El plástico también tiene su eslabón perdido

Cada día, en miles de hogares argentinos, se repite el mismo gesto: una mano que enjuaga una botella, separa un envase y lo deposita en una bolsa.
Un acto pequeño que se volvió parte de la rutina tanto como poner la pava o revisar el celular antes de salir. Detrás de ese hábito —tan simple y silencioso— hay una decisión consciente y también una pregunta que cada vez más personas se hacen: ¿lo que separan en sus hogares continua en el camino del reciclado?
Esa sensación convive con una conciencia ambiental que crece. Según el último estudio de Ecoplas y Opinaia, ocho de cada diez argentinos, 82%, separan sus residuos plásticos al menos de manera ocasional, frente al 64% que lo hacía en 2022. El cambio cultural es innegable. Sin embargo, la misma encuesta revela algo más profundo: el 93% reclama políticas públicas que acompañen el reciclaje y el 88% exige que las marcas garanticen un reciclaje más eficiente. La sociedad está lista, pero el sistema todavía no.
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En Argentina se recicla, y mucho. La cadena del reciclado de plásticos es una economía que ya genera más de 50.000 empleos directos e indirectos, con más de 190 empresas distribuidas en todo el país. En los últimos veinte años, la cantidad de plásticos reciclados se multiplicó por cinco y se valorizan más de 30 mil toneladas adicionales en hornos cementeros.
Sin embargo, la industria trabaja con una capacidad ociosa cercana al 50%: hay infraestructura, conocimiento y voluntad social, pero falta coordinación y compromiso compartido.
Desechos plásticos: son un problema ambiental apremiante
A esto se suma un escenario internacional de precios poco competitivos, lo que desalienta la incorporación de reciclado en los procesos productivos. Sin embargo, estas dificultades deben interpretarse como una coyuntura de mercado que puede y debe revertirse con políticas públicas y decisiones empresariales orientadas a un futuro sostenible.
Por eso, es necesaria la implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) de envases como una herramienta indispensable. Esta norma —ya vigente en la Unión Europea, Chile, Brasil y México— establece que las empresas envasadoras deben hacerse cargo de la gestión post consumo de los productos que ponen en el mercado. Incluye envases de todos los materiales, entre ellos los plásticos.
Se trata de asumir un rol activo en el cierre del ciclo: ecodiseñar, reciclar, revalorizar e incorporar materiales reciclados. Es un modelo que combina innovación, eficiencia y responsabilidad ambiental.
Es una inversión en sostenibilidad y competitividad, para a las empresas que innovan y generan empleo verde. Donde se aplicó, aumentó el reciclado, se redujo la disposición final y se crearon nuevas oportunidades de desarrollo local.
Pero, para que funcione, el Estado debe acompañar con marcos regulatorios claros y previsibles, que incentiven a las marcas a cumplir su parte y faciliten la articulación con los municipios y la sociedad civil.
El cambio cultural también se refleja en el consumo: el 52% de los argentinos pagaría más por productos hechos con plástico reciclado, y el 45% valora la presencia de sellos o certificaciones ambientales al elegir qué comprar. Según el Estudio, la ciudadanía no sólo recicla: también elige con conciencia, y espera que las marcas respondan a esa expectativa con coherencia y transparencia.
Impulsamos junto al INTI la primera certificación nacional para productos con contenido de plástico reciclado, que garantiza trazabilidad, transparencia y un mínimo del 15% de material reciclado. Es una herramienta concreta para las empresas que quieren prepararse para el modelo circular que el país necesita.
Argentina tiene hoy una oportunidad histórica. El reciclaje de plásticos dejó de ser una cuestión de buena voluntad: es una política de desarrollo, innovación y empleo. La Ley REP de envases puede ser el punto de inflexión que el país necesita: una norma capaz de transformar el esfuerzo cotidiano de millones de personas en resultados concretos, que cierre el círculo del reciclaje y convierta los plásticos en recursos.
La sociedad ya eligió avanzar hacia una economía circular. Ahora es el turno de las políticas públicas y de las marcas de acompañar con hechos un compromiso que la gente viene eligiendo de manera creciente.
*Directora Ejecutiva de Ecoplas
