El homenaje de Georgina Barbarossa a su único y gran amor
Cada 23 de agosto, Georgina Barbarossa transforma el dolor en memoria viva. Este año, en el que su esposo Miguel “Vasco” Lecouna hubiera cumplido 77 años, la actriz y conductora volvió a rendirle homenaje con un gesto íntimo y profundamente emotivo: compartió en sus redes sociales un álbum de fotos que recorre los momentos más felices de su vida junto a él y sus hijos, Juan y Tomás.
El posteo, acompañado por el mensaje “¡Feliz cumple Vasquito! Te amamos siempre”, conmovió a sus seguidores y volvió a poner en primer plano una historia de amor marcada por la tragedia, pero también por la ternura y la resiliencia. La historia de Georgina Barbarossa y el Vasco Lecouna es conocida por muchos, no solo por su vínculo como pareja y padres, sino por el trágico final que tuvo en noviembre de 2001.

Miguel fue asesinado durante un robo mientras viajaba en un taxi por Palermo, en lo que debía ser una jornada de celebración: el cumpleaños de sus hijos mellizos. Ese día, que comenzó como uno de los más felices para la familia, terminó en una pesadilla que dejó una herida imposible de cerrar.
Desde entonces, Georgina ha mantenido vivo el recuerdo de su esposo en cada fecha significativa. A lo largo de los años, ha compartido mensajes, fotos y reflexiones que muestran cómo el amor puede sobrevivir incluso a la ausencia física.

“Hoy 20 años y mi amor sigue intacto. Todo el tiempo te recuerdo y te siento conmigo. Gracias por los maravillosos hijos que tenemos y la familia que supimos formar”, escribió en una publicación anterior, dejando en claro que el vínculo con el Vasco sigue siendo parte esencial de su vida.
En esta ocasión, Georgina eligió mostrar una serie de imágenes que recorren distintas etapas de su vida junto a Miguel. La primera foto los muestra en sus años jóvenes, sonrientes y mirando directo a la cámara, con esa complicidad que solo tienen las parejas que se eligen todos los días.
Recuerdos
Le sigue una imagen en blanco y negro donde el Vasco posa de perfil, con una mirada tierna dirigida a ella, como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante. Las siguientes postales trasladan el recuerdo al plano familiar.
En una, se los ve junto a sus hijos en unas vacaciones, abrigados y distendidos, disfrutando de un momento simple pero lleno de significado. Otra los muestra en un restaurante, compartiendo una comida en familia, con gestos de calidez que traspasan la imagen. El broche lo dan dos fotos más: una de Georgina Barbarossa sonriente, radiante y auténtica, y otra del Vasco mirándola con admiración, como si el amor pudiera capturarse en una sola mirada.
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