El impactante testimonio de la mamá de Lara sobre el robo en el triple femicidio


El triple femicidio de Florencio Varela volvió a poner en el centro del debate público las hipótesis más violentas. Esta vez, fue la voz más dolorida la que irrumpió en la escena: Estela, madre de Lara Gutiérrez, la menor de 15 años, asesinada junto a Brenda del Castillo y Morena Verdi.

La mujer salió a repudiar firmemente la versión que asocia el homicidio con un robo de 400 kilos de cocaína. Con un testimonio cargado de emoción y enojo, Estela respondió al relato que cobró fuerza tras las declaraciones del abogado defensor de dos detenidos.

“Si hubiesen robado droga o algo ¿cómo se van a subir (a la camioneta blanca que las llevaría a una fiesta sexual a cambio de dinero) por 300 dólares con toda la cantidad de plata que supuestamente dicen que falta? No entiendo. Porque si tendrían eso, tendrían que tener plata las chicas. No es necesario que se vayan de fiesta por 300 dólares. No hay ni una lógica”, dijo la mujer en diálogo con El Nacional de Matanza.

La madre no estuvo sola: otra de sus hijas corrigió una versión que circuló desde el inicio del caso y afirmó con firmeza: “De fiesta no, fueron a trabajar las tres”, buscando despejar la idea de que se trató de una salida por diversión.

El argumento familiar intenta reenfocar el episodio hacia la estafa y el engaño: chicas que fueron convocadas bajo la promesa de un trabajo que jamás existió. Estela, visiblemente afectada, insistió en desmontar las fantasías que rodean al caso y aclaró su realidad cotidiana.

“Sí, se fueron a trabajar las tres supuestamente por 300 dólares y acá no sé, no entiendo yo tampoco de esto, de este tema, pero eso de que compraron autos, motos es mentira… Yo ando con la sube para todos lados y con lo que me ayuda la gente trato de estirarlo lo que más puedo. Por suerte está mi familia y la gente que me apoya en este sentido” expresó.

La hipótesis del robo millonario cobró impulso luego de que el abogado Guillermo Endi asegurara que el móvil del crimen habría sido la venganza narco por la sustracción de 400 kilos de cocaína. El relato, difundido por periodistas como Paulo Kablan, describía una trama en la que la joven habría sido el nexo entre bandas y facilitado la ubicación del cargamento.

Esos pasajes —en los que se habla de “marcar el lugar” y de ofrecer pastillas para dormir— son los que la familia rechaza con vehemencia. El contraste entre las versiones oficiales y el dolor familiar pone en evidencia una grieta: por un lado, la investigación que busca pistas y móviles; por otro, la demanda de las madres por verdad y respeto.

Para Estela, además del reclamo por justicia, hay una petición clara: que no se utilice la figura de su hija para armar teorías que, además de incomprensibles, deshumanizan a las víctimas. Mientras sigue la espera de novedades judiciales y la posible extradición del señalado autor intelectual, Pequeño J, detenido en Perú, las palabras de Estela agregan una capa íntima y contundente al caso: una madre que no acepta versiones que relativicen el horror.

 



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