El fenómeno de los enganches reconvertidos a doble cinco, del lujo al sacrificio



El fútbol cambia y, con él, las posiciones. Lo que antes era un enganche clásico, hoy muchas veces se reconvierte en un doble cinco con mayor influencia en el juego desde atrás. Así lo analizaron en Cueste lo que Cueste, donde repasaron casos emblemáticos de futbolistas que dejaron de ocupar el rol de creador suelto para desempeñarse en la mitad de la cancha.

Los enganches que mutaron en doble cinco: el análisis de Cueste lo que cueste

Uno de los ejemplos recientes fue el de Ignacio Malcorra en Rosario Central. Bajo la conducción de Ariel Holan, pasó de jugar por delante de los volantes a compartir el doble cinco con Kevin Ibarra, dándole al equipo más equilibrio y volumen de juego.

La lista de casos es larga: Ever Banega, que comenzó como enganche en Boca y en Europa terminó como mediocampista interior; Nacho Fernández, utilizado por Marcelo Gallardo como doble cinco en varios pasajes de River; y Manuel Lanzini, que también cumplió esa función. Incluso se mencionó a Agustín Bouzat y a jugadores de menor prensa como Nicolás Oroz en Argentinos Juniors.

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La Selección Argentina campeona del mundo es otro ejemplo de esta tendencia. Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y Giovani Lo Celso —todos con pasado de enganches— se consolidaron en el mediocampo como doble cinco o interiores, aportando tanto recuperación como creatividad.

La discusión en el programa también recordó hitos históricos: Fernando Redondo y Diego Simeone en el Mundial 94; Fernando Gago y Javier Mascherano en 2014; e incluso un episodio del repechaje ante Australia en 1993, cuando Diego Maradona se paró como doble cinco junto a Redondo para manejar los tiempos del partido.

“Al enganche lo tiraron para atrás”, resumieron en el debate. Hoy, ese jugador creativo que antes flotaba detrás del nueve, encuentra en la mitad de la cancha un nuevo lugar para influir en el juego.

BP





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