El acuerdo nuclear con Irán llega a su fin



Irán declaró este sábado que ya no está sujeto a las restricciones de su programa nuclear impuestas por el acuerdo internacional firmado hace una década con las potencias mundiales, cuyo plazo de vigencia expiró oficialmente. Aunque Teherán insiste en que mantiene su compromiso con la diplomacia, el pacto que buscó contener sus ambiciones atómicas está, en los hechos, muerto.

El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), firmado en 2015 en Viena entre Irán y Alemania, China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, fue diseñado para limitar el programa nuclear iraní a fines estrictamente civiles, a cambio del levantamiento de sanciones que asfixiaban su economía.

«Todas las disposiciones (del acuerdo), incluidas las restricciones previstas para el programa nuclear iraní y los mecanismos relacionados, se consideran terminadas», declaró el ministerio de Relaciones Exteriores iraní en un comunicado publicado con motivo de la expiración del pacto.

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Ratificado por la ONU a través de la resolución 2231, el acuerdo estableció una duración de diez años, hasta el 18 de octubre de 2025. Pero su agonía comenzó mucho antes: en 2018, el entonces presidente estadounidense Donald Trump retiró unilateralmente a su país del pacto y restableció sanciones. En respuesta, Teherán comenzó a incumplir gradualmente los límites de enriquecimiento de uranio fijados en 3,67%.

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Hoy, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán enriquece uranio al 60%, un nivel cercano al umbral del 90% necesario para fabricar una bomba nuclear, aunque insiste en que su programa no tiene fines militares.

Irán suspendió su cooperación con los inspectores del OIEA tras la guerra de 12 días en junio con Israel, durante la cual el ejército israelí bombardeó numerosos objetivos vinculados al programa nuclear y balístico iraní, lo que marcó el fin de cualquier intento de control internacional sobre su programa atómico. Cabe señalar, que a la campaña de Israel, se le se sumó Estados Unidos, que el 22 de junio atacó las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán.

Poco después, Reino Unido, Francia y Alemania (el grupo E3) activaron el mecanismo de “snapback” para restablecer las sanciones de la ONU, argumentando que Irán había acumulado reservas de uranio “más de 40 veces superiores” al límite permitido por el acuerdo.

Diplomacia en punto muerto

Pese al fin del pacto, la cancillería iraní afirmó que el país “sigue firmemente comprometido con la diplomacia”, aunque sus interlocutores europeos dudan de esa voluntad. Los países del E3 expresaron la semana pasada su intención de reanudar negociaciones para “alcanzar un acuerdo global, duradero y verificable que garantice que Irán nunca adquiera armas nucleares”.

Teherán respondió con escepticismo. El canciller Abás Araqhchi cuestionó la propuesta al asegurar que “un acuerdo global es el resultado de negociaciones globales, y nunca hemos tenido tales negociaciones”.

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Mientras tanto, el presidente Donald Trump, que busca reposicionarse internacionalmente, declaró que desea un nuevo “acuerdo de paz” con Irán. Pero desde Teherán respondieron con dureza: “¿Qué crédito se le puede dar a la rama de olivo tendida por la misma mano que participó en el bombardeo de Irán?”, replicó Araqhchi en referencia a la guerra de junio.

¿Qué se puede esperar ahora?

Para los analistas, el fin formal del JCPOA podría abrir una nueva etapa, aunque plagada de incertidumbre.
El experto Ali Vaez, del International Crisis Group, sostuvo que “es bueno que el JCPOA haya muerto; por fin ambas partes pueden pasar página y proponer nuevas ideas”.

Por su parte, Kelsey Davenport, de la Asociación para el Control de Armas, señaló que el colapso del pacto “podría permitir explorar soluciones creativas a la crisis nuclear iraní”, aunque advirtió que “la diplomacia sigue siendo la única opción viable” y que “los bombardeos de junio mostraron sus límites”.

Sin embargo, la falta de diálogo directo entre Washington y Teherán y la ausencia del OIEA sobre el terreno alimentan el riesgo de una nueva escalada en Medio Oriente, en un contexto donde Irán parece decidido a reforzar su posición regional y los aliados occidentales buscan evitar un nuevo foco de conflicto global.

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