El libro de Gustavo Vera con cartas del Papa Francisco: «La amistad no se negocia»
CAPÍTULO 15
Predicar con el ejemplo, servir al pueblo
Esto no les gusta a los autoritarios
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y la ética social en el ejercicio del poder
El legado del Papa Francisco tiene varias dimensiones, entre las cuales hay una que se destaca y trasciende al mundo católico, siendo reconocida incluso por sus adversarios: su concepción del poder como servicio al prójimo, su predicar con el ejemplo y la coherencia entre lo que se dice y lo que se vive,además de la extraordinaria humildad con la que ejerció su magisterio y su rol de jefe de Estado.
En tiempos donde figuras como el Papa Francisco o, desde el mundo no creyente, el “Pepe” Mujica nos interpelan sobre la ética social en el ejercicio del poder, quisiera compartir algunos consejos que me enseñaron a ser mejor samaritano y servidor del pueblo.
Hay varias reglas que siempre me recordaba y que tomé al pie de la letra.
1. “Nunca verás un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre”
Esa era una frase recurrente en Francisco aludiendo a que estamos de paso por la Tierra para dejar las cosas mejor de lo que las encontramos para las futuras generaciones. Cuando se tiene alguna responsabilidad política, sindical o social, no es para el provecho propio ni para acumular, sino para servir al prójimo. En una carta que me envió el 30 de agosto de 2020, recordando al padre Bachi, Francisco me decía: “Marcó un sendero, hizo un camino y dejó el pellejo. Me viene a la mente el verso de San Juan de la Cruz: ‘en el final de tus días, te examinarán sobre el amor’. Y este hombre amó en serio y dio testimonio de amor”.(30.08.20)
Cuando tuve la responsabilidad de ser diputado de la Ciudad de Buenos Aires, me propuse dedicarme full time a servir a los vecinos y devolver, ante escribano público, el 60 % de mi salario para quedarme con el salario equivalente al de un director de escuela u hospital. Me parecía totalmente arbitrario que un legislador ganará ocho o diez veces más que un trabajador promedio. Propuse que los legisladores ganaran lo mismo que un director de escuela o de hospital, que tenían enormes responsabilidades y ganaban muchísimo menos que los diputados. Lamentablemente, perdí 48 a 4. No obstante, seguí fiel a mis convicciones, devolviendo ese 60 % a organizaciones de la sociedad civil que lo necesitaban (orquestas infantiles, parroquias, clubes, escuelas, scouts, etc.), y nunca a La Alameda, porque no consideraba serio donar ese dinero a mi propia organización.
Durante esos años, fueron numerosas las cartas del Papa Francisco apoyando y empujando esa iniciativa: “El gesto de donar gran parte de tu sueldo ayuda a todos”. (11.02.14). Un mes después, en otra carta, me decía: “Gracias por tus correos… y gracias por el ejemplo. Donar el sueldo no es mera caridad, es también justicia. Gracias”. (18.03.14)
Cuando ya se debatía públicamente el proyecto de equiparar los salarios, me escribió: “Cunde el ejemplo por las donaciones de los sueldos. Los bolsillos chillan. Están acostumbrados a recibir y guardar… no a dar”. (18.05.14)
Y luego de la votación, cuando el proyecto fue rechazado: “Bueno lo de avergonzar a los otros con la propia conducta. Jesús decía que era como ponerles un brasero en la cabeza”. (21.12.14)
2. Cuanto más alto, más bajo
El segundo consejo que quedó grabado en mi corazón es que cuanto más responsabilidad tenemos en lugares dirigenciales, más humildes debemos ser y más tenemos que esforzarnos por predicar con el ejemplo. En suma, en “no creérsela”. Jorge lo graficaba con un simple ejemplo: “Cuando vas subiendo la escalera, saluda a todos los que encontraste en el camino. Son los mismos que vas a ver cuando bajes”.
En las vísperas de asumir como diputado, el padre Jorge me escribió: “El desafío ahora está en no perder el ‘estilo’, en no dejarse ‘almidonar’ por las nuevas formas que te propondrán, en no perder el ‘sexto sentido’, en que no te dibujen otro rostro”. (17.08.13)
Recordando sus consejos en Buenos Aires el 29 de enero del 2015 le escribí: “Leyendo el capítulo de los Romanos, me detuve en la rama injertada que no tiene que creérsela; que no debe olvidarse nunca por qué está allí; que si las ramas naturales fueron barridas por alejarse del camino, con mucho más razón lo será la rama injertada sino permanece en el camino de la bondad. Es una gran verdad. Y si bien sé que soy apenas un peón en el tablero infinito de fichas cumpliendo la millonésima parte de una misión, no tengo miedo de apartarme del camino, porque no me sale la maldad y porque mi madre siempre me enseñó a buscar por sobre todas las cosas la verdad, por más dolorosa que sea”.

