El 17 de octubre y el peronismo en la literatura



Sin lugar a dudas, el peronismo es una de las corrientes más importantes de la vida política de nuestro país desde su surgimiento hacia mediados del siglo XX hasta el presente. La literatura argentina, que ha abordado a lo largo del tiempo los distintos fenómenos relevantes ocurridos en nuestra nación, no podía mantenerse ajena a tan destacada corriente.

En efecto, desde distintas y a veces contradictorias perspectivas, muchas son las obras que han abordado el peronismo, centrándose usualmente en dos momentos significativos dentro de su historia. Por una parte, el llamado “primer peronismo” (1945-1955) y, por otra parte, el peronismo de los años setenta. En esta nota, recordamos algunas narraciones pertenecientes a cada uno de estos dos momentos, en general no abordando los textos más citados.

En cuanto al primer peronismo, hay clásicas obras como la novela El incendio y las vísperas, de Beatriz Guido, o el cuento El simulacro, de Jorge Luis Borges. O también, entre los numerosos textos referidos a Eva Perón, el cuento Esa mujer, de Rodolfo Walsh, o la novela Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez. Sin embargo, aquí preferimos referirnos a dos cuentos no tan conocidos.

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El primero de estos es El héroe, de Miguel Briante, relato incluido en Las hamacas voladoras (1964), donde aborda el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955. Para ubicar lo relatado, recordemos brevemente los hechos históricos referidos. El 11 de junio de 1955 se había producido una gran movilización opositora al gobierno del general Perón en ocasión de la procesión de Corpus Christi. Pocos días después, el 16 de junio, sectores de las Fuerzas Armadas contrarios al gobierno planearon matar al presidente Perón. En esa fecha, aviones pertenecientes a la Aviación Naval y también a la Fuerza Aérea iniciaron un ataque contra la Casa Rosada y otros objetivos, que dejó un saldo de no menos de 300 muertos y muchos más heridos.

En El héroe, Briante narra los acontecimientos desde la óptica de uno de los pilotos pertenecientes a la Fuerza Aérea que participaron en la acción comentada. El relato se desarrolla en dos diferentes temporalidades que no están separadas, sino que continuamente se mezclan en un ir y venir entre ellas. Así, por un lado, está el presente de la narración, que ocurre con posterioridad al ataque estando ya retirado el piloto y, por otro lado, está lo sucedido en el día del bombardeo. En cuanto a lo ocurrido el 16 de junio, los hechos se relatan de menor a mayor, es decir, la tensión va creciendo de a poco, alcanzando su pico máximo hacia el final del texto.

El otro cuento, aún mucho menos citado (posiblemente por lo controversial de la temática abordada), es Un solo cuerpo mudo, de David Viñas, incluido en Las malas costumbres (1963). Como el relato versa sobre la tortura durante el “primer peronismo”, aquí también conviene recordar algunos datos. Es sabido que durante esa época existió una “sección especial” de la Policía Federal donde se realizaban torturas a opositores de diverso tipo. Al respecto, en Argentina.

Un siglo de violencia política, Marcelo Larraquy comenta que esa división era la Sección Especial de Investigaciones que fue dirigida por el comisario Cipriano Lombilla. Esta repartición estaba ubicada en un edificio anexo a la comisaría 8ª, en Urquiza al 500, frente al hospital Ramos Mejía. En la práctica era un organismo autónomo de la Policía Federal pues respondía directamente a la Dirección de Informaciones Políticas, la cual tenía su despacho en la propia Casa Rosada.

En el cuento de Viñas, la trama gira alrededor de dos policías, Ferreyra y Romano, que torturan a un supuesto detenido político, del cual no se da su nombre y solo se señala como lo nombran los policías (“comunista” o “bolche”). Al principio, sin golpearlo, Ferreyra trata de que le diga lo que quieren saber.

Sin embargo, con el transcurrir del tiempo y ante el silencio del interrogado, los policías pierden la paciencia y el primero que le pega es Romano: “Con el primer cachetazo la cabeza de ese hombre se empezó a tambalear. Fue un golpe como si le hubiera dado con una madera”. Luego hace lo propio Ferreyra y se van turnando entre ellos hasta que el hombre se cae de la sillay queda como desmayado, teniendo el relato un final inesperado.

