El show de Bad Bunny en el Super Bowl será una trampa para detener migrantes
“Creo que la gente no debería venir al Super Bowl a menos que sean estadounidenses respetuosos de la ley y que amen a este país”, dijo Kristi Noem al ser consultada sobre el agite mediático que generó la contratación de Bad Bunny para actuar en el cotizado entretiempo del Super Bowl 2026, que se hará en California el próximo 8 de febrero. Noem es la secretaria de Seguridad que en julio de este año visitó Argentina, y quien habla con un lenguaje y una gestualidad propios de quienes se arrogan una misión de escala celestial: en su caso, coordinar razzias violentas para capturar migrantes indocumentados en Estados Unidos.
“Son unos inútiles, pero ganaremos y Dios nos bendecirá, y al final del día nos levantaremos y estaremos orgullosos de nosotros mismos, y ellos no podrán dormir por la noche porque no saben en qué creen y son muy débiles”, agregó Kristi Noem. Con “inútiles” se refirió a los responsables de poner a Bad Bunny en el entretiempo del Super Bowl. El resto, a los migrantes ilegales a quienes Noem caracteriza de una sola manera: delincuentes. Por eso, sumó: “Tengo la responsabilidad de asegurarme de que todos los que asistan al Super Bowl puedan disfrutarlo. Y de eso se trata Estados Unidos (…) Estaremos por todas partes y vamos a hacer cumplir la ley”.
Cacería. Kristi Noem, una de los varios funcionarios autopercibidos iluminados y patriotas únicos, no está sola en esta cruzada iniciática contra el show de Bad Bunny en el Super Bowl. Con lenguaje trumpista, habló Corey Lewandowski, exjefe de campaña de Trump en 2016 y hoy de Noem. “Es muy vergonzoso que hayan elegido a alguien que parece odiar tanto a Estados Unidos. No hay lugar seguro para quienes se encuentran en este país ilegalmente. (…) Si hay inmigrantes ilegales, no me importa si es un concierto de Johnny Smith, de Bad Bunny o cualquier otro. (…) Los encontraremos, arrestaremos, internaremos en un centro de detención y los deportaremos”, dijo Lewandowski.
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Agresiones. Otras voces de la derecha trumpista que, en Estados Unidos, tiene acólitcos numerosos siguieron la misma línea discursiva de los mencionados Kristi Noem y Corey Lewandowski.
“Rapero con un catálogo de letras vulgares en español e inglés”, “demoníaco”, “woke (progre)”, son algunos de los conceptos que usaron trumpistas reaccionarios para descalificar a Bad Bunny. En paralelo, la NFL (Liga Nacional de Fútbol Americano) comunicó vía Jon Barker, vicepresidente de Producción de Eventos Globales, que Bad Bunny “es uno de los artistas más influyentes y escuchados del mundo, su habilidad única para conectar géneros, idiomas y audiencias lo convierte en una emocionante y natural elección para protagonizar el espectáculo del entretiempo del Super Bowl”. Ahce u
Ajeno a insultos. En un descanso entre el cierre de los treinta conciertos que dio en Puerto Rico y el inicio de su gira mundial, Bad Bunny solo expresó la felicidad que le da estar en el Super Bowl 2026. “Lo que siento va más allá de mí, es para los que vinieron antes que yo y recorrieron infinitas yardas para que yo pudiera llegar y anotar un touchdown; esto es para mi gente, mi cultura y nuestra historia. Ve y dile a tu abuela que seremos el halftime show del Super Bowl”, dijo el cantante a Billboard.
Por ahora, no está en sus planes responder agresiones. Bad Bunny siempre cantó en castellano y eso no le impidió convertirse en artista global ni triunfar en Estados Unidos. Sí tomo la decisión de no incluir a Estados Unidos en la gira mundial que comienza en breve porque temía que se usaran sus recitales para detener migrantes. Y el accionar de Kristi Noem le da la razón.
Michael Jackson, los Rolling Stones, Madonna, Bruce Springsteen, Prince, Paul McCartney y Kendrick Lamar –cuyo show fue criticado por los trumpistas– fueron algunos de los artistas que actuaron en el entretiempo del Super Bowl, un show de no más de diez minutos que, por ejemplo, en 2025 tuvo con Kendrick Lamar en escena, 120 millones de espectadores globales.