Francisco respondió: “Bueno lo del injerto. Si nos olvidamos de esto nos creemos el árbol… y terminamos siendo maleza. Y de allí el ‘cuanto más alto, más bajo’. Para los jesuitas el camino de la vida nuestra puede definirse así: progresar es abajarse”. (02.02.15)
En 2014, cuando denunciamos públicamente numerosos nichos de corrupción y negociados que descubrimos dentro del palacio legislativo y teníamos ganas de mandar todo al demonio, el padre Jorge me escribió: “Alguna vez leí que el infierno era un gran pantano de mierda… y eso me hace pensar que, en nuestro camino, tenemos que atravesar esos pantanos… Nuestra gente sencilla lo dice cuando le toca vivirlo: esto es un infierno. Es verdad. Pero hay otra verdad también, la de la semilla chiquita que termina siendo árbol grande que da cobijo a los pájaros, o una espiga de trigo que alimenta. Tu testimonio es una semilla. No la pierdas y no la plantes en ese pantano. Plantala en el corazón de nuestro pueblo. Él la cuidará y la hará crecer. Tu testimonio es esperanzador. Acompaño tu semilla, tu mano dudosa de si vale la pena sembrar o mandar todo al pantano, y rezo”. (01.06.14)
3. Abrir procesos antes que ocupar espacios
Este consejo tan conocido del Papa Francisco y recordado en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium también estaba presente en su vida cotidiana.
Frente a la corrupción, los códigos de omertà y en algunos casos la mafiosidad, el padre Jorge decía: “Es increíble la cultura de la omertà en la que hemos caído. La cosa duele. Rezo por vos para que tu testimonio dé fruto. Vos sos legislador no para ocupar un espacio sino para iniciar procesos, por eso hay que acompañarte”.(23.04.14)
Dejando en claro que no estaba allí para eternizarme en un sillón, sino para dejar testimonio. En una oportunidad, después de haber denunciado a un funcionario que habilitaba prostíbulos que habían sido clausurados, el Papa Francisco me recordaba: “No me extraña lo del funcionario que patrocinaba jurídicamente la explotación sexual. Se instaló, con los años y en todas partes, una suerte de doble pertenencia: el delito y a la ley… y conviven naturalmente en la misma persona. Es un signo de grave decadencia. Y tu lucha hace tomar conciencia de esta monstruosidad de dos cabezas. Tu segundo mail me trajo a la memoria un renglón de los ‘Hechos de los Apóstoles’: ‘en aquel tiempo se desató una persecución en toda Jerusalén’. La persecución de los corruptos a los profetas es un clásico y, por otro lado, es la marca en el orillo de que la cosa anda bien. Mi palabra en este momento es que te acompaño y estoy cerca tuyo, y de corazón. Mi consejo es el mismo que el Profeta les da a los judíos en una situación parecida a la tuya: ‘vigilancia y calma’”. (27.10.13)
4. Construir puentes y derribar muros
Naturalmente, nuestras sistemáticas denuncias no solo a la trata y el trabajo esclavo y sus complicidades políticas y judiciales, sino también a los negociados inmobiliarios, los sobreprecios, los nichos de corrupción que descubríamos desde la legislatura mientras seguíamos devolviendo el salario y dando testimonio, sumado a los coloquios que organizamos con jueces y fiscales, la construcción de la mesa “Laudato si’ – Modelo Nacional” o el trabajo con el “Pacto de Padua” con los intendentes, tuvieron su “vuelto”. Y comenzaron campañas feroces en varios medios de comunicación masivos que decían que había sido expulsado del Vaticano, que había mucho malestar del Papa con mis actitudes, que me habían ordenado “bajar mi perfil” y desautorizaron mis denuncias.
El 5 de julio del 2016, el Papa Francisco escribió una extensa carta en la que puso en ridículo todas esas calumnias: “Querido hermano: Predicar con viento en contra es lo que, en definitiva, caracteriza al profeta. A veces pudieron hacerlo con viento a favor, pero Jesús les recuerda a los doctores de su tiempo que sus antepasados persiguieron, calumniaron y mataron los profetas… y ellos ahora les hacen monumentos para blanquear la historia… Tu actitud y tu actividad constructiva aparecen por todas partes… pero sucede lo de siempre: cuando ven a alguien que construye puentes les da miedo. Siempre es más fácil delimitar espacios haciendo muros; así se evita el “contagio” y se instaura un procedimiento de “desclase” y selección de personas. También Jesús denunció esto: “Te doy gracias Señor porque no soy como los demás pecadores, ni como ese publicano”. Las elites selectivas le tienen terror al hecho concreto de que todos somos hijos de Dios, iguales ante la justicia y con los mismos derechos. Creo que la “frase venenosa” es un coqueteo literario (refiriéndose a un artículo de Joaquín Morales Solá en La Nación). Más aún dudo que sea del autor, el cual sabe que sos mi amigo, y lo dije y lo digo y te hospedas aquí. Eso sí: te tienen miedo porque no solo denuncias sino que construís. Me viene, al final, una frase muy argentina: “prender el ventilador”… Creo que al “operativo de prensa” organizado por algunos colaboradores del oficialismo le cabe perfectamente. Después de todo, y lo digo con tristeza, desparraman lo que tienen en el corazón. Levantar muros y ensuciar a los otros, aquí son sinónimos. Gracias por tu trabajo”. (05.07.16)
En vísperas de la Pascua de 2017, le escribí al padre Jorge lo importante que era para mí rezar para tener siempre presente lo que nos pedía el apóstol San Pedro: “Pedro nos pide 1) Desprendimiento y servicio al otro; 2) Paciencia y pedagogía para contener al pueblo y no tiranía; 3) Humildad y ejemplaridad como pastores; 4) Sobriedad y alerta porque el Diablo siempre nos quiere desviar del camino; 5) Fe y firmeza para atravesar las dificultades y padecimientos porque el Señor nos restablecerá y fortalecerá cuando sea la hora”.