Por otra parte, en lo relativo al peronismo de los años setenta, dos fenómenos se destacan: las luchas internas dentro del peronismo y los avatares de la organización armada Montoneros. En cuanto al primero de los aspectos, ya que tuvo una versión cinematográfica, quizás el texto más conocido sea la novela No habrá más penas ni olvidos, de Osvaldo Soriano. Aquí abordaremos una novela no tan difundida, Los reventados (1974), de Jorge Asís.

Dado que esta novela ubica la acción en un día muy especial, el 20 de junio de 1973, también en esta ocasión conviene recordar brevemente la situación histórica.

Dentro del movimiento peronista existían sectores fuertemente enfrentados que recurrían a la violencia para dirimir sus diferencias. Por una parte, estaban los sectores de derecha (CdeO, CNU y JSP) y, por otra parte, estaban los sectores de izquierda (FAR y Montoneros).Ese 20 de junio estaba programada la vuelta definitiva de Perón al país, decidiéndose que el expresidente se dirigiría a la multitud desde un palco montado a la altura del “Puente 12”, en la autopista Ricchieri. Los grupos de derecha dominaban el palco, pero los grupos de izquierda pretendían acercarse al mismo, lo cual terminó enun violento tiroteo entre ambas fracciones, produciéndose numerosos muertos y heridos.

En cuanto a la novela de Asís, aunque los sucesos de ese día tuvieron características verdaderamente dramáticas, el autor los aborda desde un punto de vista especial. Si bien los fundamentales actores de ese día (los grupos de la derecha y la izquierda peronista) aparecen en la obra, en esta no se hace foco en ellos, sino en un conjunto de personajes propios de la “picaresca”. El interés de estos “picaros” es simplemente vender a la esperable multitud unos posters y diplomas que han confeccionado con la imagen de Perón y obtener así una buena suma de dinero.

No les interesa en absoluto el clima político que envuelve a la multitud y son indiferentes a las fracciones internas del peronismo, pues intentan venderles esos posters tanto a los de derecha como a los de izquierda. El enfoque elegido por el autor ofrece así una versión de lo sucedido en un día relevante de la historia política argentina desde una particular y distanciada perspectiva.

El otro fenómeno relevante relacionado con el peronismo de los años setenta es el papel de la organización armada Montoneros, la cual había alcanzado un considerable crecimiento. En este caso, nos referiremos a dos conocidas novelas, pues privilegiamos que abordan a tal organización desde ángulos muy diferentes. Una de ellas es La aventura de los bustos de Eva (2004), de Carlos Gamerro.

La trama de esta gira en torno a Ernesto Marroné, jefe de compras de una importante compañía cuyo dueño había sido secuestrado por la nombrada organización armada, la que exigía que para su liberación fuesen colocados bustos de Eva Perón en cada una de las oficinas de la empresa. Conseguir esos bustos es la tarea encomendada al protagonista y las peripecias para conseguirlos es lo relatado en diferentes capítulos. El autor elige así una mirada paródica combinando aspectos ridículos y absurdos con un trasfondo de reflexión sobre una dolorosa época.

Por otra parte, también referida a Montoneros es la novela La casa de los conejos (2007), de Laura Alcoba, quien basada en su propia experiencia enfoca a la organización desde la mirada de una niña de unos siete años hija de militantes montoneros. Esta situación hace que la protagonista tenga una niñez con características muy singulares, como por ejemplo puede verse cuando ella reflexiona sobre las precauciones a tomar: “Es necesario, porque ciertas personas se volvieron muy peligrosas: son los comandos de la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina, que “levantan” a los militantes como papá y mamá y los matan o los hacen desaparecer”.

En suma, desde su irrupción en la vida política argentina hace ya 80 años, el peronismo ha tenido un variado y tumultuoso recorrido, en el cual la violencia ha estado muchas veces presente. La literatura argentina, en numerosas obras y desde diversas perspectivas, ha tratado de dar cuenta de distintos momentos de esa historia. El puñado de narraciones aquí comentadas es solo una muestra de esos múltiples intentos.

* Licenciado en Letras (UBA), doctor en Ciencias Sociales (UBA)





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