sino a las expectativas del paciente como, por ejemplo, qué no puede hacer, qué desea recuperar, qué define su calidad de vida.
La planificación robótica se ajusta a esa necesidad, no al revés. Devolver la vida cotidiana constituye hoy el verdadero objetivo de la traumatología moderna.
Si las proyecciones globales se cumplen, en cinco años la cirugía robótica será prácticamente la norma en los países desarrollados. Y en diez, la inteligencia artificial asumirá un rol todavía más autónomo en las decisiones intraoperatorias.
El reemplazo de cadera, que ya era una de las cirugías más exitosas de la medicina contemporánea, avanza hacia una versión más precisa, más duradera y profundamente personalizada.
La ortopedia ingresa en una nueva era. Un tiempo donde el futuro ya no se mide en años, sino en actualizaciones de software.