Al día siguiente, el Padre Jorge respondía: “Gracias por tus augurios pascuales y por el regalo de recordarnos las 10 actitudes que nos pide Pedro. Son actitudes para construir comunidad, actitudes que nacen del amor”. (15.04.17)
5. De la periferia al centro y de abajo hacia arriba
En el 2018 ya nuevamente como militante raso, cuando recorría el país de Ushuaia a la Quiaca ayudando a construir decenas de multisectoriales en la resistencia a los ajustes neoliberales y le contaba a Jorge todo lo que aprendía de sus culturas y las diversas formas en que se veía la Patria desde cada rincón, él me recordó a Rodolfo Kush y al profeta Amos para subrayar cómo debía ser el perfil de un dirigente: “Y es verdad “el ser nacional” lo vamos a encontrar en la Argentina profunda, allí donde fuiste vos. Me ayudó mucho a comprender esto la lectura de la obra de Kush. Acompañar al pueblo, interpretar su sabiduría, corregir las cosas que lo apartan en su camino de poder desarrollar este ser interior y profundo, esa sabiduría, es el papel de todo dirigente. Cuando al profeta Amos le decían que era un profeta, respondía “no soy profeta, ni hijo de profeta”… “a mí me sacaron de atrás del rebaño”. Ese es el perfil de un dirigente que respeta, ama e interpreta a su pueblo”. (15.10.18).
Tres años después seguía recorriendo la Argentina, ahora como Director del Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y seguía contándole a Jorge las experiencias por el interior de la Patria. En una oportunidad Francisco me escribió: “Me gusta eso de trabajar de costurero en la Patria Profunda”. (20.06.21)
6. Asumir los grandes desafíos sin perder los pequeños detalles
Como me lo expresó en reiteradas cartas, para Jorge lo esencial era el pensamiento estratégico, pero sin dejar de tener un cable a tierra con las raíces y los afectos. Así me lo expresó el 20 de diciembre de 2021: “Muchas gracias por tu correo, me alegro. Cuando vi las fotos (vos con tu madre y la flor) me vino a la mente una expresión medieval que se usó para describir la grandeza de ciertas personas históricas: ‘Non coerceri a maximo, contener tamen a minimo divinamente est’ que traducido significa: no asustarse de las grandes empresas (desafíos) y a la vez tener en cuenta lo mínimo (el detalle), esto es divino”. (20.12.21)
Dos años después vuelve a recordar la necesaria conexión entre los grandes desafíos sociales y conectado a su vez con los afectos cotidianos: “Gracias por tu correo con tres pilares, tu madre, tus hijos, tu obra. Y lo que me llama la atención es que sobre los tres hablás con ternura. Y esto es grande porque evoca el modo de ser de Dios. Él nos habla con proximidad, misericordia y ternura. Y en tu madurez veo que sos una persona próxima a los problemas, ‘sos comprensivo’ (misericordioso) con las debilidades humanas y tenés ternura. Gracias por el testimonio”. (16.12.23)
Jorge me enseñó y subrayó numerosas veces que la cercanía, la misericordia y la ternura no pueden faltar nunca en quienes tienen responsabilidades comunitarias o sociales. Sus enseñanzas trascienden la política y el liderazgo; son un abrazo cálido y firme que toca el alma de quienes tuvimos la bendición de sentirlo como guía, padre y amigo. En su figura encontré un modelo de vida que enseña que el poder solo tiene sentido si se pone al servicio del otro, que la humildad no es signo de debilidad sino de grandeza auténtica, y que predicar con el ejemplo es la forma más genuina de transformar el mundo.
Él fue ese padre espiritual que supo escucharme en la duda, sostenerme en la tentación de abandonar y recordarme siempre que el amor al prójimo debe ser la brújula que guíe mis acciones. Pero también fue amigo: cercano, sincero y lleno de afecto, que celebraba cada pequeño logro y acompañaba cada derrota con fe y esperanza.
