El caso Espert–Machado y la sospecha sobre las avionetas narco en zonas rurales



Este martes, como pasa cada semana, se reunirán los integrantes de la Corte Suprema de la Nación. Y entre la lista de expedientes que deberían tratar, uno de los más calientes es la causa que volvió desde Neuquén el viernes pasado, en la que la justicia de Estados Unidos pide la extradición de Federico “Fred” Machado. Un trámite que lleva varios años sin resolución, pero que explotó ahora en la agenda pública cuando en varias entrevistas se le consultó a José Luis Espert que diera explicaciones sobre los aportes en dólares que habría recibido del presunto narco para la campaña presidencial en 2019 de quien ahora encabeza la lista para diputados nacionales de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires.

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Mientras en la Casa Rosada definen si bajar la candidatura de Espert y los cortesanos resuelven si autorizan la extradición a Texas de Machado –el enigmático empresario argentino vinculado al narcotráfico en Centroamérica y Estados Unidos que comparte abogado con Javier Milei– la justicia federal y la PROCUNAR seguirán cruzando datos para desovillar una madeja que mezcla avionetas incendiadas, enormes cargamentos de cocaína y empresas apuntadas por la sospecha de lavado. Y para más de un investigador, al final de las pesquisas los caminos pueden llegar a cruzarse.

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Los bombardeos de droga

En los últimos meses, varias veces fue noticia en el Delta entrerriano, el sur santafesino y el norte bonaerense, la aparición de una avioneta con droga en su interior o señales de haber hecho un “bombardeo narco”. En junio hubo dos casos: una aeronave aterrizó de emergencia en un campo de Estación Clarke, a 70 kilómetros de Rosario. La investigación detectó que antes había descargado cocaína en la zona rural Arroyo del Medio, en el límite entre las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Para la misma fecha, hubo un hecho similar en Manuel Ocampo, a 15 kilómetros de Pergamino. Y en agosto, un puestero encontró restos de una avioneta incendiada entre Colón y Pergamino.

En cada una de estas causas, la justicia federal trabaja para la detección de la ruta que hicieron las avionetas y poder encontrar sus titulares, algo que no es sencillo porque las bandas narco suelen camuflar las matrículas originales. Aunque el 22 de enero, con un cargamento de 359 kilos de cocaína que aterrizó de emergencia en un campo de Ibicuy, los fiscales Pedro Rebollo y Martín Uriona sí lograron “tirar del hilo” para reconstruir la trama.

La modelo boliviana y el narcopiloto brasileño

Todo empezó con la detención de los dos tripulantes del avión «Cessna», un piloto brasileño con antecedentes en su país por haber llevado casi mil kilos de cocaína en un vuelo narco, que ahora caía con casi 400 kilos más. Según se pudo reconstruir por los mensajes que habían enviado en pleno vuelo, la carga debía llegar a la provincia de Buenos Aires, pero cuando los que la esperaban en destino detectaron que había riesgo de ser captados por las fuerzas de seguridad, habían indicado la necesidad de buscar “cancha alternativa”. Así, Leonardo Monte Alto Gusmao descendió en un campo entrerriano junto a Jade Callau, una modelo boliviana que había ganado un concurso de belleza en su país y hacía de copiloto en el vuelo. Él espera llegar a juicio y ella ya fue condenada en juicio abreviado y será deportada; el tío de la joven es Adalid Granier Ruiz, proveedor mayorista de cocaína de las bandas rosarinas, ahora preso en Brasil.

La investigación encontró que debajo del LV-GOP pintado en azul en el fuselaje de la avioneta, había otro dominio en rojo LV-GQA que daba cuenta de la identidad original de la aeronave. Y llegaron hasta un boliche bailable en Buenos Aires, en Avenida Rivadavia al 7200. Allí, en la parte de atrás del local, Steven Villanueva –el aviador peruano que fue detenido con cinco kilos de cocaína que le encontraron al ser allanado– tenía montado un simulador de vuelo. Se sospecha que era una “escuela de pilotos narco”.

Sirve el periodismo

El hombre también irá a juicio. Y los fiscales lograron ir más allá: la avioneta que había volado de Bolivia a Entre Ríos con el cargamento de droga había sido comprada a El Nacional, una empresa en la provincia de Buenos Aires con apenas dos empleados y decenas de aeronaves. El joven peruano y dos familiares suyos habían pagado apenas 13 mil dólares, diez veces menos que el valor de mercado. Según el expediente de la justicia federal, como titulares de la firma que había vendido ese Cessna, aparecen los nombres de Vidal Bada Vázquez y María Cecilia Roncero. La aeronave, antes de aparecer en ese campo entrerriano con la cocaína, permaneció registrada unos años en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires.

Nombres que sobrevuelan la investigación

Bada Vázquez es la cara visible de La Coincidencia, un emprendimiento ganadero de rápido desarrollo en el último tiempo en la localidad bonaerense de 9 de Julio, después de haberse desvinculado de la firma láctea familiar, con la que sigue su hermana Alejandra. Respecto de Roncero, en el marco de la causa los investigadores encontraron un dato: ella y Claudio “Lechuga” Cicarelli, el empresario que le prestó a José Luis Espert en 2019 una camioneta blindada Jeep Cherokee a la que balearon cuando iba a hacer una entrevista, son socios en la empresa “Eco Friendly”, que hace varios años intenta quedarse con la explotación de la mina de oro Andacollo, en Neuquén.

Cicarelli también fue noticia en estos días de tanto vértigo por su vínculo afectivo con Lorena Villaverde, la diputada nacional por Neuquén de La Libertad Avanza a la que su par Martín Soria denunció por una detención con casi medio kilo de cocaína en Estados Unidos hace varios años. El empresario además es primo de Fred Machado, el hombre que goza del beneficio del arresto domiciliario en una mansión de Viedma que en pocas horas podría ser extraditado por la justicia de Texas, donde ya está presa su socia. En el video del jueves pasado en el que Espert admitió haber recibido un pago por 200 mil dólares “como adelanto por una consultoría”, los fondos habrían salido de “Minas del Pueblo S.A.”, una firma que para la justicia norteamericana es parte del entramado que mezcla narco y lavado de dinero.

Volviendo a la trama de la avioneta que aterrizó en Entre Ríos, el 18 de septiembre hubo nuevas detenciones que llevó adelante la Gendarmería y fueron en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires. En un galpón se encontraron enterrados 22 kilos de cocaína. Ese día, en el marco del mismo operativo, se hallaron otros 30 kilos de la misma sustancia en un domicilio de CABA, cerca del Congreso Nacional. Un investigador que dialogó con este cronista este domingo apuntó: “Cuando Alvarado quiso escapar de la prisión en Ezeiza, el helicóptero que lo iba a sacar de la cárcel tenía previsto aterrizar en General Rodríguez”. Un dato inquietante, o quizás una simple coincidencia.





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