El llanto de Luciana Elbusto al hablar de su relación con Diego Brancatelli


Después de 20 años «transpirando infatigablemente la camiseta» de Paparazzi investigando, reporteando, entrevistando e indagando entre famosos de toda clase, índole y estirpe, Luciana Elbusto está «del otro lado del mostrador»: ahora la noticia es ella.

Ella y su relación con Diego Brancatelli. ¿Son amigos, son algo más, eran reales los chats que se conocieron hace unos 10 días, tuvo contacto con la esposa de él, qué va a pasar con ellos en el futuro?

Muchas preguntas que tuvieron respuesta, acaso por primera vez, en el explosivo testimonio que la periodista, una experta en el arte de revelar romances y descubrir amoríos, brindó en exclusiva para este medio. Sí, para Paparazzi, donde ella es bastonera de ideas, producciones, notas, reportajes picantes, títulos reboteros y primicias incendiarias. Las vueltas de la vida…

Algunos dicen que a Luciana le tocó bailar con la más fea, como sentenciaban las abuelas cuando a una persona le tocaba llevar la peor parte en un asunto medio compliqueti. La peor o la más difícil. Sin embargo, ella luce decidida y parece haber nacido para esto.

Para ser centro de la escena y no lucecita que prende y apaga allá en el fondo del jardín. Para ser protagonista y no segunda, ni tercera ni ochocuartos. Mientras otros se esconden, ella da la cara y aún en una parada brava se muestra dispuesta a enfrentar la locomotora que le viene de frente.

Y nosotros, para qué negarlo, hinchamos por Luciana. Hacemos fuerza para que le vaya bien, para que sea feliz, para verla sonreír. Es simple y sencillamente lo único que se merece. Ni más ni menos que eso. De allí que duela, o lastime, o incomode, verla de otra forma. Verla mal, verla triste, verla sollozar, verla lagrimear, verla preocuparse porque los que están cerca suyo están fastidiosos y atentos mirando el celu para leer las últimas novedades «del caso».

EL LLANTO DE LUCIANA ELBUSTO AL HABLAR DE SU RELACION CON DIEGO BRANCATELLI

De saco fucsia que le dejaba el hombro al descubierto y el pelo castaño recogido con un rodete, Luciana estaba contando lo que es parte de su historia cuando no aguantó más y se quebró. ¿Qué estaba diciendo? «Un vínculo que, bueno, queda para nosotros cómo fue, qué sentimos, qué nos pudo haber pasado. Si en algún momento hubo una confusión. Eso queda en cada uno y cada uno sabrá cómo manejarlo, a su tiempo, y yo creo que el tiempo cura todo». Fue enonces que solloó y siguió como pudo.

«Hoy es… me superó. No, no, no sé… no sé cómo explicar lo que es esto porque donde pongo, donde abro las redes sociales y yo antes buscaba para ver qué nota escribir y hoy te encontrás tu cara e inevitablemente querés ver qué está pasando. Aunque te dicen «no mires, no mires porque te va a hacer mal» uno inevitablemente se pone a ver qué es lo que está pasando, por eso sentí que si tenía que hablar tenía que hacerlo con Paparazzi porque es el lugar en donde laburo».

«Con Diego no hablé desde la semana pasada. Fue la primera conversación que tuvimos cuando salió esto, cuando explotó todo. Cuando vi el nivel de la conversación fue un montón, lo único que pensé en ese momento fue en las familias. Fue una tergiversación, el diálogo lo pudieron haber manipulado porque sí teníamos diálogo por WhatsApp. El miércoles fue la última vez que hablamos los tres. Esa fue la decisión. espero que esto pase. Hay que tratar de estar bien». Ahí terminó y volvió a lo de siempre. A laburar para Paparazzi.

 



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